«Ésta debería ser una Navidad marcada por la prudencia»

«Las restricciones sirven para controlar normativamente lo que, de por sí, debería hacerse. Yo confío en el sentido común y la responsabilidad que siempre ha mostrado la población, y aunque no existan prohibiciones, evitemos las situaciones de riesgo por puro convencimiento personal . Siempre hay una pequeña parte de la población que no está a la altura, y desoye las recomendaciones». En ese sentido, considera que el certificado COVID para el acceso a locales de ocio y a eventos multitudinarios son la mejor medida ante la actual situación, y además, ya que puede constituir una motivación a la vacunación para quienes aún no lo han hecho.

Con respecto a si considera que se deberían suspender los actos multitudinarios y comidas de Navidad, el facultativo apuesta por la prudencia.

«No es tanto el llegar a suspender como el hacer las cosas con su debida precaución. Desde el punto de vista epidemiológico, las medidas deben ser proporcionales a la situación, y lo recomendable en este momento es huir de celebraciones con muchas personas. e intentando mezclar las menos burbujas familiares posibles. De otra forma, sería muy fácil que uno de los participantes tenga una infección asintomática y pueda transmitirla a un elevado número de personas. Tengamos siempre correctamente colocada la mascarilla, salvo en los momentos que sea estrictamente necesario, y mantengamos la distancia interpersonal. Evitemos cualquier aglomeración e intentemos usar siempre espacios abiertos al aire libre. Si estamos en espacios cerrados, tratemos de ventilarlos lo mejor posible. No nos olvidemos que en los espacios cerrados y en las aglomeraciones es donde el virus se mueve a su libre albedrío. Por supuesto, incidamos en la higiene de manos, y por último, colaboremos en impulsar la vacunación de los que aún no lo hayan hecho. Estas mismas recomendaciones serían totalmente aplicables a las comidas familiares. El hecho de disponer de un test de antígeno o una PCR en las 24-48 horas anteriores a la celebración podría ser otro elemento de ayuda para evitar contagios.

Fernando Forja también incide en el hecho de que sigue existiendo riesgo de contagio a pesar de que gran parte de la población está vacunada.

«La vacuna es segura y efectiva, y nos está protegiendo de las formas graves de la enfermedad, aquéllas que nos conducen a un ingreso, sobre todo en UCI, o a un desenlace fatal, pero puede también conferirnos una falsa sensación de seguridad por el hecho de estar vacunados, y que dejemos a un lado el resto de recomendaciones. Además, estamos asistiendo a un doble fenómeno que puede afectar a la efectividad de la vacuna: por un lado, el agotamiento en el tiempo de la respuesta inmunitaria a la misma, a los 6 meses de la segunda dosis, y que nos está obligando a administrar una tercera dosis de refuerzo que tendremos que ir extendiendo a toda la población, y de otro lado, la aparición de la variante Ómicron, frente al que la vacuna parece menos efectiva, especialmente si no se cuenta con esa tercera dosis de refuerzo. Por lo tanto, no podemos dejar todo el peso sobre la vacuna, y «ayudarla» respetando, mas que nunca, las medidas de protección que hemos comentado anteriormente y que siguen totalmente vigentes», apostilló.