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A.Vázquez
JEREZ

Una vecina de las víctimas: «Se mató delante mía»

El relato estremecedor de Josefa García, la primera vecina en salir al oír los disparos del agresor

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La calle Molino del viento se encuentra dentro del barrio de San Miguel en Jerez. Una zona tranquila según los vecinos del lugar en el que la mayoría se conoce, se saluda y transita de manera distraída.

Una serenidad que se vio truncada de pronto en el mediodía de este viernes cuando en las diferentes calles que componen este singular barrio resonaron como «dos petardazos seguidos» que vinieron acompañados de unos gritos y que alarmaron a Josefa García, la primera vecina en salir del bloque número 8 de Molino del Viento.

«Yo creía que eran los niños con el juego y que les habría pasado algo». Pero al llegar al portal la imagen era muy distinta a la que esperaba.

De inmediato pudo ver dos cuerpos en el suelo y a un hombre sosteniendo una escopeta en la mano. «Yo vi eso y me tembló todo y le dije que lo siento que yo no quería meterme pero me apuntó y pensé que el tercer disparo venía para mí, yo creía que era la próxima».

Sin entender lo que pasaba vio como el hombre se encañonó a sí mismo en la barbilla y se disparaba delante de ella sin mediar palabra alguna. «Los cachos del cerebro llegaron hasta aquí al lado, a mis pies, y un río de sangre se fue por la cuesta». Fue entonces cuando Josefa se desmayó, mientras que el resto de vecinos ya habían dado la voz de alarma a la policía y servicios sanitarios que iban de camino al lugar. Al llegar se encontraron a dos mujeres malheridas que ingresaron en estado grave en el hospital de Jerez, mientras que el supuesto agresor había fallecido de inmediato como consecuencia del disparo a bocajarro que se realizó. A las mujeres las intervinieron a vida o muerte y la más joven ingresó en la UCI jerezana, mientras que la mayor fue trasladada al hospital Puerta del Mar de Cádiz.

Todo transcurrió en cuestión de minutos. El hombre, de 41 años, había llegado en un todoterreno hasta el lugar, para bajarse del mismo y disparar con una escopeta de caza a su exmujer y su exsuegra en cuanto salieron de la casapuerta. Su expareja, de 33 años, recibió el primer disparo en el estómago, mientras que la madre de ésta, de 64 años, recibió el segundo entre el hombro y el tórax. Una vez hirió de gravedad a las dos mujeres el presunto atacante decidió quitarse la vida en plena vía pública.

Él era natural de Algar mientras que madre e hija de Ubrique y se habían trasladado a Jerez aproximadamente hace un año tras separarse la última de su pareja. Según fuentes policiales y del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) no existían denuncias previas por presuntos malos tratos o violencia de género ni orden de alejamiento por lo que en este caso no se había activado ningún tipo de protocolo de protección a la víctima, desconociéndose por tanto si anteriormente la mujer había sido víctima de malos tratos.

Aunque llevaba alrededor de un año en Jerez no se había mudado al número 8 de la calle Molino del viento hasta hace aproximadamente un mes, por lo que a los residentes de este edificio de apartamentos humildes, compuesto por una especie de laberinto entre pasillos y escaleras, apenas les había dado tiempo a conocer a la madre y a la hija, «más allá de cruzarnos al entrar o salir y como mucho dar el típico saludo de buenos día o buenas tardes», exponía una de las vecinas que se encontraba en la calle aún rememorando lo que había ocurrido hace escasamente unas horas.

Otra residente aseguraba que su hijo la llamó asustado porque al salir se encontró con el cuerpo del hombre «y nadie sabemos bien qué es lo que ha pasado realmente».

Y es que durante ese tiempo no había pasado ningún tipo de incidente aunque sí llegaron a conocer que se había separado de su pareja «hace relativamente poco, pero no por qué».

De hecho, al presunto agresor no lo habían visto «nunca antes. Era la primera vez que pasaba por aquí al menos que sepamos. A ella la veíamos salir de manera normal y no había ningún indicio de que pudiera pasar algo así y de este manera tan trágica».

Según los residentes unos minutos antes habían estado haciendo arreglos en la casa junto al responsable del edificio. «Serían por aquellos desperfectos típicos que encuentras tras haberte trasladado recientemente». Tras acabar la faena el hombre salió y pocos minutos después fueron madre e hija las que abandonaron la vivienda, momento que el supuesto atacante aprovechó para disparar tanto a una como a otra.

«Vamos yo creía que la hija estaba muerta, que estaba muerta. Porque la vi tirada completamente en el suelo y sin moverse. Pero tampoco tuve mucho tiempo porque de momento me vi encañonada por el hombre. No me lo quito de la cabeza». Josefa aún con la manos temblando seguía relatando lo que había visto y vivido. Con las manos aún temblando no era capaz de quitarse de la cabeza las escenas y sobre todo ese último disparo.

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