De combatir la piratería a madre de familia monoparental

La sargento primero de Infantería de Marina Olga Cástor Bekari ha sido premiada por Defensa debido a su trayectoria profesional, detrás de la que hay mucho tesón y esfuerzo

La sargento primero Cástor Bekari, adiestrándose en el manejo de un fusil de tirador de precisión. Armada Española

Verónica Sánchez

« En las Fuerzas Armadas no existe una diferenciación del trabajo por sexos. No se mira el sexo del mando sino el galón, el empleo militar. El jefe manda, sea hombre o mujer», así de claro habla la sargento primero de infantería de Marina Olga Fausta Cástor Bekari cuando le preguntamos si le ha resultado difícil mandar en un mundo mayoritariamente masculino como es el castrense.

La sargento primero Cástor Bekari ha sido recientemente galardonada con una mención especial en la octava edición de los premios ‘Soldado Idoia Rodríguez, mujer en las Fuerzas Armadas’ , por su labor para «potenciar el papel de la mujer dentro de las Fuerzas Armadas». Unos premios, creados en 2007, que reconocen la «labor de personas e instituciones, tanto militares como civiles, que hayan realizado actuaciones relevantes o ejemplares para potenciar el papel de la mujer o para apoyar la igualdad de oportunidades y de género en las Fuerzas Armadas». Y que se entregan en recuerdo de la cabo Idoia Rodríguez Buján, primera mujer militar española que falleció en una misión internacional, en Herat (Afganistán) en 2007, por la explosión de una mina bajo el blindado BMR en el que viajaba.

«En las Fuerzas Armadas no se mira el sexo del mando, sino el galón. El jefe manda, sea hombre o mujer»

Detrás de este reconocimiento hay mucho más. Una historia de esfuerzo y tesón que comenzó hace 17 años. « Cuando entré en la Infantería de Marina en el año 2004 no había ni oficiales ni suboficiales femeninos en mi unidad. Los ascensos por promoción interna llevan su tiempo… pero llegan. Ahora hay cada vez más mujeres en puestos de responsabilidad y con empleos militares más altos», cuenta la sargento primero Cástor Bekari.

Nació en Barcelona hace 41 años y desde pequeña se sintió atraída por las Fuerzas Armadas. «Cuando las conocí más a fondo la Infantería de Marina fue mi primera elección . No obstante, y aunque tenía claro que quería ingresar como soldado en la Escuela de Infantería de Marina General Albacete y Fuster de Cartagena, decidí acabar primero mis estudios universitarios de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la universidad de Lérida», detalla. En aquellos años llegó a participar en la Primera Liga Nacional de Voleibol Femenino, y en la Copa de la Reina de rugby profesional, así como a lograr el primer dan de judo.

Como casco azul en Líbano en 2006. A.E.

De Bosnia a 'Atalanta'

Su primer destino como soldado, allá en 2005, fue en la Segunda Compañía de Fusiles del Primer Batallón de Desembarco de la Brigada de Infantería de Marina, en San Fernando. Durante estos años, hasta que en 2008 ascendiese a cabo, estuvo desplegada en dos misiones internacionales en Bosnia y Herzegovina como miembro del contingente español para la misión de la Unión Europea al Servicio de la Política Europea de Seguridad y Defensa y como miembro del Contingente Español desplegado con Naciones Unidas en Líbano . Además, participó en diversas maniobras internacionales en Portugal, Holanda y Cabo Verde . En 2008 ascendió a cabo y volvió a participar en la misión de Bosnia , tras lo que fue destinada a los Equipos Operativos de Seguridad (EOS) del Primer Batallón, destino que ocupó hasta septiembre de 2010, año en el que ingresó en la Escala Básica de Suboficiales.

