REPORTAJE

Gallos, la pelea que insiste

La última intervención policial en un reñidero de El Puerto demuestra que los combates de estos animales con apuestas persisten en la provincia

Entrada de la Policía en un reñidero de gallos en El Puerto.

M. Almagro

Las peleas de gallos en la provincia de Cádiz siguen celebrándose y tampoco se ocultan. Porque, en principio, es una actividad legal . Andalucía y Canarias son las dos únicas comunidades autónomas de España donde se permiten. Sin embargo, según la normativa vigente, solo se autorizan bajo una serie de condiciones que son, precisamente, las que algunos no respetan. No pueden ser un espectáculo o actividad recreativa, no se puede apostar, solo pueden presenciarla los socios de los locales autorizados, peñas o asociaciones inscritas en los correspondientes registros de la Junta, está prohibida la entrada a menores, y el supuesto único fin que deben tener es la selección de cría para la mejora de la raza y su exportación realizadas en criaderos.

Eso es lo escrito. Lo que está regulado por el momento. Pero, muchas veces, la realidad es otra bien distinta . Tras las peleas de gallos se mueve muchísimo dinero. Y las tientas no solo se hacen por la «selección de la raza», sino por el propio combate entre estos animales que terminan destrozados, incluso muertos. Las pujas por uno u otro gallo llegan a alcanzar las cuatro cifras.

Así lo demuestra la última intervención realizada por la Policía Autonómica y la Policía Nacional en un conocido reñidero de El Puerto, un local situado en el Barrio Alto de la ciudad, en la zona de Santa Clara, donde no es la primera vez que los agentes entran. Ya lo hicieron hace dos años, también por febrero y la imagen que encontraron fue más o menos la misma. Decenas de personas sentadas en torno a un ring circular esperando un nuevo combate. En unas galleras anexas se encontraban encerrados en sus jaulas los animales que debían batirse a continuación. En el tentadero había restos de sangre y plumas. Entonces, intervinieron más de 4.000 euros en efectivo y boletos para próximas riñas. Se estaba apostando.

Y en esta última ocasión el panorama ha sido muy similar. Esta vez, había algo más de público. Unas doscientas personas estaban asistiendo a la pelea, en un aforo limitado supuestamente a unos cincuenta. Los agentes localizaron los cuerpos sin vida de cuatro gallos y otros ocho con graves heridas y lesiones. Los asistentes procedían de varias partes de Andalucía e incluso de las Islas Baleares, al igual que en la anterior intervención que también había público de Mallorca, algunos, expertos organizadores y promotores de este tipo de riñas, según se informó entonces.

La operación comenzó cuando agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la comisaría de El Puerto tuvieron conocimiento de que durante el fin de semana del 8 al 9 de febrero se iba a celebrar en este mismo local un campeonato donde se preveía una amplia asistencia de público. Además constataron que se iban a realizar apuestas . Una vez tuvieron esta información se la trasladaron al equipo de la Unidad Adscrita de la Policía autonómica –competente en materias de medio ambiente y juego ilegal– para coordinar un operativo conjunto.

De esta forma, cuando supieron que ya se estaba desarrollando el evento, los agentes irrumpieron en el reñidero , confirmando casi de inmediato las sospechas que tenían. Unas doscientas personas estaban asistiendo a un combate ilegal de gallos. En el centro del tentadero había una mesa con un temporizador para los combates, una báscula romana para pesaje de los gallos y diversa documentación referente a datos de los animales participantes.

Y además confirmaron otra circunstancia que también se suele repetir en estos casos. El dueño de los gallos que luchan en el ring se juega mucho dinero y, por tanto, quiere que su animal sea el más fuerte y preparado. La riña tiene que ser espectacular y se premia también que terminen de pelear más rápido por lo que en muchas ocasiones los 'dopan' para ello.

Por eso no es de extrañar que entre los identificados, los agentes dieran con un hombre que, presuntamente, ofrecía a los asistentes medicamentos para su uso veterinario bajo prescripción facultativa careciendo de los permisos legales. Entre esas medicinas se encontraban: lociones para afecciones cutáneas, complejos multivitamínicos, vigorizantes, inyectables para reforzar la recuperación y retardantes de la fatiga.

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