Los 88 peldaños de la gente feliz

Peldaño 55: «La autosuficiencia aísla. La necesidad cohesiona»

En este capítulo te cuento como la ayuda de los demás es esencial para nuestra felicidad y desarrollo

Cuando eres autosuficiente y no tienes necesidad de apoyarte en los demás, esto conduce al aislamiento Unsplash
Anxo Pérez

Anxo Pérez

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¿Qué preferirías? ¿Ser una persona perfectamente autosuficiente que no necesita apoyarse en nadie o ser una persona que tiene que apoyarse en otros para cubrir algunas necesidades (externas)? Casi todos elegiríamos lo primero, y sin embargo hay mucha más felicidad en lo segundo. Estamos ante otra de las grandes paradojas del ser humano. Queremos un aumento de felicidad, pero elegimos los caminos que, en lugar de aumentarla, la reducen. ¿En qué me baso para afirmar el principio anterior? En esta máxima:

«La autosuficiencia aísla. La necesidad cohesiona.»

Cuando eres autosuficiente y no tienes necesidad de apoyarte en los demás, esto conduce al aislamiento, mientras que, cuando necesitas de su ayuda, incluso con asuntos menores, esto te conecta con la gente. Es lo que yo llamo la «teoría de la sal».

MeValgoSolo es un señor de expresión seria, poco amigable, arisco y ermitaño. Vive en la planta cuatro del edificio. PidoAyuda es un hombre viudo, papá de una hija adolescente, muy sociable y tremendamente despistado. Vive en la quinta planta. Cada vez que le hace falta sal, sin pensarlo dos veces, llama a la puerta del primer vecino que le cuadra, suelta una carcajada genuina y saluda con un: «Soy el despistado del quinto». Ambos se ríen; a sus vecinos les agrada la sorpresa y todos acaban regalándole más sal de la que él necesita. MeValgoSolo intenta que nunca le falte de nada para no tener que pedir nada a nadie. No por deferencia hacia sus vecinos, sino para evitar tener que ser sociable. El día que ve que le falta sal, se enfada mucho consigo mismo, pero por supuesto, nunca se permite tener que tragarse su orgullo y acudir a un vecino a pedírsela.

Ahora viene lo interesante. ¿Sabes con quién se fueron de vacaciones PidoAyuda y su hija adolescente? Con un grupo divertidísimo y aventurero que le presentó la familia del tercer piso. ¿Sabes quién ayudó a su hija a superar la muerte de su madre? El hijo del vecino del segundo que tiene exactamente su misma edad. ¿Sabes con quién acaba de montar un negocio que le va estupendamente? Con otro papá del primero que también es informático como él. Y la pregunta más importante. ¿Sabes cómo los conoció? Gracias a que le faltaba algo tan insignificante como la sal.

No sé si te has parado a pensar en el jeroglífico tan interesante que hay detrás de esta historia. Cuando PidoAyuda llama a la puerta de un vecino, el objetivo no es ni irse de vacaciones con él, ni conocer al chico que puede acabar salvando la vida de su hija. El objetivo es tan sólo un puñado de sal. Es decir, que lo que sí es el objetivo es algo completamente intrascendente; y sin embargo, lo que no es el objetivo es de una importancia colosal. La paradoja está en que no obtendría el beneficio mayor, si no tuviese la necesidad menor.

Esta teoría pone patas arriba todo nuestro concepto de las necesidades. Trabajamos a diario para eliminarlas, y sin embargo deberíamos verlas completamente al contrario. No deberíamos tomarlas como fuente de preocupación, sino de realización. A veces, la menor de las necesidades puede ser la mejor de las excusas para reconectar con alguien con quien luego construir el mayor de los proyectos.

Las necesidades de las personas constituyen una de las mayores paradojas. Es ilógico buscarlas, pero sin embargo es tan importante tenerlas, que sin ellas nos perderíamos la mayor de las satisfacciones: la satisfacción de saciarlas.

#88PeldañosGenteFeliz

@Anxo

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