REPORTAJE

Cádiz, la provincia con más presos etarras a pesar de los últimos acercamientos

Una veintena de terroristas de ETA cumple actualmente condena en las prisiones de Puerto III, Puerto I y Botafuegos aunque hace cinco años eran el doble

Interior acaba de autorizar el traslado de dos de estos condenados que estaban en Puerto I y Botafuegos

Los etarras Iñaki Bilbao y Jon Bienzobas (arriba), abajo Solana, que será trasladado a Zuera desde Algeciras y Kubati, cuando salió de Puerto I cuando se revocó la doctrina Paror.

M. Almagro

En 'Patria', la exitosa serie basada en la novela de Francisco Aramburu, hay una escena en la que Miren, la madre del etarra Joxe Mari, va a verlo a prisión. Para ello hace un largo viaje en autobús con más familiares de reclusos y cuando llega a la cárcel el funcionario de prisiones que le recibe y le da indicaciones para el locutorio tiene un marcado acento andaluz. Esta circunstancia no es casual. Durante muchos años los centros penitenciarios de Andalucía han tenido internados en sus celdas a cientos de miembros de la banda ETA . De hecho se entendía como parte de un silencioso pero intencionado castigo penal, tenerlos a algo más de mil kilómetros de sus casas. En la otra punta del país.

Cuando por ejemplo se inauguró Puerto I, en El Puerto de Santa María en el año 1981, había más de un centenar de ellos. Ahora, son cinco. La finalización de las condenas, el fin a las armas de 2011, las salidas por la doctrina Parot y el traslado a otras cárceles han sido las principales causas de este significativo descenso.

Y ahora, cuando se discute si el Gobierno de Pedro Sánchez se ha doblegado ante las exigencias de Bildu para pactar la aprobación de los Presupuestos, este asunto ha vuelto a la actualidad. De hecho, hace unos días, Instituciones Penitenciarias confirmaba el acercamiento de uno de los reclusos que habitan en la prisión portuense. Sebasten Jon Gurtubay, quien cumple su pena por haber atentado con cócteles molotov contra dos ertazainas provocándoles quemaduras por gran parte de su cuerpo, será trasladado de Puerto I a Daroca (Zaragoza). Gurtubay lleva en la cárcel desde 2003 y fue condenado a veinte años por lo que ya ha cumplido más de las tres cuartas partes de lo que le impuso la Audiencia Nacional.

Y este pasado viernes se anunciaba otro traslado. El del etarra Jon Igor Solana Matarrán, que será conducido a la cárcel de Zuera en próximas fechas desde la de Algeciras, donde permanecía preso desde el año 2000 para cumplir 30 años por diversos atentados y asesinatos como miembro del comando Andalucía, entre ellos la muerte a tiros del coronel médico Antonio Muñoz Cariñanos , en Sevilla hace veinte años.

Prisiones destaca en un comunicado que Solana cumplirá las tres cuartas partes de condena en 2023, que admite la legalidad penitenciaria y ha presentado un escrito en el que se desvincula de la banda y reconoce el dolor causado.

Asociaciones de víctimas del terrorismo y partidos de la oposición aseguran que desde que Sánchez comenzó a negociar las cuentas generales se ha aprobado el acercamiento de hasta 17 etarras. Y desde que tomó las riendas del Gobierno, un centenar de ellos.

Pero, a pesar de estos últimos traslados y otras causas añadidas, Cádiz sigue siendo la provincia que mayor número de presos de ETA tiene en sus centros penitenciarios. Entre Puerto I, Puerto III y Botafuegos, en Algeciras, hay una veintena de ellos. En España la cifra alcanza los 197, el dato más bajo desde los años ochenta. Según la base de datos de Etxerat, el colectivo de familiares y allegados de presos de la banda, son una decena menos, pero hay que tener en cuenta que esta plataforma excluye de su listado a aquellos miembros arrepentidos o críticos que han repudiado a la banda.

Primer puesto

En concreto, actualmente, y según datos recogidos por este periódico de fuentes penitenciarias, en Puerto III hay doce etarras reclusos, en Puerto I, cinco y en Botafuegos, otros tres. La provincia ocupa el primer puesto en ocupación de estos internos. Le sigue Logroño, con once reclusos de ETA, Murcia, con nueve, Valencia con ocho, Burgos, 7, Madrid, Granada y Sevilla, 6 o Huelva, cinco, entre otros. Por tanto, Cádiz se distancia considerablemente del resto de cárceles en este sentido.

