Cultura

Las editoriales de Córdoba: el auge y la aventura desde la periferia del negocio

La entrada de La Bella Varsovia en Anagrama revela un espacio de creación dinámico

Libros de editoriales cordobesas en Librería Luque ABC

Félix Ruiz Cardador

No deja de ser aún hoy una aventura con aroma romántico editar libros desde Córdoba , una ciudad que no ha contado con tradición recordable en ese campo más allá de pequeñas y honrosas aventuras. Urbes como Madrid y especialmente Barcelona son las que han ocupado el centro del eje durante décadas y las que aún hoy albergan los grandes centros editoriales del país. Razones muy diversas han provocado sin embargo que la capital catalana reduzca su protagonismo y que entre los grandes grupos editores haya surgido una amplia constelación de sellos muy cuidados.

Es en ese contexto en el que trabajan editoriales cordobeses como el Grupo Almuzara , creado hace ya casi 20 años por el escritor y exministro Manuel Pimentel, la elegante editorial Cántico que promueve Raúl Alonso, Bandaáparte Editores o El Refugio de Ryhope de los hermanos Antonio de Egipto y Marga Suárez o Utopía Libros . A esas propuestas empresariales se une también La Bella Varsovia , una editorial de origen cordobés creada hace 17 años por las escritoras Elena Medel y Alejandra Vanessa y que esta misma semana se sabía que pasará a integrarse en la editorial Anagrama , uno de los grupos editoriales más presgiosos de España. Según ha explicado Medel, la idea es que su colección « mantenga el espíritu y su atención a las nuevas voces y a las escritoras ». Este sonado movimiento en la industria editorial viene a refrendar el largo éxito de La Bella Varsovia.

Elena Medel Maya Balanya

Radicado en Córdoba, y sin intención alguna de marcharse, se mantiene por su parte el Grupo Almuzara, aunque hace poco también se haya expandido con una nueva delegación en Madrid. Según explica su editor, Javier Ortega , «debido el crecimiento, esta sede de Madrid nos facilita los contactos con los autores y la promoción, pero para nada significa que nos alejemos de Córdoba». También explica que el auge que vivió el sector tras el cierre del estado de alarma aún se mantiene y confía en que se extienda en el tiempo. No se muestra Ortega seguro sin embargo de que exista la descentralización editorial que se dice, sino que al final, según él lo entiende, «lo de Córdoba es una rara avis, una excepción que confirma la regla».

El editor añade que hasta hace poco « Almuzara no era conocida en Córdoba », pero los cordobeses «empiezan a ser conscientes y a sentirse ogulllosos y es muy importante porque cualquier empresa que se precie tiene que estar atenta a la comunidad en la que realiza su labor y a sus demandas y necesidades». Ortega, que se muestra satisfecho de alianzas establecidas con entidades cordobesas como la Fundación Antonio Gala, recuerda que Almuzara «tiene una vocación cosmopolita de luchar contra el centralismo, pero para hacer eso necesitamos el reconocimiento de nuesra tierra, por paradójico que pueda parecer».

Javier Ortega Roldán Serrano

Almuzara ofrece hoy un amplio abánico de líneas editoriales , con especial impacto en géneros como la novela o el ensayo . Su catálogo incluye igualmente autores cordobeses que desde esta plataforma editorial han ampliado su impacto nacional hasta convertirse en auténticos fenómenos editoriales. Como explica Ortega, es el caso del ensayista y profesor Fernando Alberca , del historiador y novelista Alberto Monterroso o del poeta y narrador Alejandro López Andrada , del que el sello editorial ha recuperado con gran éxito textos suyos imprescindibles como ‘La trilogía rural0, libros pioneros en en el análisis literario de lo que hoy se conoce como la España vacía o vaciada.

Javier Ortega concluye señalanado que el lema «Córdoba, ciudad de los libros», que Almuzara ha utilizado en diferentes campañas, «se está haciendo realidad y debería ser un mantra frente a tópicos trasnochados que no tienen en cuenta que la cultura en Córdoba se vive de una forma muy cotidiana». « No creo que debamos flagerlarnos », explica el editor, que subraya la buena relación que existe entre los editores radicados en Córdoba, quizá porque «una profesión tan sufrida genera solidaridad».

Raúl Alomso Valerio Merino

Ese extremo lo reconoce también el escritor y editor Raúl Alonso , promotor de la editorial Cántico, especializada en poesía y que poco a poco se ha ido consolidando como uno de los proyectos editoriales más cuidados de España. «Cántico es una editorial literaria en el más propio sentido del término y su nombre hace referencia al ‘Cántico espiritual’ de San Juan de la Cruz y al Grupo Cántico de Córdoba , por lo que expresa el amor a la tradición pero sin olvidar la atención a las nuevas corrientes», explica Alonso. Su labor se centra en la poesía, pero también impulsa ediciones de narrativa y de ensayo con colecciones dedicadas a temas específicos como la mística cristiana o el orientalismo.

Por estar radicados en Córdoba, Alonso reconoce «que somos una editorial algo solitaria» pero que no pierde su vocación nacional e internacional gracias a sus acuerdos de distribución , un aspecto que siempre han cuidado. Alonso recuerda que Córdoba ha tenido diferentes aventuras editoriales y destaca el trabajo que realizaron en el pasado sellos como El Almendro y que hoy realizan editoriales como Bandaáparte, Utopía o el grupo Almuzara, al que considera un modelo. Lamenta sin embargo que no exista «una estructura en la que podamos asociarnos y consolidar nuestra proyección».

La labor de Cántico, al igual que ocurre con Almuzara, Bandaáparte o La Bella Varsovia, ha sido fundamental para la publicación en condiciones óptimas de escritores cordobeses y también para recuperar inéditos de autor del Grupo Cántico como Juan Bernier, Ricardo Molina, Ginés Liébana o Julio Aumente . «En torno al 50% de nuestro catálogo es de escritores cordobeses», explica Alonso, que ha publicado a autores de la tierra como Eduardo Chivite, Juanjo Fernández Palomo, Pablo Limbo, Ángel de la Torre, Daniel García Florindo o el filósofo Ramón Román . Lo mismo ocurre con Bandaáparte, que en su catálogo tiene a cordobeses como A ndrés G. Leyva, Marta Jiménez o Antonio J. Moreno , o con Utopía, que ha publicado a poetas cordobeses como Antonio Luis Ginés o Federico Abad .

Nunca tuvieron tan fácil publicar los autores cordobeses en buenas condiciones como ahora, pues el que más y el que menos tiene contacto directo con los editores y también se producen encargos directos de los sellos a periodistas y escritores sobre temas que les resultan de interés. Se puede decir por ello que, aunque el centro de la industria editorial siga estando en las grandes capitales de España, Córdoba sí que comienza a contar y es un foco creciente de interés, algo que a menudo no se valora lo suficiente . Un indicio indudable de vigor cultural pues ninguna tecnología ha logrado sustituir al libro como principal herramienta de la transmisión de conocimientos.

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