Un espectáculo. De tal calibre que decenas de gaditanos se arremoliban junto al paseo marítimo para observar como la mar embestía contra su frontera artificial y arrastraba todo lo que encontraba a su paso.
Muchos en ventanas, balcones y azoteas ; otros tantos, los más valientes o los más 'guasones', a pie, sorteando las olas que amenazaban con tragarse el paseo marítimo de Cádiz capital. Estaba la playa igual que una feria.
Tras destrozar los chiringuitos que se sostienen como pueden sobre la arena, el agua sorteaba los muros, los obstáculos , hasta alcanzar la calzada y rodar sobre el asfalto frenándose en los comercios de la otra acera. La pequeña inundación obligaba a cortar el tramo de calle que va desde Brasil a la glorieta Ingeniero de la Cierva , con los operarios de los comercios y restaurantes manipulando las alcantarillas para que pudieran tragarse el mar lo más rápido posible.
Bombonas y bidones a merced del agua
Impresionaba ver como l os palés de los chiringuitos cedían a la fuerza de la tormenta , que se aliaba con el viento para reducir estos establecimientos. Bombonas de gas, maderas y bidones de basura quedaban a merced del agua.
El chiringuito, destrozado por el mar.-A. V.
También sufrían los efectos los vehículos aparcados en primera línea de playa. Los espectadores se divertían grabando los efectos del temporal y jugando con las olas como si estuvieran en la orilla. Pocos quedaban secos, sin salir empapados. Con la pleamar se alcanzaba el punto álgido, con el mar regando las calles adyacentes, pero como la lluvia ofrecía una tregua Emma devolvía pronto las aguas a su 'cauce'.
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