La evolución de estos datos también ha sido significativa estos últimos años. En 2015 había 44 etarras en los centros gaditanos, más del doble que en la actualidad. El recuento ha ido descendiendo paulatinamente desde entonces siendo en 2018, 29 y en 2019, 26. Preguntado al respecto, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska se acoge para estos traslados a lo que establece la ley. Una vez que los etarras han dejado las armas y demuestran 'arrepentimiento' se rigen por el artículo 25.2 de la Constitución y en el 12 del Reglamento Penitenciario que avalan el cumplimiento de la condena en cárceles próximas al lugar de arraigo. Aún así, no es el Gobierno quien decide en primera instancia ya que son las Juntas de Tratamiento de las prisiones, quienes, de manera individualizada, lo proponen a Prisiones en función del comportamiento que tengan estos presos, su grado de clasificación en ese momento, el tiempo que llevan cumplido de la condena y el reconocimiento del daño causado.

En Cádiz fueron especialmente sonadas las salidas de la cárcel de dos etarras históricos . Ambos en 2013 tras la polémica aplicación de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que derogó la doctrina Parot. Una de ellas fue la del exjefe de adiestramiento de comandos de la organización, Isidro María Garalde, alias Mamarru. Estaba condenado a 169 años de cárcel por diversas acciones terroristas, entre ellas, tres asesinatos. Detenido en 1985, llevaba 28 años en prisión y hubiera permanecido hasta 2010.

La otra liberación que abrió unas dolorosas heridas fue la de José Antonio López Ruiz, 'Kubati', que abandonaba Puerto I a mediados de noviembre de 2013 entre protestas e insultos de un grupo de familiares de víctimas de ETA. Su condena sumaba los 1.210 años de cárcel y cumplió 26. Se le señala por la participación en 13 asesinatos, entre ellos, el del guardia civil vejeriego, Antonio Mateo, que fue asesinado con dos tiros en la cabeza en 1987 cuando paseaba junto a unos familiares por Ordizia.

Entre los que se encuentran actualmente en prisiones gaditanas está Unai Parot, quien dio justamente nombre a la doctrina que logró la salida de los reclusos tras la decisión del Tribunal Europeo. Se le consideraba como un especialista en los atentados con coche bomba y fue detenido en 1990 en Sevilla con más de 300 kilos de explosivos. Según él mismo declaró había cometido más de una veintena de atentados con 33 fallecidos en total. Otro de los etarras que cumple en Puerto III es Jon Bienzobas . Dirigente y miembro de ETA condenado por diversos crímenes, entre ellos, el asesinato en 1996 del que fuera presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente. Bienzobas se hizo pasar por un alumno de la Facultad de Derecho, entró en el despacho del catedrático y le acribilló con tres disparos.

Del duro Bilbao al 'cadista' Zabaleta

Y otro de los que se suman a esta lista es el irreductible Iñaki Bilbao, conocido por su carácter agresivo y violento por lo que no ha dudado en amenazar de muerte en juicios a magistrados y fiscales. Bilbao fue expulsado de la banda por repudiar el abandono de armas y continúa obcecado en la 'lucha'. En los últimos meses ha protagonizado dos huelgas de hambre que ha abandonado. Según ha podido saber este periódico, Bilbao ha salido recientemente de aislamiento donde permanecía . Ha dejado el ‘quince’, el módulo donde se contemplan las medidas más restrictivas como tres horas de patios y con cinco acompañantes como máximo, al módulo uno, donde puede compartir tiempo y espacio con mayor número de reclusos. Entre ellos, con Pastor Alonso, quien en 2015, hacía pública su ruptura con la ‘izquierda abertzale oficial’ y expresaba su apoyo a la organización ATA, quien defiende la amnistía general.

Todos los terroristas están catalogados como presos de especial seguimiento, FIES, y la actitud que mantienen es diversa. Los que ni miran a la cara a los funcionarios y en el recuento intentan no obedecer claramente ningún requerimiento y cuentan los saludos, a los que, como Castro Zabaleta, condenado a 44 años de cárcel por el asesinato de un empresario vasco, se muestra en ocasiones más cercano. Hasta ha llegado a ponerse la camiseta del Cádiz, cuentan.

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