Afirma la sargento primero Cástor Bekari que es difícil quedarse con un momento concreto de su trayectoria profesional porque cada época tuvo sus cosas especiales, «tanto en lo profesional como en lo personal». Pero si tuviera que destacar alguno que le ha marcado especialmente eligiría su «primera misión en el extranjero. La incertidumbre, la novedad, el respeto hacia un escenario desconocido que podría ser potencialmente hostil… Fueron muchas cosas. La primera Bosnia, como soldado del Primer Batallón de Desembarco, me enseñó los destrozos que podía llegar a causar una guerra, y eso es algo que te marca ».

«Tomé la decisión de ser madre y esa responsabilidad va por delante de muchas cosas»

Una vez obtenido el empleo de sargento de Infantería de Marina en el mes de junio del año 2012, fue destinada al Tercio del Sur, allí la designaron jefa de un Equipo Operativo de Seguridad (EOS), durante cinco años . En este tiempo realizó varias misiones en el exterior, entre ellas dos participaciones en la operación ‘Atalanta’ de lucha contra la piratería en el océano Índico. Además, participaba de forma casi mensual en las operaciones permanentes de Vigilancia Marítima en aguas nacionales y también realizó operaciones antidroga a bordo del buque de la Armada ‘Alerta’.

«Cinco años dan para mucho, tanto de experiencias buenas como de menos buenas», dice sobre esta época la sargento primero. «Afortunadamente las buenas fueron mayoría. Estuve al frente de dos Equipos Operativos de Seguridad del Tercio del Sur durante sendos despliegues en la operación ‘Atalanta’ . En ambas ocasiones tuve unos compañeros excelentes, muy profesionales, con los que compartí muchas horas de navegación. Con el tiempo algunos ascendieron y cambiaron de unidad y otros aprobaron el ingreso en la Guardia Civil o la Policía Nacional. Como solemos decir aquí, buena gente. Era muy fácil trabajar con ellos. Las dos operaciones ‘Atalanta’ fueron diferentes ya que el grado de amenaza de la piratería en la zona cambió entre una y otra. Durante la segunda la eficacia de la misión era patente, ya que se había reducido mucho la presencia de piratas. En los países de África oriental no es habitual ver personas de edad avanzada. Ahí la vida se valora de forma diferente a la nuestra. Mucha gente lleva armas y está dispuesta a utilizarlas», narra.

Con el Equipo Operativo del Tercio del Sur registrando un buque sospechoso en 'Atalanta'. A.E.

Adiestramiento de personal

Debido a sus buenos resultados al frente de los EOS, el coronel comandante del Tercio del Sur le asignó el cometido de hacerse cargo del adiestramiento y preparación de los Equipos Operativos de Seguridad con los que cuenta esta unidad, haciéndole máxima responsable de los mismos. Un adiestramiento «muy intenso y completo» que realizaban tanto en el acuartelamiento como con «colaboraciones con las distintas escuadrillas de aeronaves de la Armada y buques tanto militares como civiles. Una vez a bordo, durante la misión, los Equipos Operativos de Seguridad siguen adiestrándose. Gimnasio, carreras por la cubierta de vuelo, tiro, movimientos por el interior del buque, reacción ante diferentes tipos de amenaza… No se trataba de navegaciones de placer precisamente », detalla la infante de Marina.

Durante este tiempo también realizó diversas colaboraciones como instructora de los Trozos de Visita y Registro de los buques de la Armada y como formadora del personal de aduanas (DAVA) . Un personal, según sus palabras, «muy profesional. Les impartíamos cursos monográficos sobre empleo y mantenimiento de algunas de nuestras armas pesadas. Algunos de sus componentes eran antiguos Infantes de Marina, lo que lo hacía todo aún más fácil».

