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Cádiz CF-Villanovense (3-0): Sinfonía en Carranza

Kike afina el violín, Güiza hace sonar la flauta y Salvi los platillos; música deliciosa para amansar al enemigo

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Salvi y Kike, los Zipi y Zape del Cádiz, celebran el gol del extremo.

Kike afinando al violín, Güiza hace sonar la flauta y Salvi los platillos. El tambor suena al ritmo que marca Tomás, contrabajo de Garrido y Hugo con el clarinete. La orquesta suena de maravilla bajo la dirección de Claudio y la hinchada se deleita con la sinfonía de Carranza.

El entrenador exigía mayor implicación a los virtuosos y los jugadores recogían la batuta para que la melodía silenciara a un rival al que le arrebataron la voz. Con un fútbol intenso y repleto de pequeños detalles que engrandecen el juego, los amarillos ofrecen su mejor versión, en la escena de Carranza, para sumar otro triunfo a su casillero.

Una nueva muesca. Este Cádiz CF posee un nivel técnico muy superior al del resto de competidores. Así que si ensaya, si se esfuerza, si curra, ese primer puesto tiene su nombre grabado. Ojalá en plata. Liderados por el 10 y un eterno Güiza, con la potencia de un extramotivado Salvi y la concentración defensiva, desarbolaban a un adversario que se prometía rocoso y no aparecía por la Tacita.

Rabioso, furibundo. Al máximo. El Cádiz CF se lanzaba sin contención al ataque, desbordante por banda, en un inicio fulgurante en busca del gol. El Cádiz CF de Carranza avasalla, se aferra a todo tipo de recursos y con oleadas continuas arrinconaba a un Villanovense que se limitaba a esperar, a aguantar.

Los amarillos abrían dos vías de agua por los costados. Kike lo hacía por la izquierda por calidad, Salvi por la derecha con velocidad. Dos estiletes, sanluqueños de origen, con distintas armas. En la zurda, el 10 se apoyaba en un incomensurable Tomás, que servía el tanto a Machado. El remate de cabeza del granadino se topaba con el cuerpo del meta extremeño.

Insistía e insistía el Cádiz CF. Kike obligaba a Fuentes a realizar una providencial aparición y Salvi desviaba algo su disparo en una excelente acción individual. El cántaro no paraba de ir y venir, y lo estrellaba contra las mallas el propio Salvi, motivadísimo ante su exequipo. El centro de Tomás, otro milimétrico, solo necesitaba de la testa del sanluqueño para que el primero subiera al marcador.

El Cádiz CF gustaba y se gustaba. El fútbol es un estado de ánimo y el de Kike se ha elevado hasta convertirlo en un ‘crack’ de la categoría. Tomaba el timón de la nave tras la salida accidentada de Machado, que pedía el cambio por unas molestias.

Hugo recuperaba su sitio en el césped en lugar del mediapunta, cayendo a la izquierda para actuar a pierna cambiada. La ausencia de Machado convertía a Kike en capitán general. Ordena y manda. El de Sanlúcar agarraba una pelota en mediocampo y originaba la jugada del segundo tanto con un pase largo a Hugo. El centro del gaditano lo controlaba Salvi en el segundo palo, y Mantecón se encargaba de que el esférico volviera a los pies de Hugo. Su calidad hacía el resto. Recorte y disparo ajustadísimo para batir a Fuentes.

El Cádiz CF bordaba el fútbol en media hora, quizás protagonizando los mejores minutos de la temporada. Qué distinto al equipo apático lejos de Carranza. El cuadro gaditano abría el campo, acuchillaba por banda y mataba en el medio. Sin ceder apenas, manteniendo la concentración.

Con el 2-0, el duelo perdía intensidad. Un futbolista del Villanovense abandonaba el césped en camilla y Javi Sánchez, tras enzarzarse en una absurda tangana con Kike y ganarse el ‘cachondeíto’ de Carranza, pedía el cambio por lesión. Así que los últimos diez minutos no servían más que para divertirse con cuestiones extradeportivas.

Tocaba encarar la segunda mitad. Difícil mantener el nivel de la primera, completado casi todo el trabajo. Pero Claudio se niega a aflojar. Y teniendo sobre el césped a jugadores tan ambiciosos como Güiza, que lo ha sido casi todo y quiere seguir jugando al fútbol aunque sea en Segunda B, siempre tendrá motivos para tener enganchado al personal.

El jerezano, a falta de goles, servía una nueva asistencia. Cuando ambos equipos se relajaban tras una falta en mediocampo, el 9 se adelantaba a todos por inteligencia y sacaba rápido para dejar solo a Salvi frente al meta. Con una vaselina ponía un precioso broche a la jugada.

El Cádiz CF decidía no hacer sangre. Prefería no encajar, mantener su portería a cero para ganar confianza en su eslabón más débil, y ni sufría ante un Villanovense que no tiraba a puerta. El taconazo de Kike emulando a Güiza terminaba con lucimiento del portero Fuentes al no atinar Tomás con la portería. El Cádiz CF liquidaba al enemigo por la vía rápida. Poco a poco, apagándose, finalizaba el concierto, la sinfonía amarilla, sin ninguna estridencia. Bella música para tantas miradas.