CRISIS DEL CORONAVIRUS

El temor al día después del confinamiento

Así viven los jóvenes extutelados extranjeros el confinamiento domiciliario por la crisis del coronavirus

Elena Carmona

Aunque parezca que el reloj se ha parado no es así. Tienen 18 años, están solos, viven a kilómetros de distancia de sus familias , en un país diferente al suyo y como al resto de los mortales el confinamiento se les hace cuesta arriba, aunque «se están portando bien, con las cosas propias de la edad». Así es como viven el aislamiento domiciliario muchos jóvenes inmigrantes extutelados de la Junta de Andalucía, según relata el delegado de Voluntarios por Otro Mundo, Michel Bustillo.

Esta asociación se dedica a acoger a aquellos que en su momento eran reconocidos como Menores Extranjeros No Acompañados (Menas), que pasaban a manos de los centros tutelados por la Administración autonómica y que llegan a la mayoría de edad. Para ello tiene varias viviendas, que ahora están «sobrecargadas al intentar acoger al mayor número de jóvenes posible y que con esto del confinamiento provoca que la convivencia se haga más difícil , igual que pasa en cualquier otra casa». La asociación cuenta con cinco pisos donde hay acogidos 40 jóvenes extutelados extranjeros.

Durante estos días de aislamiento domiciliario a consecuencia de la crisis del coronavirus, Voluntarios Por Otro Mundo ha tenido que llevar a cabo dos acogidas urgentes. Una de ellas fue «especial porque ese chico estaba en una familia de acogida y la situación de encierro estaba tensando el clima de la convivencia », así que decidieron trasladarlo a uno de los pisos habilitados por la asociación. Otro de los jóvenes que han acogido durante el confinamiento ha sido uno que «no se adaptaba al albergue y estaba en una situación de crisis». Igual que durante estos días han acogido a dos chavales, antes de que se pusiera en marcha el decreto, enviaron a Marruecos con su familia a un chico con estado de depresión muy alto, que estaba tratado por salud mental y necesitaba cuidados especiales.

Como el resto de ciudadanos, durante el día permanecen en el interior de los domicilios y «solo salen por el pan, con turnos que rotan, y van totalmente protegidos con mascarillas donadas por la Asociación de Comerciantes del Centro Acoje». Mientras tanto, las casas las atienden tres voluntarios: dos de ellos se encargan de la alimentación, donde « ha habido un incremento muy grande de gastos con el confinamiento », y otro de ellos se centra en las urgencias, como llevar al hospital si hiciera falta o supervisar cómo van funcionando las casas, Dentro de los episodios vividos estos días han tenido que atender a uno de los jóvenes que, al no tener tabaco, vivió un episodio de ansiedad. Un caso entre cuarenta pero que gracias a la labor de la asociación tiene respuesta inmediata.

El resto de la jornada los jóvenes permanecen en las casas donde siguen recibiendo las clases de español, «que les han adaptado para que puedan recibir a través del móvil», cuenta Bustillo. El panorama está muy tranquilo, las casas funcionan de manera autónoma, no hay problemas con el vecindario, son chavales muy estructurados y normativos que hacen que toda la convivencia sea mucho más fácil y fluida.

En su diario de estos días recordarán cómo han participado como voluntarios en las labores de recogida de alimentos en el pabellón Kiko Narváez. «Cinco jóvenes están yendo durante cinco horas los fines de semana a preparar las cajas de los alimentos de las familias necesitadas de Jerez». Una labor que les permite colaborar y ayudar a aquellos que más lo necesitan en estos momentos

También vivirán en estos días el Ramadán , una fecha fundamental para ellos, pero que será muy distinto a años anteriores. No podrán ir a la Mezquita pero continuarán con sus rituales en los domicilios. «Un Ramadán distinto a otros años, que va a ser especial y va suponer una limpieza interior muy potente».

Los frentes del colectivo

Así están viviendo la cuarentena estos jóvenes, que a nivel burocrático, no tendrán que estar pendientes de la caducidad de la tarjeta de residencia puesto que «no se pueden presentar expedientes ni en Extranjería ni en el Consulado y sólo podrían hacerlo de manera telemática, pero al no tener firma digital no tienen cómo presentarlo», por lo que el Gobierno ha decidido paralizar toda la tramitación .

Para el delegado de Voluntarios por Otro Mundo esta situación de confinamiento ha traído aspectos positivos, pero también preocupaciones sobre qué ocurrirá el momento en el que se vaya volviendo a la normalidad. «¿Qué va a pasar cuando acabe el confinamiento con los que han cumplido 18 años en los centros de menores?», se pregunta Bustillo que ya ha recibido llamadas de los centros de menores preguntando si tienen plaza en los pisos para aquellos que ya son mayores de edad. Es consciente de que «ha tenido que venir una pandemia para que la administración mantenga a los extranjeros de 18 en los centros, pero el miedo que da es saber que eso será mientras dure el confinamiento porque después tendrán que salir y se están acumulando chavales y no hay opciones para su acogida ».

Además, como todo está paralizado a nivel Consulado y Extranjería no se sabe en «qué condiciones salen esos chico: el tiempo en edad biológica avanza, pero Extranjería y el Consulado de Marruecos están parados, es decir, los jóvenes van a salir sin papeles ».

A pesar de que parezca que el coronavirus ha parado el reloj, el tiempo sigue corriendo.

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