SUCESOS

La panadería de Chiclana que ocultaba un taller de tabaco de contrabando

Agentes de la Patrulla Fiscal de la Guardia Civil detienen al dueño de un ultramarinos que supuestamente producía y vendía en su comercio grandes cantidades de tabaco de liar ilegal

En unos almacenes del comercio acumulaba kilos de picadura y también numerosos útiles para hacer de forma artesanal los cigarrillos

Mesa de trabajo con la picadura y los utensilios para hacer los cigarros en el taller clandestino. LA VOZ

María Almagro

Una tienda de alimentación al uso. En un callejón en la zona de Panzacola de Chiclana de la Frontera. Dedicada supuestamente a la venta del pan recién horneado y la bollería, además de otro buen surtido de artículos del hogar... hasta ahí todo normal. Un local de esos socorridos para cualquier desavío como los hay a decenas por cualquier municipio, en cualquier barriada.

Sin embargo, parece que la panadería Orense no era una tienda de alimentación al uso . Tras ese comercio legal, se escondía lo ilícito. Al lado de panes, dulces, congelados y detergentes, en un almacén anexo oculto, su propietario había montado un taller clandestino casero de tabaco de liar de contrabando con máquinas y todo tipo de utensilios para producir y vender cajetillas y cigarros sin pasar por los controles sanitarios y fiscales preceptivos.

Pero el negocio se le acabó este pasado sábado. Al menos, el ilegal. Los agentes de la Patrulla Fiscal y Fronteras (PAFIF) de la Guardia Civil con base en Chiclana le habían echado el ojo desde hacía tiempo a este establecimiento y fueron a hacerle una visita a su propietario. En el marco de una investigación sobre la actividad preventiva de la delincuencia y contra la venta ilegal de tabaco de contrabando, tenían ya conocimiento de estos hechos. Con tal motivo, los agentes procedieron a hacer una minuciosa inspección del local y encontraron lo que sospechaban que allí se podía estar escondiendo.

En primer término, tras el mostrador se toparon con la primera pista. Diez bolsas de tabaco picado de cien gramos cada una y 41 bolsitas cerradas herméticamente con 20 cigarrillos y preparadas para su venta. Evidentemente, sin precinto alguno y sin permiso para distribuir tabaco.

Parte de la mercancía intervenida. LA VOZ

Los agentes, grandes expertos en este tipo de controles, sabían que allí podía haber mucho más y continuaron con la inspección. Se dirigieron al final del establecimiento donde había un pequeño almacén. Y dentro, encima de una mesa, hallaron varias cajas de plástico que contenían tabaco picado. Al lado, unos tubos para la preparación, bolsas, tres máquinas para hacer los cigarrillos y otros utensilios para el picado y el separado. Además, en ese mismo almacén –lleno de polvo y suciedad– descubrieron en unas cajas de cartón, varias bolsas con más picadura que tenían etiquetas de haberse recibido por mensajería.

Suciedad y ratas

Pero todavía había más. Tras este primer pequeño almacén se accedía a otro más grande. En él, entre varias maquinarias y enseres, donde por cierto campaban a sus anchas algunas ratas, se toparon con más cajas con picadura de tabaco y demás útiles. También con una báscula de pesaje. Y en un lateral, más bolsas postales con otra partida de tabaco que había sido recibida en el local.

Al parecer, el propietario, natural de Chiclana de 55 años , se estaba dedicando supuestamente a la fabricación, elaboración y distribución de este tabaco de liar de contrabando, un negocio con el que podía estar teniendo mucho más beneficios que con su tienda de alimentación de barrio y por lo que ha sido puesto a disposición judicial por contrabando y por un delito contra la salud pública .

Tras el registro, los agentes de la PAFIF de Chiclana se incautaron de 88 kilos y medio de picadura de liar sin precintos legales, 85 bolsas de cigarros de 20 unidades cada una ya elaborados, y cinco kilos de hoja de tabaco ilegal. Además también intervinieron numeroso material como cuatro máquinas eléctricas de liar tabaco, un peso, una máquina casera para picar hoja de tabaco y una criba de madera.

Picadura dispuesta para elaborar los cigarros. LA VOZ

Un problema fiscal... y de salud

El contrabando de tabaco es una de las actividades ilegales que ha resurgido con más fuerza en los últimos años con el aumento no solo de personas que se están dedicando a ello sino también por la proliferación de talleres clandestinos como este desarticulado en Chiclana y la creación de redes, asentadas normalmente en otras provincias como en Sevilla, que les sirven de proveedores.

Las estanqueras llevan alertando desde hace tiempo de esta circunstancia. Según los últimos informes que se han realizado, uno de cada tres cigarrillos que se fuman en Andalucía, es de contrabando . Y en este mercadeo, donde las cajetillas traídas de Gibraltar son las 'reinas', las incautaciones de picadura de tabaco también se han disparado.

La problemática de este asunto no se limita a lo económico y fiscal, sino que también transciende a la salud del consumidor ya que estas mercancías de contrabando no pasan ningún tipo de control y nadie sabe ni inspecciona qué es lo que realmente contiene esos cigarrillos ; si de verdad, esa picadura es lo que se dice que es o, si es algo que no tiene nada que ver, como por ejemplo excrementos de animal, tal y como ha llegado a comprobarse en análisis posteriores.

Muy consciente de este riesgo para la ciudadanía, desde la Guardia Civil de Cádiz se ha reforzado a unidades como las PAFIF, sobre todo ahora en época estival de mayor actividad, para plantarle cara a estos negocios ilícitos que pueden hacer tantísimo daño.

El establecimiento inspeccionado. LA VOZ

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación