Coronavirus

El primer caso de coronavirus en Cádiz supera la enfermedad y se ofrece voluntario para frenar al Covid-19

Javier Jiménez Páez, subteniente de la Armada Española, se encuentra plenamente recuperado y espera ayudar al Ejército en la Operación Balmis

«Los marinos lidiamos con el confinamiento toda nuestra vida», expone, tras un mes de aislamiento domiciliario

El subteniente de la Armada, Javier Jiménez Páez, fue el primer caso de Covid-19 en la provincia de Cádiz. Antonio Vázquez

Fran M. Galbarro

Javier Jiménez Paez, subteniente de la Armada Española, fue la primera persona que dio positivo en la provincia de Cádiz. Es el paciente cero en territorio gaditano según el recuento oficial, aunque es muy posible que hubiera otros contagios antes que el suyo a tenor del ritmo al que avanzó el virus.

Este militar de la Base de Rota superó la enfermedad la pasada semana. Una prueba reconoció su negativo en Covid-19 tras un mes de aislamiento domiciliario en El Puerto junto a su mujer y sus dos hijos.

Esta semana se reincorporará al trabajo, donde ya se ha ofrecido voluntario para colaborar en la Operación BALMIS. El marino, natural de San Fernando, espera ayudar al Ejército siempre que sea necesario para frenar la expansión del SARS-CoV2, un virus que ha dejado atrás, aunque duda si para siempre. «No sabemos si soy inmune. Al parecer en España los médicos creen que hay tres cepas y yo estoy inmunizado a una de ellas, la más débil», explica, basándose en las explicaciones de los sanitarios.

El viaje de su mujer y su hija a Italia provocaron el primer contagio en territorio gaditano

El coronavirus le marcará para siempre. Al principio, como a todos, le costó asimilar lo que nos venía encima. «No era muy crédulo con la gravedad del asunto. Fui el primero de la provincia y de los primeros de España... Cuando veía cómo aumentaba la cifra de muertos me daba cuenta de la suerte que he tenido de haber pasado una enfermedad que parecía una gripe suave », desarrolla.

Todo empezó a finales de febrero. Su esposa asistió por motivos laborales a una feria en Milán cuando «apenas se hablaba de esto en Italia» . La mujer y su hija, que aprovechó la ocasión para visitar a una compañera que estaba de Erasmus, aterrizaron en el país napolitano a la vez que las noticias empezaban a dar cuenta del peligro del virus.

El suboficial se incorpora esta semana al trabajo. A. Vázquez

Conforme avanzaron las jornadas, Italia empezó a aplicar medidas y el evento se acabó suspendiendo. El subteniente, desde España, fue precavido desde el primer momento. «Si mi mujer viene de allí pero no tiene nada, ¿hay algún procedimiento a seguir?» , preguntó en un centro sanitario de la provincia. Profesionales del SAS recomendaron a la familia que restringieran los contactos y volvieran a llamar si tenían síntomas. «Me extrañó que al llegar a Sevilla, pese a venir de una zona caliente, no le hicieran ningún control. Me quedé con la mosca detrás de la oreja y al final no me equivoqué... ¡Y el que me contagié fui yo!», exclama.

Jiménez Paez se vio sorprendido por la velocidad de los contagios. El lunes llevó a su hija a Sevilla -ciudad en la que estudia en la Universidad-, donde dio positivo días más tarde. El martes, el subteniente se incorporó al trabajo y comenzaron los síntomas: dolor de cabeza, mal cuerpo ... «Me encontraba regular, así que me metí en el despacho y no salí», recuerda. Regresó a casa y comenzó su aislamiento particupar, a la espera de lo peor. «Me sonó muy raro porque me dolía todo el cuerpo y no tenía fiebre. Era una sensación distinta a la gripe y al segundo día ya estaba completamente convencido de que tenía en coronavirus», añade.

El suboficial evitó los contactos en cuanto tuvo síntomas, pese a lo poco que se sabía del virus a finales de febrero

La joven dio positivo en Sevilla y las autoridades sanitarias se pusieron en contacto con los familiares como parte del protocolo. Al conocer el estado del militar, realizaron la prueba que acabó confirmando el primer positivo en la provincia de Cádiz , aunque para Jiménez Paez ya había pasado los peores síntomas.

Entonces comenzó, de forma oficial, un periodo de aislamiento domiciliario que la familia, de por sí, ya había adelantado con medidas de precaución pese a que la concienciación en torno al tema en esos momentos era mucho menor. Jiménez Paez trasladó la lista de personas con las que había mantenido una distancia de menos de un metro durante aquella jornada laboral en la Base de Rota. La Armada Española puso a varios de sus compañeros en aislamiento domiciliario y no confirmó ningún contagio en ese grupo , gracias a la rápida actuación y a las medidas de prevención adaptadas.

Jiménez Paez adoptó medidas de precaución antes de confirmarse el positivo pese a que la concienciación en esos momentos era menor. Antonio Vázquez

Jiménez Paez, por su parte, intensificó el aislamiento domiciliario. Durante tres semanas estuvo encerrado en su habitación. Su mujer «llevó el peso de la casa» y «durmió en el sofá durante todo ese tiempo». Pese a que ella fue quien estuvo en Italia, no llegó a tener síntomas graves y hoy sigue sin confirmarse su positivo.

Las normas de higiene se multiplicaron. Su casa estaba «llena de botes de lejía» con la que cada miembro de la familia desinfectaba los muebles o utensilios que tocaba en las zonas comunes, las cuales intentaban evitar. Sus dos hijos, los primeros en dejar de ir a las clases en la provincia -unos días más tarde dejarían de ir todos sus compañeros-, lo han llevado «mejor de lo que esperaba». Gracias, sobretodo, a «las maquinitas», dice el subteniente.

Los miembros de su familia han estado en aislamiento domiciliario, separados en habitaciones distintas durante tres semanas

La familia fue asimilando la gravedad del asunto día a día. Una semana después de confirmarse el primer caso en la provincia, el Gobierno decretó el Estado de Alarma que ordenaba el confinamiento salvo fuerza mayor y poco a poco los españoles asimilaron que el mundo que hasta ahora conocían cambiaría, quizás para siempre. «Es espantoso si pensamos que es la vida que vamos a llevar a partir de ahora , aunque a todo se acostumbra uno. Hay que llevarlo con paciencia y disciplina», reflexiona el suboficial.

Tras una segunda prueba en la que dio falso negativo, a principios de semana le confirmaron que había superado de forma definitiva el coronavirus. Ahora mantiene el confinamiento, «como todos», aunque ha tenido la ocasión de salir a la calle por primera vez para hacer la compra. «La gente te mira como si fueras un apestado , así que mejor no decir que eres el primer caso para que no salgan todos corriendo», bromea.

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