España ya no es tan pirata: caen las descargas ilegales un 12% desde 2015

CEDRO acaba de conseguir cerrar 23 grupos de Facebook, con un millón de usuarios, en los que se compartían miles de títulos de libros científico-técnicos, de literatura y religiosos sin contar con la autorización de sus titulares de derechos

Javier Villuendas

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En un discreto y cómodo reenvío de WhatsApp llegó a nuestras manos, sin pretenderlo, el nuevo libro de Pedro Sánchez, «Manual de resistencia», en un acto quizá de justicia poética, pero que viene a ejemplificar las múltiples opciones para piratear actuales. A pesar de todo, estamos de enhorabuena, porque esta práctica, aunque tiene más cauces para la ilegalidad que nunca, va menguando, en parte por las leyes que la combaten, en parte porque proliferan las alternativas legales. En España, desde 2015 han descendido las descargas ilícitas un 12% . Y en 2018, respecto al año anterior, han caído un 3%, según el informe del Observatorio de la Piratería y Hábitos de Consumo de Contenidos Digitales, presentado hoy.

Por bajar las cifras a lo concreto, el año pasado el perjuicio económico alcanzó los 1.923 millones . Así, las arcas públicas dejaron de recibir 638 millones de euros y, esto es importante, se podrían haber creado sin ese hurto más de 130.000 puestos de trabajo directos e indirectos. ¿En qué? En la industria de la música (-536 millones de ingresos), del cine (-471 millones de euros ingresos), de los videojuegos (-265 millones de ingresos), de los libros (-215 millones de ingresos), de las series (-167 millones de ingresos), de la prensa (-247 millones de ingresos), del fútbol (-269 millones de ingresos) y hasta en el nicho de las partituras (-18 millones de ingresos).

Una de los motivos más llamativos que argumentan los españoles para piratear es que no saben distinguir entre las plataformas que son legales de las que no. Eso dice un 52%, que se reconocería culpable de un delito que dice, a la vez, no saber si ha cometido. Más allá de de esta curiosidad, el siguiente motivo por el que se consume material ilegal, en igual porcentaje, es que el acceso a estos contenidos es rápido y sencillo. Y otro más: la ausencia de consecuencias legales, que anima a tres de cada diez internautas a optar por la vía ilegal (y gratuita). Pero con este nuevo dato tan positivo, ¿significa entonces que los Filmin , Netflix o Spotify se empiezan a percibir como igual de cómodos y hasta económicos?

La oferta legal

«Por supuesto. Que la oferta legal haya podido establecerse es fundamental», explica Carlota Navarrete , directora general de la Coalición de Creadores . Pero matiza: «No hay una causa única para la bajada. Son las reformas, esta oferta legal y la concienciación. Observamos que el consumidor y el legislador han cobrado conciencia sobre esto y de manera unánime. ¡Parece increíble ver las diferencias que podía haber en 2010!». Recordemos a Álex de la Iglesia dimitiendo en la Academia de Cine por la aprobación de una descafeinada «Ley Sinde» y el enfrentamiento entre creadores e internautas…

Y es que España, tradicionalmente, se veía como uno de los países piratas por antonomasia, pero esto parece estar cambiando. Para empezar, ya no estamos en la ignominiosa «Watch List», elaborada por el Gobierno norteamericano, que llegaba a desaconsejar las inversiones en nuestro país en el sector cultural por las escasas posibilidades de retorno. Desde 2015, por allí que no se nos busque. Y eso es por un in crescendo en la regulación de este sector, que la institución que ha elaborado este informe considera capital. «Las medidas que se han adoptado a nivel legislativo han mejorado esto desde 2015, y estamos muy esperanzados en la reforma de marzo de este año sobre la propiedad intelectual, que fue respaldada de forma unánime, casi fue un pacto de Estado, para saltar a un modelo exitoso», comenta Navarrete.

Pero no lancemos las campanas al vuelo, porque todavía hay fallas en nuestro sistema y seguimos ahí bien situados entre los países de la bandera negra de la calavera. Uno de los nuevos frentes de batalla son las redes sociales, donde cada vez se piratea más: el porcentaje de usuarios que confiesa haberlas usado así ha ascendido del 10%, en 2017, al 21%, el año pasado. «La piratería ha cambiado mucho. Ya no se accede solo a través de buscadores. Las aplicaciones móviles han despuntado y son una fuente de acceso a páginas ilegales. También Facebook , YouTube y WhatsApp están creciendo en este sentido», admite la experta.

El otro inconveniente es el tiempo o, mejor dicho, la lentitud, la falta de velocidad en las reacciones legales. Nada nuevo. «En Italia, desde 2014, se han bloqueado 840 webs de acceso ilegal y, nosotros en ese mismo periodo solo 24. Y no es por la legislación, es por la forma de aplicarla, que ha sido muy lenta. En 2015 alertábamos de que lo que las normas recogen que debería ejecutarse en 45 días estaba tardando 800. Ahora, se ha reducido a 200. Y en Italia son solo 20», subraya la responsable de la Coalición de Creadores. De hecho, y he aquí una muestra de estos ritmos parsimoniosos, ahora se está realizando el juicio a los fundadores de SeriesYonkis , a los que piden una indemnización de 550 millones. Fueron los mayores camellos de contenidos ilegales... hasta 2014.

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