España, a debate

Felipe González: «Nadie es capaz de hacer más el ridículo que Puigdemont»

El expresidente del Gobierno defiende en un acto celebrado en el Oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz, que se debe dialogar con los independentistas pero «siempre dentro de la ley»

Felipe González durante el acto celebrado en Cádiz. Francis Jiménez

Andrés G. Latorre

El expresidente del Gobierno Felipe González está a unos meses de cumplir 80 años, lo que no ha hecho que se haya apaciguado su tendencia a no morderse la lengua cada vez que tiene que referirse a la política pasada, presente o futura. Este viernes, en un acto celebrado en el oratorio de San Felipe Neri de Cádiz (lugar donde se promulgó la primera Constitución española) González se ha referido al expresidente de la Generalitat detenido hoy con un contundente «nadie es capaz de hacer más el ridículo que Puigdemont» .

González ha compartido mesa de diálogo con el periodista Augusto Delkáder en una nueva edición del ciclo 'Reencuentros' de la Fundación Cajasol. En él, se ha hablado de la relación del periodismo con el poder y, sobre todo, del actual clima de confrontación política y social que se vive en España . Además, el acto ha supuesto una reivindicación de los acuerdos del 78 y de la vigencia de la Constitución.

Preguntado al respecto, González se ha mostrado «partidario de mantener un diálogo con los independentistas y con la parte de la sociedad que se encuentra ahora fracturada» , pero siempre «dentro del marco legal» . En ese punto han insistido en varias ocasiones Delkáder y González, que ha sido firme en la idea de que «se puede cambiar la Constitución, pero antes hay que respetarla». En ese sentido, ha afeado al actual presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, que pretenda un cambio de marco legal desde el incumplimiento de la ley. «Estoy de acuerdo con el señor Aragonés de que no hay que judicializar la política, pero lo que sí que no se puede hacer es romper las normas del juego». «Si usted no quiere que se judicialice y se salta los instrumentos políticos para cambiar la ley, ¿qué es lo que quiere usted?», preguntaba González Márquez refiriéndose a Aragonés.

Tampoco se ha librado de sus dardos el Partido Popular, al que ha acusado, respecto al bloqueo de la reforma del Constitucional, de «decir que defiende la Constitución mientras no la cumple». Eso sí, frente a la política de extremos, él amparó la estrategia de centralidad de los grandes partidos .

Augusto Delkáder ironizó sobre la incompatibilidad de mantener un discurso de izquierdas y ser nacionalista y recordó que la mayor parte de los nacionalismos buscan mantener una posición económica ventajosa. Esto le dio pie a González para recordar que «los socios de Puigdemont son realmente notables, de la derecha más extrema, como Putin o Salvini» que, recordó, «ha sido el primero en defenderlo tras ser detenido en Cerdeña».

Sobre la presencia en los medios de comunicación de Puidemont, Delkáder se preguntaba hasta qué punto «a un trabajador catalán que coge el Rodalies (Cercanías) a las 6 de la mañana le interesa» y González apuntó que «es bastante extraño que el inquieto Puigdemont ocupe más espacio que el volcán de La Palma» . Eso sí, en la charla, el expresidente ocupó un puesto de privilegio en sus discursos.

Defensa del régimen del 78 y de la monarquía

El encuentro estuvo moderado por José Antonio Carrizosa, que le preguntó a González por su opinión de que se defina a sus coetáneos como «la generación del 78» . «Para mí es un orgullo -respondió González sin titubear-, fuimos capaces de hacer un cambio de régimen sin derramar una gota de sangre y buscando acuerdos». El expresidente, que no ha perdido un ápice de oratoria, defendió la vigencia de la Constitución del 78, «la que más ha durado» y previno sobre los que quieren cambiarla a toda costa. «Claro que la Constitución no es perfecta, las constituciones sólo son perfectas en las dictaduras. Pero ha abierto un camino que nos permite convivir».

Para bajar al terreno de lo concreto su defensa, el antiguo líder de los socialistas dijo que la Constitución «es como los cimientos de la casa, que cumplen su función aunque no se vean» . Y del mismo modo añadió: «Cuando los cimientos fallan, todo el edificio se viene abajo».

Casi al final del encuentro, González reflexionó sobre el modelo del Estado. Al respecto, aseguró que le parecía «más difícil de romper una monarquía en la que el rey reina, pero no gobierna, que una república a la que se puede traicionar».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación