Hallan tres nuevas cabezas de carnero en la Avenida de las Esfinges de la antigua ciudad egipcia de Tebas
Mustafa Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, ha afirmado Al Monitor que una de ellas pertenece al rey Amenhotep III, abuelo de Tutankamón
La ciudad egipcia de Luxor está inmersa en las labores de restauración de el Templo de Karnak , el más grande del país y considerado uno de los lugares de culto más ricos de la antigüedad. Los trabajos se han centrado especialmente en la Avenida de las Esfinges por las que, sin coronavirus mediante, pasan millones de turistas al año.
Con una longitud de 2.700 metros , la vía custodiada por esfinges enlaza los templos de Karnak y Luxor, por donde transitaba la peregrinación anual del dios Amon-Ra en tiempos del antiguo Egipto. Aquí destacan sobremanera las estatuas de carneros , que representaban a Amón, uno de los grandes dioses del Imperio Nuevo, símbolo del poder creador.
La misión arqueológica que trabajaba en el proyecto de excavación en la puerta construida por Ptolomeo III, descendiente de uno de los generales de Alejandro Magno que gobernó Egipto entre el 305 a. C. y el 30 a. C., ha descubierto tres enormes cabezas de carnero , una de las cuales tenía una cobra en la cabeza.
No han datado todavía las piezas, pero Mustafa Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, ha afirmado en el medio Al Monitor que una de ellas pertenece al rey Amenhotep III , abuelo de Tutankamón y reinó entre 1390 y 1352 a. C.
Waziri también ha apuntado en un comunicado que, una vez finalizadas las obras de restauración, las cabezas se instalarán en los cuerpos de las estatuas a lo largo de la Avenida, cuya inauguración está prevista para el mes que viene.
En el Templo de Karnak, que comenzó a construirse bajo el mandato de Intef II, rey de la dinastía XI, tiene lugar la celebración del solsticio de invierno , del 21 al 23 de diciembre. El Sol ilumina de manera perpendicular el santuario dedicado a Amón-Ra y se posa entre las dos torres de la entrada al templo, lo que demuestra los profundos conocimientos de astronomía de los antiguos egipcios controlaban, que construían sus monumentos en función del calendario y lo celeste.
