Pasar el rato

Debilidad

El enemigo natural de la derecha española es la derecha española y sus políticos con complejo de inferioridad

Manifestación ante la sede del PP de simpatizantes de Ayuso para exigir la dimisión de Casado ABC
José Javier Amorós

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No escribir hoy del PP sería una falta de respeto por el fracaso como obra de arte. Y sin embargo, no escribiremos hoy del PP. Me limitaré a dar vueltas a su alrededor de camposanto. Aquí yace lo que pudo haber sido. El enemigo natural de la derecha española es la derecha española, que ha dado gente bien preparada , pero llena de complejos de inferioridad política . Desde 1978, España ha ganado en convivencia y ha perdido en educación. Ahora somos un pueblo poco exigente, fácil de conformar, sin grandes aspiraciones del espíritu, ligero de equipaje moral.

Y de nosotros ha salido una clase política poco exigente , fácil de conformar, sin grandes aspiraciones del espíritu y ligera de equipaje moral. Pedro Sánchez es hoy el más característico de los hijos póstumos del nuevo pueblo español. No necesita que el PP se hunda para seguir instalado en la gloria. España lo vota. Pese a que votarlo significa manifestar conformidad con la actualización de la ETA y del golpe de Estado catalán , con la ideología leninista, y aceptar la superioridad racial de ridículos biotipos como Urkullu y Ortúzar .

El problema de España, me parece, no es el fracaso del PP. El problema viene de lo que los sucesivos gobiernos de izquierdas y de derechas han dejado de España, lo que queda de España, que no tiene remedio. Entrando ahora en el tanatorio, Isabel Díaz Ayuso no es Margaret Thatcher . Pero si la comparamos con Pablo Casado, se convierte en la síntesis potenciada de la Thatcher, Churchill, Adenauer y De Gaulle , con los abdominales de José María Aznar , un frontón en el que rebotan las navajas como si fueran alfileres. Es una cuestión de perspectiva y de saberse conformar.

En las exequias de gente muy principal, se considera de buen gusto que los afectados de mayor relieve digan unas palabritas. En nuestra Andalucía han cumplido con el protocolo el presidente de la Junta y el alcalde de Córdoba , despreciando la idea de Alfred de Vigny : «Sólo el silencio es grande; todo lo demás es debilidad». El jefe Moreno Bonilla ha recomendado unidad, que es la aspirina de la inteligencia política. La unidad nunca estorba, y la piden todos los separados: ERC, PNV, Bildu , y por ahí seguido. El voluntarioso José María Bellido ha preferido ampliar un poco la oferta doctrinal, añadiendo sugerencias médicas y de ingeniería militar:

«Curar donde haya heridas y tender puentes donde haya fracturas». ¿Quién puede poner objeciones a un corazón que sangra así por el presente de su partido? Si se analiza con algún detenimiento, la propuesta del alcalde de Córdoba podría tener efectos políticos inmediatos. Para intervenir a los traumatizados conviene anestesiarlos previamente. Y ese sería un tiempo grandioso de silencio. Al que habría que añadir el derivado de la espontánea tendencia al recogimiento que impone el posoperatorio. No es floja, no, la invención. Una idea así podría proponerse a la OTAN para el conflicto ucraniano . Como sucede siempre en política, quien va a salir más perjudicado de la crisis del PP es el lenguaje. Aunque mucho menos que de los Consejos de Ministros de Pedro Sánchez.

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