COAC 2024

Germán G. Rendón: «De mi generación soy el único que no ha pasado a una final y es algo que ya chirría»

Carnaval de Cádiz

El autor de 'Donde fuimos felices' se muestra muy crítico con el fallo del jurado en un año en el que cree que su comparsa reunía todos los mimbres necesarios para estar en la final

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Germán G. Rendón en 'Donde fuimos felices'. Manuel Fernández
Álvaro Mogollo

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Finalizada la última sesión de las semifinales, llegaba un fallo del jurado que, como siempre, no ha dejado satisfecho a todo el mundo. En comparsas había un ramillete de cinco o seis agrupaciones favoritas en las que estaba 'Donde fuimos felices', que finalmente no se ha metido en la final. Pero la sorpresa era mayor cuando se conocían los puntos, ya que se ha quedado novena con 404,5, sin siquiera alcanzar la puntuación mínima para la clasificación y a 37,46 puntos de la posición de 'La alegría de Cádiz', que se ha quedado en el corte.

Germán García Rendón, autor de la comparsa, se muestra contrariado y expone que evidentemente el fallo no ha caído bien dentro del grupo: «La idea era muy actual, se había sentido mucha gente identificada y creemos que tenía esa parte de romper el tabú de temas como la salud mental y el suicidio en el carnaval. Las sensaciones en el teatro iban in crescendo, así que lo que se respiraba no te llevaba a otro lugar que a ilusionarte».

«De mi generación, llevo siete semifinales, y soy el único al que no le han dado el pase a la final y ya es como que chirría un poco. Se lo han dado a Jona, 'Piru' y 'Tomate', Marta, Cornejo, Manolín Santander, Javi 'El ojo' y Marco Romero o 'Bizcocho' y a nosotros no», expone.

La desazón se hace mayor aún por la posición final y los puntos: «Nos hemos quedado a casi 40 puntos de la zona de corte, eso es un desprecio a la comparsa», dice sin reparo. «Supongo que al jurado le interesan más los temas de temacarnaval, las broncas y ese tipo de historias y no le gustan los temas de actualidad y la originalidad».

En cualquier caso, esta sensación no es nueva para el joven autor: «Nosotros venimos arrastrando puestos muy parejos, sobre todo en años en los que la comparsa transciende. Pero no por ello deja de doler». Que la agrupación no haya alcanzado la puntuación mínima para pasar a la final «no es que sorprenda, es que rechina».

«Muchas veces me preguntan qué le falta a mi comparsa para pasar a la final y creo que esa pregunta no me la tienen que hacer a mí, se la deberían hacer a jurados como el de este año. A lo mejor es que nuestro nivel intelectual es demasiado bajo para el del jurado, supongo que es eso», afirma.

Es pronto para saber si esta decepción puede causar cierto desánimo a la hora de volver al Concurso el año que viene: «Yo tengo ganas de hacer carnaval siempre y así seguirá siendo casi seguro. Sí es verdad que ayer me comentó mi madre que dejara de sacar la comparsa ya y que por favor descansara. Y eso se me clavó en el alma».

Ahora les queda por delante el carnaval de las esquinas, los escenarios, las escaleras y el contacto con la gente, que aunque no disipa el dolor, puede atenuarlo: «Eso de que los premios los da la calle es una frase hecha. Entiendo que te la dicen desde la mejor intención, pero es una falacia. Aunque sí que te puede curar un poco compartir las letras con la gente y si la comparsa trasciende más allá del Concurso, será una buena piedra de toque para volver a ilusionarse otra vez».

Poner la mirada en el futuro no es consuelo: «Hay años como este que aciertas de pleno, la gente acoge la comparsa porque se siente identificada y esos trenes pasan. A lo mejor el año que viene esa idea no se me ocurre, no cuaja y ya no me van a dar lo que no me han dado este año ni sería justo con los que vengan el año que viene».

El apoyo del público ha sido mayor con el paso de los días: «Con esa reacción contaba porque cuando se hacen repertorios profundos, en una primera escucha no se puede captar todo el mensaje, todas las intenciones, todos los versos ni todos los detalles».

«El jurado también tiene mucha parte de culpa de eso, muchas veces se premia la efervescencia, el concurserismo, el aplauso ferviente de algo rápido aunque después la copla no quede. Queda bien en el concurso y a las dos semanas después del carnaval, nadie se acuerda de esa copla. Pero si el jurado eso lo premia, el año que viene tendremos más concurserismo y al otro igual».

Por eso entiende que la responsabilidad del jurado «no es sólo la de puntuar sino la de generar una tendencia hacia un carnaval de calidad y me llama la atención que cada vez se quedan menos coplas de las agrupaciones, algunas muy puntuales. Hay premios premios de los que no te pueden decir ni un verso y eso es sintomático de todo lo que está pasando».

Hablar del propio Concurso en las letras hace que el contexto se pierda en una escucha futura con el paso de los años: «Se convierte en un bucle eterno que a lo mejor es lo que le gusta al jurado. Habrá que acatarlo, pero a mí me parece una visión muy pobre del carnaval. El problema es que funciona un año tras otro».

«Algunas agrupaciones sólo van a hablar de carnaval y empobrecen muchísimo la calidad del Concurso como legado literario y popular. Hay que abarcar muchos temas y en ese sentido no me arrepiento de mi repertorio, no cambiaría ni una coma», expresa en la misma línea.

Su estilo, al que no piensa renunciar, le hace ir contracorriente: «Soy consciente de que cuando eliges un camino que se separa un poco del resto, te puede ir muy bien, que creo que con la afición me ha ido muy bien. Pero oficialmente te puede ir muy mal y eso es lo que nos ha pasado, que nos han inflado a palos».

Llegados a este punto, Germán expresa que ya no piensa callarse respecto a los fallos: «Otros años he sido más recatado, pero ya se acabó. Hay muchas relaciones entre miembros del jurado y otras agrupaciones y eso chirría muchísimo. Cádiz es muy chico y es muy difícil elegir un jurado que no tenga vinculación con las agrupaciones y sólo hay que mirarlo un poco», remata.

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