SUCESOS

Noveno cadáver de un inmigrante en los Caños

Continúa la tragedia en la orilla de la Janda. La nueva víctima ha aparecido este viernes

M. ALMAGRO

Las cifras siguen dando cuenta este viernes de la gran tragedia en la que se ha convertido el naufragio de una patera en los Caños el pasado lunes. De nuevo ha aparecido otro cadáver arrojado por el agua. La nueva víctima ha aparecido este viernes y hasta el momento se desconocen más datos al respecto.

Ayer, la octava víctima fue hallada en la misma playa bajo el restaurante El Cañita.

También ayer por la mañana se daba cuenta del séptimo cuerpo sin vida. Según fuentes consultadas, nuevamente ha sido el mar el que lo ha devuelto a la orilla sin vida y también en la misma playa, la de la jaima. Se trata de un hombre también de origen magrebí. En esta ocasión, las aguas lo devolvieron pero la marea volvió a llevar el cuerpo hacia dentro, así que finalmente han sido los submaristas del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) los que lo han rescatado.

Como se recordará este miércoles también por la mañana se encontró el cuerpo sin vida de la sexta víctima. En torno a las once y media de la mañana una pareja de extranjeros que paseaba por la playa del Pirata vio en la orilla el cadáver de un joven de unos 20 años flotando. Con ayuda de otros dos vecinos lo sacaron y avisaron a la Guardia Civil. En total ya son siete fallecidos que han sido hallados aunque todavía hay al menos otra quincena de desaparecidos por lo que esta fatídica lista podría aumentar en las próximas horas.

El mismo lunes se recuperaron los cadáveres de cuatro hombres de entre 30 y 40 años, todos de origen magrebí, y fueron localizados 22 supervivientes, entre ellos nueve menores. Ya el martes por la tarde se encontró el quinto que fue avistado en el mar. La Guardia Civil desconoce si los que se encuentran en paradero desconocido están vivos, y escondidos para evitar ser localizados y devueltos a Marruecos, o si se ahogaron también al caer al mar tras el choque.

El temor de seguir encontrando más víctimas es pausible. El choque contra el arrecife fue mortal. A las cinco de la mañana en la absoluta oscuridad se sembró el pánico y cada ocupante de la patera intentó salir del agua como pudo. Estaban a unos 200 metros de la arena seca. Se agarraban entre ellos. Los que tomaron el camino más corto, hacia la orilla, se salvaron. Los que perdieron la orientación brazeando hacia el lado contrario o vencidos por el espanto pudieron correr la peor de las suertes. El mar dará la respuesta. De momento los cuerpos, petrificados por el frío, pueden seguir hundidos o encajados en las rocas pero en horas serán expulsados. Uno a uno.

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