Toros

Morante y Roca Rey pasean sendos trofeos en el cierre de la Feria de Jerez

Se lidiaron seis ejemplares de Torrestrella, correctos de presencia, faltos de fuerza y sin entrega en los engaños

Morante de la Puebla en uno de sus pases Paco Martín

Pepe Reyes

Se cerraba el ciclo taurino jerezano con un cartel de tronío, en el que repetía Morante de la Puebla , tras su inédito paso en la jornada de ayer, al que acompañan el fino diestro sevillano, Juan Ortega , y el arrebatador Roca Rey. Para la ocasión, el retorno de los toros de Torrestrella , vacada poco habitual ya en estas ferias y que tanto tiempo ha pasado desde que pisara por última vez la arena de este coso.

Con ceñidas y enjundiosas verónicas recibió un decidido Morante al repetidor animal que abría plaza, cuyo celo en seguir al engaño y su escasez de fuerzas e llevaron a perder las manos con reiteración y estrépito. Muy mermado de poder, tras tomar una leve vara careció del fuelle necesario para permitir al de La Puebla ejecutar su quite pretendido. Toro noble pero de embestida corta y cada vez más adormecida, sólo dejó que el diestro esbozara apuntes de su particular cadencia y temple por el pitón derecho, pues por el izquierdo apenas pasaba. Una estocada al encuentro puso fin a este primer capítulo del festejo.

El cuarto de la tarde, peor aún , pareció salir ya mortecino de chiqueros. Ni una sola embestida regaló a Morante con el capote y, a cuenta gotas y de uno en uno, a veces dejó que el matador apuntara algunos muletazos, que incluso llegaron a poseer estética y pinturería. Un gran esfuerzo realizó Morante para no irse de vacío en esta feria y apuró las mínimas opciones que le ofrecía este su último cartucho , pues casi a toro parado fue capaz de inventarse una faena que llegó a calar en los tendidos. Un pinchazo y una estocada le valieron para cortar la primera oreja de la tarde.

No pudo estirarse a la verónica Juan Ortega ante la escasa acometividad de su primer enemigo, astado sin poder y casi sin recorrido en sus cansinas embestidas. Simulado el tercio de varas y tras cortar en banderillas, el de Torrestrella arribó con genio y reponiendo con presteza al último tercio. Cada vez más orientado, imposibilitó que Ortega dibujase el más mínimo conato de pase. Un pinchazo, una estocada y dos golpes de verduguillo acabaron con este decepcionante episodio de la corrida . Sufrió un peligroso desarme cuando recibía de capa al quinto, ejemplar que, con su falta de interés en el engaño, también lo dejó inédito en su quehacer capotero. Una fea y prolongada pelea en varas, con la cara alta y pródigo en cabezazos, dio paso a otro desarme del matador y una nueva entrada al caballo. Y después de un complicado y lucido tercio rehiletero el animal último y definitivo con una embestida sosa y adormecida, ante la que merodeó sin confianza un desanimado Juan Ortega, que no pudo mostrar su estilo ni dar un solo pase siquiera en toda la tarde. Con dos pinchazos y una estocada puso fin a su labor.

Templó la verónica, ajustó el delantal y remató con airosa revolera el capote garboso de Roca Rey al saludar al colorado que hizo tercero. El señalamiento de una vara constituyó castigo suficiente para que el animal volviera a jurisdicción del peruano y que éste esculpiera un variado quite por chicuelinas y tafalleras. Tras un exigente tercio de banderillas en el que el toro tendía a cortar los viajes, Roca Rey lo pasó por alto con la franela sin enmendar terrenos y lo sacó al tercio con bello pase del desprecio y un hondo pase de pecho. Luego, el toreo en redondo poseyó ritmo y profundidad, pues el toro repetía con prontitud y celo en la muleta. Y también cuajó sendas series de naturales de elevado empaque y templanza. Pero a medida que avanzaba el trasteo el pupilo de Álvaro Domecq fue perdiendo fuelle en su acometida , por lo que el espada americano empuño la tizona para despacharlo de una gran estocada que incluso quedó algo contraria de colocación. Pero el toro tardó en caer e hizo necesario tres golpes errados de descabello.

Apretó en el peto el toro que cerraba plaza pero no permitió a Roca Rey lucir su espectacularidad capotera pues su viaje era corto y tendía a salir de las suertes. Ya en el último tercio, su embestida, aunque pronta y suave, carecía de buenos finales y de transmisión. Circunstancia que abocó a Roca Rey a darse un auténtico arrimón y prodigó el epílogo de su faena con cites en cercanías y desplantes. Una gran estocada puso digno colofón a su decidida actuación .

Jerez rinde homenaje a Álvaro Domecq

Un día muy emotivo. Antes de la corrida, durante el mediodía, Álvaro Domecq descubría el azulejo en honor a su figura. La Plaza de Toros de Jerez ha rendido homenaje al rejoneador y ganadero por su gran aportación a la tauromaquia y al mundo ecuestre.

El azulejo reza lo siguiente: «A don Álvaro Domecq Romero, por su inestimable aportación al mundo del toro y del caballo». Don Álvaro Domecq ha querido agradecer a todos, especialmente a esta plaza donde tanto actuó durante su época como rejoneador.

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