Erasmus, 35 años abriendo la mente de los jóvenes europeos

Más de 11.000 andaluces están estudiando en otro país este curso, formando parte de un programa de la UniónEuropea que enriquece su vida personal y profesional

Un grupo de jóvenes Erasmus (con Mario a la izquierda) trabajando en la sede de Finnova, en Bruselas. La Voz

Verónica Sánchez

Salir de la zona de confort, conocer otras culturas, idiomas, formas de vida y descubrir inquietudes profesionales que marcan el futuro de sus vidas. Diez millones de jóvenes europeos han experimentado todo lo anteriormente descrito. Son los Erasmus que, desde 1987, han disfrutado de este programa de la Unión Europea que en 2022 celebra su 35 aniversario.

«Erasmus es el programa de la UE para apoyar la educación, la formación, la juventud y el deporte en Europa», define la Comisión Europea. Ofrece la posibilidad a los estudiantes de irse a otro país de la Unión a realizar un curso escolar. Para el período 2021-2027, «el programa hace especial hincapié en la inclusión social, las transiciones ecológica y digital, y el fomento de la participación de las personas jóvenes en la vida democrática». Además, para estos siete años cuenta con un presupuesto estimado de 26.200 millones de euros , lo que supone casi el doble de la financiación del programa del período 2014-2020.

Este 2022, coincidiendo con el 35 aniversario del programa Erasmus , se celebra el Año Europeo de la Juventud y la UE ha reafirmado «la importancia primordial de una educación de calidad para el desarrollo personal, social y profesional de los niños y jóvenes», lo que permitirá, según explicó en un comunicado, «construir un futuro mejor y más equitativo, reducir las desigualdades socioeconómicas y de género, y promover la paz y la democracia».

Inglés y «amplitud de miras»

En el curso actual, más de 11.000 andaluces están de Erasmus. Entre ellos, muchos gaditanos. Mario Béjar es un joven de 23 años, natural de Los Barrios , que se benefició de este programa en los cursos 2018/2019 y 2020/2021, mientras estudiaba Ciencias Políticas yDerecho en la Universidad de Granada. Graduado en junio del pasado año, ahora reside en Bruselas donde trabaja para Finnova , fundación hispano-belga sin ánimo de lucro para la financiación de la innovación, especializada en la gestión y absorción de financiación europea. «Nuestro objetivo es el de promover la cooperación público-privada mediante la innovación para abordar retos sociales como el empleo, la formación, el emprendimiento, los ODS de las Naciones Unidas, la economía circular, etc», explica Mario, que consiguió este trabajo por haber sido Erasmus, ya que el pasado curso realizó las prácticas en esta empresa y le ofrecieron quedarse gracias a una beca de la Cámara de Comercio. «Finnova, en su compromiso por incentivar el talento joven, ha acogido ya a más de 400 jóvenes en sus sedes de España y Bélgica», cuenta Mario a este periódico.

Una de sus compañeras en Finnova es Almudena Blanco, de 30 años y natural de San Fernando . Es bióloga, carrera que estudió en la Universidad de Sevilla entre 2010 y 2015. En el segundo año, curso 2012/2013, se fue de Erasmus a Creta. «La experiencia fue positiva en todos los aspectos. Por un lado, vivir fuera de España me dio la oportunidad de perfeccionar el inglés, ya que conviví con jóvenes de toda Europa», afirma. «En lo que respecta a los estudios, me enriquecí gracias a los diferentes departamentos de la Facultad de Biología de la Universidad de Creta, los cuales tenían grupos de investigación diferentes a los de Sevilla. Por otro lado, a nivel personal, Erasmus me dio amplitud de miras, tiempo para pensar cómo quería enfocar mis estudios, amistades para toda la vida y experiencias irrepetibles».

De la misma opinión es Mario, que estuvo en Polonia y Bruselas, donde conoció «nuevas culturas y gente». «El Erasmus es una experiencia que hay que vivir», subraya. A él le cambió la vida también a nivel profesional , ya que al realizar las prácticas en Finnova «pude meterme en un mundo que no conocía, el de los fondos europeos». Descubrió que se quería dedicar a la gestión de fondos y ahora, una de las cosas en las que trabaja es redactando proyectos Erasmus, que «no es sólo lo típico de universitarios en el extranjero. Muchas entidades como ayuntamientos, empresas u ONG’s pueden presentar proyectos de Erasmus».

Cambio de perspectiva

Almudena fue a Bruselas a «trabajar en Finnova gracias a un programa de movilidad PICE y la experiencia ha vuelto a ser enriquecedora y estimulante. Una vez más, nuevo país e idioma, pero ya la seguridad en mí misma para afrontarlo y aprender cada día más», narra. Ahora trabaja con proyectos europeos en temas de medio ambiente y cambio climático, «por lo que sigo potenciando esa visión común y global en asuntos que nos implican a todos los ciudadanos europeos».

Ambos recomiendan irse de Erasmus. «Hay cosas que no aprendes en la universidad y que te ayudarán en el futuro, como buscar piso en otro país, burocracia en un idioma extranjero, convivir con personas de otros países, estar lejos de casa, etc. Al vivir estas experiencias maduras, aprendes, ganas perspectivas y amplias tu visión sobre diferentes asuntos: política, estilo de vida, religión, oportunidades, economía, arte, costumbres. Después ya nada te parece difícil. Vivir sola en un país extranjero sin saber su idioma y conocer tus capacidades para desenvolverte y ser feliz , te da tablas para afrontar los próximos retos», señala Almudena.

Esta isleña asegura que durante su Erasmus conoció a «personas increíbles» y se llevó amigos y amigas tanto españoles como de otros países. Además, «conocer un país diferente mientras veía lo que ocurría en mi país en la distancia me aportó perspectiva. Convivir con personas de otros lugares y conocerlos como a una familia me hacía reflexionar sobre nuestras diferencias y similitudes de una manera enriquecedora. Desde entonces, tengo una visión global de las inquietudes de los jóvenes europeos».

Ahora ambos viven felizmente en Bruselas, «una ciudad multicultural», cuenta Mario, que comparte una «casa muy grande» con otros ocho estudiantes. «Viajar enriquece, pero vivir en otros países aún más» , sentenciaAlmudena. «Dejas de ser turista y te implicas en el día a día de ese nuevo lugar».

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