CRISIS COVID-19

«Hace tres meses no podía imaginar que fuera a estar así. Iba todo bien, no dejaba de trabajar»

Los testimonios de dos gaditanos afectados resaltan el nuevo perfil de la pobreza: a un solo paso, en dos meses, tras muchos años sin dejar de trabajar

Colas de personas hace unos días esperando a recibir comida en Cádiz. A. Vázquez

«Llevaba unos años ganándolo bien. No llegaba ahogada a fin de mes pero tampoco podía guardar. Sobre todo estuve bien cuando trabajé en la recogida de basura. Luego una parte de lo que ganaba sí era legal, cotizando, pero la otra era por limpiar en pisos, en chalés, en apartamentos... Y claro, cuando me dijeron que me fuera para casa en los dos sitios, en el que estaba de alta por unas horas y en las casas, pues me he visto sin nada. Gracias a la ayuda de los supermercados he podido llenar el carro de la compra dos o tres veces en el mes de mayo pero no tengo nada a la vista y es una angustia».

María P. P. tiene tres hijos y 39 años. Cuando hace el repaso de su vivencia en esta nueva crisis relámpago, repite una frase de forma frecuente: « En Navidad no pensaba que me fuera a ver así. Hace tres meses no podía imaginarme que fuera a estar así».

Por «estar así» se refiere a pedir ayuda a Asuntos Sociales o a una asociación, que prefiere omitir por seguridad, para garantizar alimentación a sus hijos. «Nos han dicho que la solicitud del Ingreso Mínimo Vital nos la hacen de forma automática por nuestra situación pero estoy intentando llamar para que me lo confirmen y siempre está comunicando». Otro síntoma de lo difícil de la situación para un número de familias desconocido, al menos, desde 2013.

De hecho, María admite que no es la primera vez que pide ayuda económica o de alimentos: «Fue hace ocho años y luego todo empezó a ir mejor. No dejé de trabajar y pude estar bien. No creía que volviera a pedir ayuda, no pensaba que esto fuera a volver a pasar».

I. L. B. es un trabajador de 37 años que, directamente, en su vida había recurrido a pedir ayudas económicas o alimenticias. «Al contrario, había colaborado hace unos años en varias campañas de recogida y reparto, dentro de una asociación religiosa a la que pertenecí».

Su caso es el de muchos trabajadores cuya empresa, relacionada con el suministro a la industria turística, ha echado la baraja, ha desaparecido. Sus condiciones laborales eran «aceptables» pero no así «las legales, las fiscales».

Tras verse en la calle ha descubierto que cotizaba menos horas de las que creía y pese a denunciar la situación, la realidad es que «la indemnización ni la he visto y el paro es bajísimo. No llego a cubrir ni a la mitad de los gastos que tenía hasta febrero». Para poder pagar, ha tenido que pedir ayuda en alimentación .

«Así puedo sobrevivir con lo poco que entra en mi casa». Casado y con un hijo, teme que no vaya a cumplir los requisitos para obtener el Ingreso Mínimo Vital en mucho tiempo. «Y ojalá que no los cumpla porque significará que estoy en una situación peor que la de ahora».

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