El término es utilizado generalmente en zonas marginales
El término es utilizado generalmente en zonas marginales - DE SAN BERNARDO
El origen de los insultos más populares

«En Cádiz dicen julay al sinvergüenza, pero en Navarra llaman así a los gitanos»

Aunque su signficado varía de una región a otra, suele ser una ofensa con grandes cargas de desprecio

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Con permiso del diccionario, más si cabe, en esta ocasión es necesario explicar al lector que el término 'julay' no está registrado. De ahí su entrecomillado. Pero no por ello vamos a renunciar al abanico que ofrece el argot urbano, del que bebe la Real Academia Española para seguir incorporando vocablos en cada nueva edición. Dentro de la lista que abarca cualquier insulto en alusión a la condición sexual del ser humano, dista mucho de ser uno de los apelativos más desagradables. No obstante, el origen de la discordia no emana de la propia palabra como tal, sino del que la sociedad haya normalizado una serie de ofensas en relación a los gustos de cada persona. Con suma cautela, en ABC.es

vamos a indagar en el origen de un apelativo cuya fonética resulta cuanto menos peculiar.

En «El Gran libro de los insultos», publicado por la editorial La Esfera, Pancracio Celdrán recopila las diferentes acepciones: «Primo, pringa(d)o, julandras involucrado en asuntos turbios sin su consentimiento o conocimiento pleno. Imbécil que carga con culpas por fiarse en exceso de quien no debe; que se 'come marrones' ajenos y pecha culpas sin motivo. También se dice del homosexual pasivo, maricón paciente o puto, sobre todo en la forma 'julandrón', probable aumentativo de julay. Es insulto que a ofensa une desprecio grande, utilizado generalmente en medios marginales».

Resulta curioso observar la gran variedad de protagonistas a los que nuestro insulto hace alusión en función de la región española donde se pronuncie. «En La Rioja dicen juliparda al mozo taimado, granuja, pillo; en Cádiz llaman julay o julandrón al sinvergüenza y pícaro, mientras que en puntos de la Ribera de Navarra llaman julais a los gitanos, seguramente porque era palabra frecuente en la boca de esas criaturas», explica el autor.

Indagando en el origen etimológico de la palabra encontramos varias posibilidades muy dispares entre sí: «puede ser voz gitana: julay = amo, mesonero, aunque su valor semántico no se aviene con el significado real del término caló, si bien hay que tener en mente la reputación y mala prensa de quienes regentaban esos establecimientos», resume Celdrán, al tiempo que ofrece una segunda versión relacionada con otro insulto ya analizado anteriormente: «no es descartable, como decíamos, su derivación del vocablo antiguo julo con cierta sexualización del sentido: fulano que es montado por detrás, arbitrariedad ocasionada por la fuerza de la rima en '-ulo'.».

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