Garbo, el espía español que engañó a Hitler en el Desembarco de Normandía

Al servicio de la inteligencia británica, hizo creer a los alemanes que el desembarco se iba a producir en Calais. La Abwehr tenía una fe ciega en sus informes. Desapareció al final de la guerra y vivió de forma anónima en Venezuela hasta su muerte en 1988

Pedro García Cuartango

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Juan Pujol García , nacido en Barcelona en 1914, es el único espía que logró ser condecorado con la Cruz de Hierro y la Orden del Imperio Británico. Su paradero fue un misterio durante décadas tras el final de la II Guerra Mundial . Muchos le daban por muerto y pocos conocían su historia. Pero Pujol, bautizado como Garbo por la inteligencia británica, jugo un papel determinante en engañar a Hitler , que tenía una fe ciega en sus informes.

Su momento más glorioso llegó en 1944 cuando los aliados planeaban el desembarco en Normandía , conocido como la Operación Fortitude. Garbo convenció a la Abwehr de que la invasión se iba a realizar en el estrecho de Calais, a 250 kilómetros del lugar donde se produjo. Cuando los primeros soldados arribaron a las playas, Hitler tardó en reaccionar porque estaba convencido de que era una maniobra de distracción, confiando en la palabra del espía español .

La vida de Pujol es tan rocambolesca que parece pura ficción. Había nacido en el seno de una familia acomodada y sentía una fuerte aversión hacia el fascismo y el comunismo. Ello le llevó a ofrecer sus servicios a la Embajada Británica en Madrid a finales de 1940. Fue rechazado de forma abrupta.

Su siguiente paso fue contactar con un oficial de la Abwehr, que le reclutó como agente nazi . Le pusieron a prueba con pequeños trabajos que realizó a satisfacción. Ganada la confianza de los alemanes, Pujol viajó a Lisboa para ofrecerse de nuevo a los británicos , que vieron en esta ocasión que les podía ser muy útil.

Garbo enviaba a la Abwehr desde Portugal informes sobre movimientos de la Marina Mercante inglesa y otros cotilleos que extraía del cine y la prensa , fingiendo que se hallaba en Londres. En la primavera de 1942, los británicos le llevaron a la capital para instruirle y montar una cobertura creíble.

Siguiendo las instrucciones de la inteligencia británica, Garbo hizo creer a los alemanes que controlaba una red de una veintena de espías , repartidos por todo el país. Para reforzar su credibilidad, se publicó una esquela de uno de esos falsos personajes, lo que disipó las dudas de la Abwher, que le pagaba espléndidamente.

Garbo informaba de movimientos de tropas, de la localización de objetivos militares y de los efectos de los bombardeos. Mezclaba información verdadera con falsa para despistar.

Cuando acabó la guerra en 1945, Pujol optó por desaparecer de la escena, ya que temía que los nazis se iban a vengar de su traición . Viajó a Angola y fingió su muerte a causa de una malaria. Cruzó el Atlántico para establecerse en Choroní (Venezuela), donde invirtió en un cine y una librería, negocios que fracasaron.

Su familia española creía que estaba muerto, por lo que quedó sorprendida cuando Garbo volvió a Barcelona a comienzos de los años 80 para ver a sus dos hijos . Fue entonces cuando les informó de que se había vuelto a casar en Venezuela y que tenían tres hermanastros. Por esa época viajó a Inglaterra, donde fue recibido por el Duque de Edimburgo y tratado como un héroe nacional . Ello reavivó el interés de historiadores que empezaron a popularizar su figura. Pujol murió en Caracas en 1988 y está enterrado en Choroní. Allí hay una lápida que le recuerda.

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