Imagen de la Cámara de ámbar
Imagen de la Cámara de ámbar - ABC

La Cámara de Ámbar podría esconderse detrás de un muro secreto en un castillo checo

Un cazatesoros afirma que se encuentra emparedada desde 1945, pero las autoridades checas no dan permiso para derribarlo

CORRESPONSAL EN BERLÍN Actualizado: Guardar
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En enero de 1945, con las tropas del Ejército Rojo avanzando sobre Prusia Oriental, las autoridades nazis dieron orden de evacuar los tesoros artísticos del palacio de Königsberg hacia el oeste. Cuadros, esculturas y cerámicas fueron trasladados por tierra y por mar a lugar seguro, pero los especialistas dudaron sobre cómo desmantelar la Cámara de Ámbar, conocida por muchos como la octava maravilla del mundo y elaborada originalmente entre 1701 y 1707 por artesanos alemanes y daneses que emplearon 6 toneladas de ámbar, más valioso que el oro.

En medio de la desbandada general, no hubo ocasión de corroborar el cumplimiento de las órdenes y a principios de abril, cuando los mandos del ejército soviéticos recibieron a su vez la orden de hacerse con el preciado botín, no hallaron rastro de ella.

Un ex funcionario de los servicios secretos alemanes, que comenzó a buscarla todavía trabajando para el BND y que ha continuado esa labor por su cuenta tras la jubilación, afirma ahora haberla localizado en el castillo de Frieland, en la República Checa y a 250 kilómetros de Berlín.

«Conseguimos entrevistarnos con una vieja cocinera del castillo, que había servido allí en 1945 y que recordaba la llegada ese año de varios camiones de las SS que aparcaron en el patio de armas», relata Erich Stenz, que ahora tiene 69 años y que cree haber culminado la búsqueda de su vida. A partir de esa prueba centró la investigación en el castillo de estilo gótico temprano, en cuyos planos originales encontró varias irregularidades.

La cocinera testigo falleció en 2013, tras testificar sobre el trasiego de cajas durante varias noches a espaldas del personal del castillo y en el más estricto secreto. «En la familia el asunto se ha tratado desde finales de la II Guerra Mundial como un secreto, todavía temerosos de las consecuencias que pueda acarrear haber visto o haber sabido algo», dice Stenz, cuya conclusión es que el tesoro e la Cámara de Ámbar viajó desde Berlín hasta el castillo y fue allí ocultada tras un falso muro.

Las autoridades, checas, para su desconsuelo, no han dado el permiso necesario para derribar el muro y confirmar la presencia del tesoro. La actual responsable de la administración de Friedland, Schlossverwalterin Jana Pavlikova, niega que haya «sótanos ocultos» en el edificio y considera «descabellada» la idea de que la Cámara de Ámbar, Bernsteinzimmer según su denominación en alemán, se oculte tras los muros del castillo.

Stenz, sin embargo, no se da por vencido y esgrime la decodificación de una antigua leyenda que durante décadas han estudiado los cazadores de tesoros, ligada a una partitura del compositor y organista Gottfried Federlein. Se trata de la obra titulada «Marsch Impromptu», de 1876, en cuya partitura escribió un mensaje supuestamente cifrado el secretario privado de Hitler, Martin Bormann. La partitura desapareció tras el final de la guerra y fue descubierta en 2012.

La teoría de Stenz y su equipo es que Bormann eligió deliberadamente al compositor americano por su nombre de pila, que alude a Dios (Gott) y al nombre del castillo (Fried-land). La línea de texto de la anotación, «Wo Matthias Die Saiten Streichelt», es considerada por los investigadores como una clara indicación de que el escondite se encuentra bajo la biblioteca en la que el antiguo propietario del castillo, el general Matthiar Gallas (1584-1647) pasaba las páginas de sus libros. Exactamente en esa ubicación, según los planos originales del castillo, hay un vano, un espacio vacío en el que el tesoro habría sido emparedado.

La reconstrucción moderna, en el Palacio ruso de Catalina
La reconstrucción moderna, en el Palacio ruso de Catalina - ABC

La mayoría de historiadores coinciden en que es posible que la Cámara de Ámbar fuera trasladada hasta el oeste de Königsberg por Erich Koch, gobernador de varios territorios ocupados por las tropas de Hitler. Posteriormente, la pieza llegó a ser buscada por la Stasi y por numerosos historiadores del arte. Un reconocido cazador de tesoros, Karl-Heinz Kleine, afirmó el año pasado haber seguido la pista hasta la zona industrial del Ruhr, en el oeste de Alemania, donde cree que fue enterrada en una cámara oculta bajo la ciudad de Wuppertal, pero el proceso de sondeo y excavación es demasiado caro y no ha encontrado financiación para ello desde entonces.

Stenz busca ahora apoyo diplomático para su proyecto, que devolvería a Alemania un gran tesoro de ámbar, oro y gemas, la habitación de 55 metros cuadrados admirada por el zar Pedro I el Grande durante su visita a Berlín y que Federico Guillermo regalaría a Rusia en 1716 para estrechar relaciones diplomáticas.

Pero las autoridades alemanas, al menos por ahora, no parecen muy interesadas en su búsqueda. Cuando ha vuelto a ser necesario propiciar el favor del gobierno ruso, en 2003, un grupo de empresas alemanas encabezadas por la compañía Ruhrgas Ag, del grupo E.ON y para la que trabaja el ex canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, regaló una copia exacta de la Cámara de Ámbar, instalada en el mismo Palacio de Catalina e inaugurada por el mismísimo Vladimir Putin. Y asunto resuelto.

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