Este sí es Billy el Niño

Hallan una fotografía auténtica del legendario forajido

La imagen fue tomada tres años antes de su cuestionada muerte

MADRID Actualizado: Guardar
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¿Señalaba al croquet el joven que levanta el dedo en la fotografía o quería que quedara constancia de quién era el jefe? A su izquierda, apoyado sobre el palo, era el mismísimo Billy el Niño quien miraba a la cámara, según han autentificado los especialistas que han analizado hasta el último detalle de esta imagen hasta ahora inédita.

Randy y Linda Guijarro la compraron en 2010 en una tienda de objetos de segunda mano de Fresno (California). Pagaron dos dólares por una fotografía cuyo valor alcanza hoy los 5 millones de dólares. En ella se ve a Billy el Niño jugando al croquet a finales del verano de 1878 en Nuevo México junto a familiares, amigos y miembros de su banda, los Reguladores, con los que participó en la sangrienta guerra del Condado de Lincoln.

La única fotografía que se conocía del legendario pistolero era un ferrotipo -una rudimentaria técnica fotográfica que utilizaba placas de metal- captado en Fort Sumner (Nuevo México) en 1880. En la placa, que fue vendida en 2011 por 2,3 millones de dólares (1,6 millones de euros), el famoso forajido mira a la cámara de pie, apoyado en su winchester de repetición.

En esta segunda imagen, de 10 x 13 cm, Billy el Niño también aparece de pie, aunque apoyado sobre el palo de croquet, con un sombrero negro que se asemeja al que llevaba Abraham Lincoln.

La firma Kagin's ha tardado un año en autentificar la imagen. «Cuando vi la foto por primera vez, era muy escéptico. Una foto original de Billy el Niño es el Grial de los objetos recuerdo de la conquista del Oeste», confesó el numismático jefe de Kagin's, David McCarthy. Los investigadores han concluido, sin embargo, que la imagen es auténtica y han llegado a determinar el lugar exacto del condado de Chaves en que fue hecha. El canal National Geographic emitirá el 18 de octubre un documental, narrado por Kevin Costner, con las pesquisas llevadas a cabo.

El dueño de la compañía, Donald Kagin's, señaló a la BBC que la fotografía no será subastada sino que será vendida directamente a los compradores interesados. «La importancia histórica de una fotografía de Billy el Niño junto a conocidos miembros de su pandilla y prominentes ciudadanos del condado de Lincoln es incalculable. Es quizá la pieza más convincente del Oeste americano que hemos visto», declaró Kagin.

Henry McCarty, como en realidad se llamaba este fuera de la ley que utilizó a lo largo de su vida otros nombres como Henry Antrim y William H. Bonney, fue capturado dos años después de que fuera captada esta placa y condenado a la horca. Logró huir en abril de 1881 tras matar a sus dos guardianes, pero tres meses después de su fuga, el sheriff Pat Garrett y sus ayudantes lo cercaron en las afueras de Fort Sumner. «¿Quién es? ¿quién es?», fueron sus últimas palabras, pronunciadas en español, al verse sorprendido. Billy el Niño cayó bajo las balas de Garrett el 14 de julio de 1881 y fue enterrado en Fort Sumner. Tenía apenas 21 años.

Así acabó la fulgurante carrera de este forajido que en su corta vida se dijo que mató a 21 personas, una por cada año de su vida, aunque algunas investigaciones recortan la cifra a siete asesinatos, entre ellos el del sheriff Brady de Lincoln, y otras dos muertes en defensa propia.

Dudas sobre su verdadera muerte

«El Niño cayó muerto. No dijo nada más», escribió Pat Garrett en su libro de memorias en 1882 con el que intentó ya entonces disipar los rumores que existían sobre la muerte del forajido. Algunos apuntaban a que la figura recortada en la oscuridad en la puerta a la que disparó el sheriff dos veces por la espalda era otro Billy, Billy Barlow.

Las dudas sobre la muerte de Billy el Niño se acrecentaron cuando en 1948 William Henry Roberts, un anciano de 90 años aunque con apariencia más joven, se presentó en Nuevo México asegurando ser el auténtico Billy el Niño y reclamando el perdón que había pactado con el gobernador Lew Wallace en 1879 a cambio de testificar por un asesinato que había presenciado. La polémica estaba servida. Roberts, que pasó por pruebas y entrevistas que no fueron concluyentes, falleció en Texas en 1950 antes de que su reclamación fuera revisada.

En mayo de 2003 se abrió una investigación en Nuevo México para aclarar mediante análisis de ADN si el célebre bandido murió de viejo y no casi setenta años antes. Pero la tumba de Billy el Niño en Fort Sumner se perdió en las inundaciones que sufrió el cementerio. Sin sus restos, la odisea se presentaba compleja. Un juez se negó a exhumar el cuerpo de la madre del forajido y los políticos locales se resistieron a desenterrar a Roberts.

En 2010 el gobernador de Nuevo México Bill Richardson descartó indultar póstumamente a Billy el Niño. Por segunda vez, el forajido se quedó a las puertas del perdón. La investigación estatal suscitó de nuevo interrogantes sobre cómo, cuándo y dónde murió este proscrito.

El pasado julio, el historiador Robert Stahl, profesor de la Universidad Estatal de Arizona retirado, anunció que iba a presentar una demanda ante la corte suprema de Nuevo México exigiendo el fin de las especulaciones sobre la muerte de Billy el Niño y un certificado oficial de su fallecimiento, según recogió The Washington Post. «Ya es suficiente», Stahl escribió en febrero en una petición a un tribunal inferior.

Stahl recoge en su petición el informe de un médico forense del jurado, testimonios, artículos de prensa de la época, y una montaña de evidencias que apoyarían la versión oficial de que Pat Garrett mató a Billy el Niño. Pero sin los restos enterrados en 1881, ni una fotografía de su cadáver, ¿disipará un certificado oficial las dudas?

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