«Lo que mata no es la vacuna sino el coronavirus, ponérsela es una forma de protegerse»

«Mis hijos se contagiaron trabajando y estudiando, uno en Alemania y otro en Madrid, aunque levemente. Muchos amigos y amigas cercanas sí lo han pasado mal y alguno ha fallecido», lamenta.

«Me vacuné el sábado 10 de abril, me llamaron y me citaron a las 11.15 y antes de las 11.15 estaba vacunado, estuve solo diez minutos esperando y nada más». Según cuenta, al ser inoculado solo sintió «un levísimo aturdimiento por la tarde y por la noche un poco de escalofrío durante un par de horas; también algo de sensación de cansancio al día siguiente, pero he hecho vida normal y me encuentro perfectamente, nada más allá de lo que puede ocurrir con cualquier otra vacuna»

«El día de la vacunación fui con ganas y estuve haciendo una vida normal en las horas siguientes ; de hecho tuve un cuarto de hora después de vacunarme un acto en el cementerio de Chiclana y por la tarde tuve otro con los pescadores deportivos en Sancti Petri y el domingo por la mañana también, así que he hecho vida normal y bien». Para Román «no hay fundamento para que haya miedo a vacunarse. Esta vacuna es como tantas otras y no creo que haya que jugar a ser médico, sino creerse las opiniones de aquellos profesionales que las han testado. Lo que mata no es la vacuna, sino el coronavirus, vacunarse es una forma de protegerse y no hacerlo incrementa el riesgo».