MUNDO

La fuerza de la unión

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Muchos estadounidenses que no son de origen hispano se encontraron el lunes reflejados en la convocatoria. 'Todos somos inmigrantes', decían algunos carteles. Jeff Gold es de Brooklyn, pero aguantaba con una mano esa pancarta y con la otra una bandera de Haití en la que se podía leer 'L'union fait la force' (La unión hace la fuerza), como parte de la cadena humana formada en la calle de Canal Street, arteria del barrio chino de Nueva York. «He nacido en Estados Unidos gracias a que mis abuelos tuvieron la valentía de venir hasta aquí desde el Este de Europa cuando les perseguían los nazis», explicaba. «De la forma que se trata aquí a los inmigrantes, nadie viene por gusto».

Su causa es la de la atención médica universal, pero el movimiento de los hispanos aglutina muchas protestas sociales frustradas por su falta de eco. No ocurre todos los días, ni todos los años, que una manifestación alcanza el millón de personas en EE UU, por mucho que salga de sumar a todo un país con una población seis veces mayor que la española.

En el fervor de las marchas aparecieron retratos del Che y viejos lemas de la izquierda. No era por el Día del Trabajo, que en Norteamérica no se celebra hasta el primer lunes de septiembre, sino por la ansiedad de aferrarse a una corriente de protesta que rara vez se gana la cobertura en directo de todas las televisiones.

Allí estaba también el reverendo Jesse Jackson y su Raimbow Coalition, porque por un día negros e hispanos dejaron de pelearse en el Bronx. Estas coaliciones de negros, hispanos, anarquistas y judíos hizo que los racistas de la América profunda se sintiesen más acorralados que nunca.

La CNN dijo estar inundada de llamadas coléricas de quienes creen estar perdiendo su país a manos de extranjeros. En los establecimientos que colgaron en la puerta el cartel de cerrado explicando que sus empleados no habían ido a trabajar, los más airados pintaron: «¿Despídelos!».