«El premio es un reconocimiento a mi esfuerzo y al de todos los que me han ayudado»

Este período duró un año y medio, hasta que ascendió a sargento primero, motivo por el que tuvo que dejar ese destino y pasó como auxiliar de la Sección de Logística del Segundo Batallón de Desembarco del Tercio de Armada , donde está actualmente. Su trabajo consiste en «coordinar las necesidades logísticas (munición, transporte, comida, agua, sanidad y muchas cosas más) de mi batallón, sea en el acuartelamiento o en maniobras y ejercicios. Es un trabajo de oficina, un tanto alejado del esfuerzo físico de un Equipo Operativo, pero exige una atención permanente para que todo funcione correctamente», detalla la militar.

A lo largo de su trayectoria profesional hasta ahora ha sido merecedora de la concesión de diversas condecoraciones tanto nacionales como internacionales, destacando una Cruz al Mérito Naval con distintivo blanco , varias condecoraciones de la Unión Europea y Naciones Unidas y una mención honorífica.

«Mi experiencia en misiones internacionales ha sido siempre muy buena. Al principio vas con incertidumbre y nerviosismo, porque nunca sabes realmente qué puede suceder. A medida que avanza la misión te vas adaptando al nuevo escenario y sus costumbres. Por supuesto que el adiestramiento previo al despliegue te ayuda a ponerte en situación, por no hablar de tus compañeros, que se convierten en tu familia cuando estás lejos de casa. Volvería a salir de misión, me encantaría, pero mi reciente maternidad me lo va a poner mucho más difícil. Tomé la decisión de ser madre y esa responsabilidad va por delante de muchas cosas », afirma la sargento primero, que es madre de una niña de diez meses.

Como sargento, al frente de una formación del Tercio del Sur. A.E.

Madre, la misión actual

Al ser familia monoparental le preguntamos si es complicado compaginar la maternidad con el día a día laboral. «Al no estar en un cometido tan operativo como era el de los Equipos Operativos de Seguridad no es tan difícil. Por ahora disfruto de la reducción de horarios por lactancia y posteriormente solicitaré la reducción de jornada, lo que implicará una reducción de salario y menos actividad operativa. Cuando he tenido algún problema familiar mis mandos me han apoyado y no me han puesto impedimentos. Cuando me reincorporé al trabajo tras el nacimiento de mi hija fue complicado . Era raro dormir una noche entera y por las tardes era un no parar con la niña, por lo que llegaba al trabajo muy cansada. Hubo momentos difíciles, pero lo llevé bien gracias al apoyo de mis amigas y amigos, que siempre estuvieron ahí cuando los necesité», responde.

La sargento primero en su actual destino en el TEAR. A.E.

Afirma que el premio ‘Idoia Rodríguez’ supone «un reconocimiento a mucho esfuerzo». No sólo a ella, «sino a todas las personas que me han ayudado a lo largo de mi carrera profesional. Una parte del mérito de este galardón es de los componentes de mis Equipos Operativos de Seguridad, mis excelentes mandos y, por supuesto, también de los que me precedieron en los equipos. Sin las bases que ellos pusieron mi trabajo habría sido mucho más difícil. También ha resultado muy agradable recibir la felicitación de muchos compañeros con los que he compartido destino a lo largo de mi carrera militar y con los que hacía tiempo que no tenía contacto. Por lo demás sigo con la misma actitud de siempre, cumpliendo con los deberes de mi destino, con dedicación y esfuerzo».

Ahora, alejada de la operatividad de antes, tiene un nuevo futuro por delante. «Mis primeros dieciséis años en la Infantería de Marina han sido muy operativos e intensos. Lamentablemente, como pasa con los deportistas profesionales, llega un momento en el que debes poner fin -ya sea por edad, lesiones o cuestiones familiares- a esa forma de vida», explica la sargento primero Cástor Bekari. «La maternidad me ha llevado a bajar el ritmo de mi actividad operativa y centrarme más en la vida familiar. Ambas formas de vida, que son muy diferentes entre sí, son exigentes y gratificantes. Ahora, voy a poner el mismo esfuerzo en mi nuevo camino. Los premios me los dará mi hija creciendo sana y feliz» .

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