CÁDIZ

De la Corrala a Sopranis, una pareja ocupa otra finca mientras encuentran una casa

El resto de los desalojados han buscado diferentes alternativas como alquileres baratos o familiares hasta que encuentren donde vivir

El cobro de los 5.000 euros se ha efectuado con la mayoría salvo con algunos que están pendiente de regularizar sus documentos de identidad

Finca de la calle Sopranis.

M. Almagro

A punto de cumplirse la primera semana del desalojo pactado de la Corrala en Cádiz la gran mayoría de los okupas se han distribuido por diferentes localizaciones en pisos de alquiler. Otros han optado por trasladarse a casas de familiares o de conocidos mientras que formalizan los contratos para entrar a vivir en otro inmueble. Y otros, como el caso de una pareja joven, han vuelto a la okupación. Según ha podido saber este periódico, estas dos personas se han instalado de forma momentanea en una finca de la calle Sopranis mientras, según manifiestan, buscan otro lugar donde puedan vivir de 'manera legal' y, por tanto, con los recursos y suministros básicos y necesarios de cualquier vivienda.

Por otro lado, el Consulado de Rumanía se ha interesado por poder contactar con sus conciudadanos que residían en la Corrala, al menos tres familias, para hacerles un seguimiento y poder atender sus necesidades si así lo precisaran.

En cuanto al cobro de los 5.000 euros se ha producido de manera efectiva en las oficinas bancarias del banco con el que la propiedad ha operado para este asunto. Salvo algunos que no han podido recibir el dinero debido a que no tenían sus documentos de identificación en regla y están a la espera de renovar debidamente sus pasaportes para poder cobrarlo.

La casa de la calle Sopranis se ubica en los números 17-19 y ya había sido okupada por otras personas que insisten que viven allí pero que no han ocasionado ningún problema de convivencia ni de seguridad. Los okupas se reparten en la primera y segunda planta ya que el tercer piso de este inmueble está alquilado. La propiedad es una empresa dedicada a la promoción de hostels, y hace poco tapió el edificio e incluso derribó muros del interior para evitar que fuera okupado.

Por otro lado, en la Corrala se mantienen los vigilantes privados y se han instalado los equipos de seguridad para evitar una nueva okupación del inmueble como cámaras, alarmas y puertas blindadas.

Como se recordará la pasada semana se ponía fin a la okupación de más de seis años de este bloque de Segunda Aguada con la salida pactada de las familias que residían en él. La propiedad, un fondo de inversiones norteamericano que había comprado el inmueble al Banco Santander que se había hecho con él tras un embargo, decidió entregar por cada vivienda 5.000 euros para que se fueran de forma voluntaria, evitando así el litigio judicial y la intervención policial. La gestora de activos inmobiliarios de esta empresa se hizo cargo de la negociación y de que el pasado martes se efectuara la «salida ordenada».

Aunque los actuales 'inquilinos' insistían en que ya no había problemas en la Corrala, las intervenciones de la Policía Nacional y las peleas, reyertas y el trapicheo de drogas sí se habían repetido los últimos años convirtiendo a este bloque, según comerciantes y vecinos, en un «foco» de delincuencia.

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