La sirena de Copenhague
La sirena de Copenhague - ABC

Sospechas de prostitución de menores en un centro de refugiados danés

Los adolescentes salen del establecimiento y regresan con ropa de marca al cabo de unas horas

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El personal de un centro para refugiados menores de edad en Dinamarca sospecha que algunos de los jóvenes podrían ser víctimas de redes de prostitución, según declaró al diario Berlingske Jannich Bisp, director del establecimiento Sandholm situado a una treintena de kilómetros al norte de Copenhague.

La prensa sueca también se hizo eco esta semana de que en el albergue Aleris en la ciudad de Malmoe hay jóvenes que desaparecen después de una llamada de teléfono y regresan con dinero y ropa nueva.«Nos preocupa de dónde sacan los chicos el dinero. Hay ocasiones en las que los adolescentes reciben una llamada de teléfono, salen durante unas horas y vuelven con ropa de marca», explicó Bishop.

Los empleados de este albergue habrían detectado comportamientos sospechosos en algunos niños e, incluso, ha habido casos en los que algunos adolescentes han denunciado ser víctimas de abusos sexuales que, al parecer, están organizados por alguna red de prostitución de Copenhague.

Sin embargo, muchos jóvenes escapan de los asilos antes de que la policía investigue. «Siempre contactamos con la policía pero muchas veces los niños se niegan a dar detalles», añadió.

Uno de los problemas principales a los que se enfrenta el personal de estos centros es la falta de confianza de los jóvenes hacia ellos. «Algunos de los chicos han sufrido malos tratos y es probable que hayan sufrido abusos a lo largo de su vida. Pasamos mucho tiempo intentando establecer un clima de confianza entre ellos y nosotros, pero, cuando al final nos cuentan sus problemas, escapan del centro y nos resulta imposible hacer un seguimiento», comentó el supervisor de Sandholm.

Caroline Madsen, directora regional de la Cruz Roja Danesa que gestiona tres albergues para menores en Dinamarca, cree que es un hecho aislado y que no se está produciendo en otros centros. «El personal está suficientemente entrenado para observar comportamientos extraños y trabajamos en estrecha colaboración con las autoridades y ONGs que vienen a hablar con los niños si detectamos algo preocupante».

Más disciplina

Los centros para menores refugiados son instituciones abiertas en Dinamarca y los jóvenes pueden entrar y salir cuando quieran. Sin embargo, la mayoría de los establecimientos pasa lista tres veces al día para saber quién está, Además, se pide a los chicos que indiquen dónde van y a quién van a visitar, aunque muchos rozan la mayoría de edad y son más difíciles de controlar.

Por todo ello, algunos partidos políticos consideran que se debería establecer un horario de llegada y ejercer una mayor disciplina, tanto para proteger a adolescentes que pueden caer en redes de prostitución como para evitar comportamientos delictivos de otros. Una propuesta muy debatida esta semana tras la detención de cinco muchachos que residían en un centro de menores acusados, dos de ellos, de violación y, tres, de abusos sexuales.

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