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La oveja negra: Martínez Ares, la subversión política y moral
La comparsa se desata en cuartos con dos pasodobles incómodos en una actuación soberbia
COAC 2024: orden de actuación de los cuartos de final en el Concurso del Falla en Cádiz
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La oveja negra
- Autor Antonio Martínez Ares
Antonio Martínez Ares está desatado. Desde su regreso con 'Los cobardes' tras el viento de trece años, se ha guardado muy pocas. A este cronista le parece a veces que está excesivamente airado. Sin embargo, hay pases como el de hoy en cuartos que le parecen a uno necesarios. Obviaremos, porque ya lo hicimos en la crónica de preliminares, desgranar los matices musicales e interpretativos de esta comparsa, que por otro lado son incalculables.
Fotos: 'La oveja negra' se presenta en el Falla
La comparsa de Antonio Martínez Ares presentó su propuesta para este COAC 2024
Nos centraremos, por tanto, en las letras, que en este pase destacan por la subversión en dos direcciones. Por un lado, la más difícil: la que tiene que ver con la moralidad. En Cádiz se suele usar una expresión muy apropiada para este tipo de fórmulas: dar la vuelta al calcetín. Si hay uno que lo hizo con excelentes resultados, fue Juan Carlos Aragón. Escribir a la contra del pensamiento asentado no suele reportar beneficios, pero evidencia la osadía de un autor comprometido con la trasgresión que no se conforma con lo que a todo el mundo le (en)canta.
La primera letra de pasodoble es, decíamos, incómodo. Con todas las coplas que en la historia del concurso se le habrá cantado a la bondad de una madre, ¿quién iba a atreverse a cantar a «las madres malas»? Martínez Ares cuenta en su repertorio con una letra que habla de un calvario que nunca se verbaliza: la de un hijo que cuida a su madre y solo obtiene de su parte desprecio e insultos. «Ya se ha despertao la bruja, está gritando», arranca la letra.
Fotos: Así fueron los momentos previos a la actuación de 'La Oveja Negra'
LA VOZ se cuela en el local donde la comparsa de Martínez Ares se ha preparado para su actuación en la tercera sesión de preliminares del COAC 2024
La segunda se canta en catalán al 80%. Lo que parecía que iba a ser una crítica a la insolidaridad de los separatistas, y lo acaba siendo —«Que se vayan»—, resulta ser también el mayor responso que se ha hecho en el concurso contra el presidente del gobierno: «Soy rojo, pero no confío en tu palabra», cantan dirigiéndose a Pedro Sánchez. Por esto mismo resulta trasgresor. Porque nadie más, entre los grandes nombres del Carnaval de Cádiz, lo había hecho antes.
La tanda de cuplés se reparte entre una letra borde cuyo pretexto es el mundo de la cocina, que no para de reinventarse, y una en la que vuelve a mostrarse excesivamente colérico. En una de sus conferencias, recuerdo que animaba a los autores a hacer cuplés críticos si no lograban encontrar el chiste puntero. En este caso se ha aplicado el cuento. A la doble moral de un facha que luego llega al sindicato a "mamársela" a Pedro Sánchez. Está desatado.
Martínez Ares: «Sé que Pedro Sánchez no me va a hacer ni puñetero caso, pero ahí lleva el pasodoble con cuplé»
El autor de 'La oveja negra', «contento» con la actuación de su grupo, asegura estar «cansado» de la cuestión territorial catalana y la amnistía: «Hay muchas cosas mucho más importantes en España por solucionar», defiende
De la presentación ya hablamos entonces, aunque nunca sería bastante. Mientras que en preliminares comentamos el desajuste en la entrada de las voces, esta vez la ejecución es perfecta. La letra bombardea al espectador, extasiado ante el despliegue vocal, con abrumadores versos. «Aunque el futuro sea negro y la oscuridad me devore, como soy gaditano por fuera las penas de colores», remata, aunque antes se han pronunciado versos de esta índole: «Siempre voy contracorriente, tengo la lengua afilada», «busco un batallón que quiera unirse conmigo pa' cantarle las cuarenta al enemigo»... El tono combativo predomina a lo largo y ancho del repertorio.
Antonio Martínez Ares: «A veces me siento una oveja negra, esa persona que no encaja en ningún lado»
El autor busca el equilibrio entre lo clásico y la vanguardia, con un tipo que impresiona y un repertorio que incita a la reacción
Como siempre, el popurrí entra mejor con una segunda escucha, aunque apuesto a que el lector de esta crónica ya lo ha escuchado más veces. Además, tampoco sería cierto que lográramos descifrar semejante rosario de matices. El caso es que «sobran borregos y faltan ovejas negras». Y escuchamos también un lamento en clave carnavalera: «Todos pidiendo guerra y vacías las barricadas, ese es mi ganao». Finalmente, escapan «trasquilaos de esta perra vida». Hacia el final, «el pastor ha soltado tras de mí a sus bestias. Se acabó, da comienza mi desobediencia». Y todo eso... y lo que viene.
