Tribunales Cádiz
El clan de 'la rubia de los ajos' de Jerez confiesa que se dedica a vender cocaína
Todos sus miembros reconocen ante un tribunal que eran expertos en traficar con esta droga y hachís y admiten penas de entre seis meses y seis años de cárcel
Para pactar las ventas usaban lenguaje velado y llamaban a la coca 'carrete' o 'harina fina'
En marzo del año pasado la Policía Nacional ponía en marcha un importante operativo en Jerez para desarticular a un « activo» clan dedicado a la venta de droga en la provincia . La matriarca que da nombre a esta organización, M.P.S., conocida como 'la rubia de los ajos' , había sido una conocida vendedora de la localidad con multitud de antecedentes y también alguna condena.
Agentes del grupo de Estupefacientes de esta Comisaría tenían información de que el clan seguía activo y que, incluso, habían incrementado su abastecimiento de coca y hachís de vendedores más pequeños. Es decir, estaban escalando posiciones desde el menudeo al mediano tráfico distribuyendo a ‘camellos’ de su propio municipio y de otras localidades. Lo hacían desde la barriada de Icovesa.
En esta operación se detuvo a 17 personas, casi todos miembros de una misma familia como presunto autores de los delitos de tráfico de drogas y pertenencia a grupo criminal. Además se incautó una importante cantidad de droga, como los 18 kilos de cocaína (sin cortar) hallados en uno de los registros.
Los supuestos miembros de este clan – finalmente 19– se han enfrentado recientemente a la justicia por estos hechos y ante el tribunal de la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Cádiz han reconocido que traficaban con droga en un acuerdo de conformidad que han alcanzado con el fiscal .
Por ello han sido todos condenados en sentencia ya firme a diferentes penas de prisión que van desde los seis meses hasta los seis años y medio, dependiendo de su nivel de participación delictiva. Muchos de ellos han optado por solicitar la suspensión de dichas condenas de prisión al no exceder los dos años.
Según dicta la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico, como consecuencia de las investigaciones efectuadas por el Grupo de Estupefacientes se tuvo conocimiento de la existencia de una estructura criminal asentada en Jerez en torno al clan ‘la rubia de los ajos’ que se venía dedicando desde agosto de 2020 a la «adquisición, almacenaje y distribución de cocaína y hachís».
Así, y según reproduce el fallo, contaban para esta actividad con la infraestructura necesaria para el transporte, depósito y reparto de la sustancia estupefaciente que guardaban en una red de domicilios situados en la llamada Barriada del Calvario. Posteriormente, la repartían entre diversos vendedores locales.
Al frente del clan se encontraba J.G.A. quien «controla» todo junto a su mano derecha, su hermano M.G.A , e «impartía las directrices al resto de miembros a fin de abastecer a sus clientes». Además, periódicamente les solicitaba que rindieran cuenta del dinero obtenido en las transacciones, instándoles a llevar un control exhaustivo de las deudas y solicitar su pago a los clientes.
Y como apoyo ambos tenían a su padre quien les proporciona un entramado de viviendas a través de su titularidad o de su uso, y que empleaban para almacenar la droga como lugar seguro. Pero además de ellos había un buen número de colaboradores que hacían las funciones de distribuidores, guardeses o testaferros. Todos imputados.
Encuentros en 'la peñita'
En cuanto a los puntos de venta o guarderías, la sentencia describe que la organización mantenía encuentros en un local al que llamaban la ‘peñita’ y allí era donde a veces se repartían la mercancía para su posterior distribución . A este lugar llegaban desde diversas localizaciones como desde un inmueble situado en la calle Oloroso y donde la Policía encontró nada menos que diez kilos de cocaína . Este inmueble, utilizado como depósito, es propiedad del padre del clan.
Como también expone el fallo, a lo largo de la investigación se ha apreciado como estos traficantes realizaban visitas constantes a los diversos domicilios con el fin no solo de proveerlos de droga, sino de realizar ventas directas a consumidores y proveer a otros puntos. A este respecto, el grupo se concertaba directamente con el consumidor y en sus conversaciones usaban lenguaje velado para no levantar sospechas. Así por ejemplo se referían a la droga como ‘carretes’, ‘cañas de pescar’ o ‘cajita de cortado’.
Las comunicaciones telefónicas con los clientes eran constantes, lo que da pistas sobre el volumen de venta que llegaban a alcanzar.
Pero además el clan liderado por el supuesto cabecilla mantenía también vínculos con otro grupo al que, según la sentencia, abastecían.Esta segunda rama estaba liderada por su primo. Según la investigación en estas operaciones de almacenaje y distribución manejaban grandes cantidades de cocaína, o como lo llamaban, «harina fina».
Este implicado vendía la mercancía en su propio domicilio y contaba para ello con la colaboración de su pareja. Pero también tenían otro punto de venta y más colaboradores con los que tenían contacto de forma permanente.
Y así, tras muchas vigilancias y teniendo todas estas pruebas en la mano, a mediados de marzo de 2020, los investigadores apoyados por varios grupos de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y Guías Caninos realizaban hasta catorce registros simultáneos en la bautizada como ‘operación Caja’ . Más de un centenar de agentes se desplegó por los diferentes objetivos.
En total intervinieron más de 18 kilos de cocaína de gran pureza , 135 kilos de pasta de hachís y 37,2 gramos de marihuana además de 3,065 kilos de sustancias químicas de corte. También fueron decomisados útiles destinados al manipulado y venta de la droga, diez balanzas de precisión, ordenadores y teléfonos móviles. Así mismo se intervino más de 66.000 euros, joyas de distinto valor, armas eléctricas y varios vehículos.
Tras haber admitido los hechos ante el tribunal la sentencia que los condena es firme.
