Crisis en Cádiz

Dos de cada tres personas que piden ayuda acude por primera vez al auxilio social

Asociaciones, Servicios Sociales y ONG fijan en el triple el número de solicitantes, dos tercios de ellos sin registrar o con más de cinco años sin pedir ayuda

Un voluntario de Cruz Roja prepara bolsas de alimentos en la sede de Cruz Roja. Antonio Vázquez

J. Landi

Los acontecimientos que todos recuerdan, siempre trágicos, alumbran palabras que desconocemos o apenas usábamos . Ha sucedido con las guerras y con los más terribles ataques terroristas. De pronto, aparecen términos bélicos, políticos, ubicaciones geográficas, verbos y adjetivos que hasta entonces permanecían ocultos. Posguerra, retaguardia, guerra fría, yihadista...

La epidemia que ha grabado para siempre en la memoria de todos el año 2020 deja otras nuevas . Muchas de ellas son de origen médico y sanitario. También hay otras muy clásicas y muy latinas que, de repente, adquieren otro significado. Dicen los tratados de etimología que «vulnerable» deriva de la palabra del Latín «vulnerus» que significa «herida» y de la terminación que marca posibilidad. Posibilidad de ser herido.

Nunca se había utilizado tanto. Colectivo vulnerable, concretamente . La sociedad española, incluso la andaluza con su menor nivel de renta y de empleo, creía estar a salvo de casi todo. Casi todos. Y en dos meses, esa misma población ha recordado en una inmensa terapia colectiva que todos, sin excepción, están expuestos a la herida. La de la enfermedad, por supuesto, pero también la asociada a la necesidad, a la pobreza. La nueva o la de siempre, la energética o la laboral.

Cáritas, Cruz Roja, Banco de Alimentos y la Delegación de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Cádiz coinciden –con matices diferenciales y cifras aproximativas– en que las solicitudes de ayuda se han triplicado durante los meses de abril y mayo. Es decir, los efectos económicos y laborales del Estado de Alarma, de la epidemia, han multiplicado por tres los solicitantes de auxilio.

Antonio Jiménez Trille, portavoz de Cáritas , detalla que los que han acudido a esta institución católica a a solicitar ayuda fueron 2.500 (familias) durante el mes de marzo. Cáritas Diocesana estima que el 70% acuden por primera vez a su red de ayuda.

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Eso no quiere decir que nunca hayan pedido auxilio social en otro colectivo. Para extraer ese dato exacto, habría que cruzar los listados de inscritos o auxiliados de todos los colectivos. Lo que sí marca la gravedad de la situación es que « un 30% vuelven a Cáritas después de dejar de recibir apoyo en los últimos años porque mejoró su situación».

El dato coincide Cruz Roja Española. Para fijar el incremento de los nuevos solicitantes de ayuda durante la epidemia y el colapso económico, recuerda que los solicitantes de auxilio (en distintas fórmulas) del primer trimestre de 2019 fue de 20.000 personas cuando en el mismo periodo de este año se dispara a 32.000 .

En este caso, el número de nuevos registrados sería uno de cada tres. Es decir, al menos un tercio de los que han acudido a por alimentos o servicios básicos no aparecen en los archivos de la entidad. Como en el caso de Cáritas, es orientativo. Quiere decir que no habían pedido amparo a Cruz Roja pero han podido hacerlo en otros estamentos, ONG o asociaciones.

Respecto al perfil de los nuevos solicitantes, Antonio Jiménez Trille resalta que « son familias con hijos o familias monoparentales con hijos que se han encontrado sin ingresos por sufrir un ERTE o que trabajaban en la venta ambulante que quedó suspendida y en sectores económicos paralizados como el turístico».

Desde todos los colectivos e instituciones resaltan la difícil situación que viven los que percibían sus ingresos «en negro», es decir, sin estar dados de alta en la Seguridad Social, o lo que estaban inscritos pero por muchas menos horas de las que realmente realizaban . «Ahora reciben ingresos de prestaciones de desempleo muy bajos por tener contratos a tiempo parcial de pocas horas o de fin de semana».

Jóvenes, españoles, trabajadores

La edad de las familias nuevas que están llegando –en el caso de Cáritas– están, generalmente, por debajo de los 45 años, tienen estudios primarios o medios y son de nacionalidad española fundamentalmente.

Son, de modo genérico, familias que el respetado Informe de la Fundación de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (Foessa), publicado el año pasado, agrupaba dentro del término «sociedad insegura ». Es decir, que tienen ingresos asociados a empleos tan precarios que «cuando hay un corte, más aún tan brusco, pasan directamente a la exclusión social», a no poder comprar alimentos ni pagar los suministros esenciales o la vivienda.

Otro dato muy orientativo lo da la Delegación de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Cádiz. En marzo se creó la denominada Ayuda Covid-19. Comprende 50 euros mensuales por miembro de la familia para alimentación . Fuentes de la primera representación sindical de la plantilla afirman que sólo durante abril se distribuyeron 95.000 euros en ese concepto. Una simple división permite saber que fueron ayudadas 1.900 vecinos de la capital gaditana.

A esta cifra hay que añadir las ayudas a pagar suministro eléctrico y alquiler de vivienda . En números brutos, la misma fuente de Asuntos Sociales afirma que «el número de familias, parejas o personas atendidas se ha triplicado» en los últimos dos meses. A las familias en situación de pobreza crónica se han añadido las que «han sido atendidas teletrabajando, desde los móviles de las trabajadoras. Han tenido que redoblar el esfuerzo porque han acudido muchas familias que se han visto envueltas en ERTE o procesos de desempleo».

Aunque ese cálculo no es tan sencillo, esta portavoz de la plantilla cree lógico pensar que « dos de cada tres son nuevos solicitantes de ayuda . Si donde el año pasado había una persona, este año hay tres, es lógico pensar que esos dos no habían pedido nunca ayuda o llevaban varios años sin hacerlo, alrededor de cuatro de media según nuestros informes».

El Banco de Alimentos de Cádiz ha sumado a su tarea natural de redistribución un nuevo objeto de primera necesidad: las mascarillas. En estos dos meses se ha reforzado el reparto hasta alcanzar, sólo en abril, 500.000 kilos de comida entregada a distintas entidades para su posterior reparto a las las personas más vulnerables de Cádiz.

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