Narcotráfico | Cádiz

Los barcos de pesca para el tráfico de drogas escalan tras el veto legal a las 'narcolanchas'

Los dobles fondos en recreativas son cada vez más habituales para las bandas que alijan en alta mar y evitar las incautaciones

Los tripulantes se hacen pasar por pescadores y llenan las neveras para eludir los controles, incluso de piezas congeladas

Uno de los barcos incautados en otra operación que tenía un doble fondo con droga. La Voz

M. Almagro

Dos chipioneros se disponen a sacar una lancha neumática de unos seis metros de eslora del agua en el puerto de Sancti Petri, en Chiclana. Vienen supuestamente de hacer pesca deportiva . De pasar la jornada de sofocante calor disfrutando de las aguas de Cádiz. Pero han levantado ciertas sospechas.

La línea de flotación del barquito se hunde más de la cuenta y al sentirse vigilados se muestran nerviosos. Poco después son interceptados por la Policía Nacional y efectivos de la Agencia Tributaria cuando ya vuelven para casa por la carretera con la lancha en un remolque y los agentes descubren que en un doble fondo de la lancha han intentado 'colar' decenas de fardos de hachís. Arrojan un peso de media tonelada. Ambos tienen antecedentes por tráfico de drogas.

Esta opción de intentar introducir droga en la península desde Marruecos, es decir, con barcos recreativos, no es nueva. Sin embargo, y según fuentes consultadas, sí ha experimentado algunos cambios en los últimos años, sobre todo desde que el Ministerio del Interior impulsó el decreto que prohibe el uso de las grandes y potentes neumáticas (las conocidas como 'narcolanchas'), lo que ha provocado que, aunque la carga que soportan es menor, sí se estén utilizando cada vez más para eludir los controles e incautaciones. Además, y como explican las mismas fuentes, algunas de ellas llegan a adentrarse hasta mar adentro donde realizan rápidos transbordos de la droga de otro barco que sirve como 'nodriza' y que ha partido desde las costas marroquíes.

Este tipo de embarcaciones recreativas de todo tipo suelen hacerse a la mar a primera hora de la mañana, aparentando una jornada de pesca o de recreo . Suelen llevar aparejos y también llegan a cargar en las neveras las capturas (a veces congeladas) que supuestamente han obtenido en la jornada para así disimular si son interceptados por las patrulleras. Ya para desembarcar la droga llegan a puerto habitualmente de noche aunque en este caso que antes relatamos lo hicieron en plena tarde.

Y aunque los narcotraficantes utilizan este 'modus operandi' durante todo el año es durante el verano cuando se hacen más intervenciones contra este tipo de tráfico. Una de las razones de este incremento es que la afluencia en los puertos como por ejemplo el de Sancti Petri en Chiclana es mayor y las continuas entradas y salidas de barcos pueden ayudarles a pasar más desapercibidos. También en la mar.

Hace unos años la Guardia Civil hizo una importante operación contra una banda que estaba especializada en alijar estupefacientes con barcos de pesca. La bautizaron como 'Vinculada' y los agentes incautaron casi una tonelada de hachís deteniendo a 45 personas por los supuestos delitos de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública, tenencia ilícita de armas y blanqueo de capitales

Los delincuentes practicaban sofisticados dobles fondos en vehículos y embarcaciones de recreo para transportar la droga. La operación se desarrolló en las provincias de Málaga, Cádiz, Almería, Huelva, Sevilla, Ceuta y Melilla.

Según concluyó la investigación, este grupo realizaba estos trabajos a petición de otra red dedicada a introducir grandes cantidades de hachís en nuestro país haciendo uso de todo tipo de embarcaciones. Esta última organización contaba con un alto nivel económico que les permitía adquirir numerosos barcos que guardaban en naves industriales que alquilaban en las provincias de Málaga y Cádiz. Solo las botaban al mar cuando iban a alijar.

La enorme infraestructura que tenían les permitía operar de manera simultánea en varias localidades andaluzas. De esta manera podía introducir varias embarcaciones cargadas de droga en diferentes puntos de la geografía andaluza simultáneamente, dificultando así la investigación policial.

Una de estas embarcaciones deportivas puede esconder de 500 a 1.500 kilos de hachís, mientras que una planeadora de alta velocidad es capaz de portar hasta tres toneladas, el doble. Aún así, el trabajo que hacen las fuerzas de seguridad en alta mar y el apoyo del SIVE desde la costa hace que muchos traficantes tengan que cambiar sus cartas para ganar la partida.

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