El saldo del último macrobotellón en Alicante: casi 800 botellas intervenidas y varios menores con coma etílico

Decenas de carritos de supermercado tirados al fondo del puerto en una romería cada año más popular, la de la Santa Faz 

La Policía identifica a los menores de edad en la romería alicantina de la Santa Faz FOTOS: JUAN CARLOS SOLER

JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ

El fenómeno del botellón en Alicante lleva años martirizando a los vecinos del casco antiguo, conocido como el «Barrio», por el ruido nocturno que genera, y para eludir la vigilancia policial y las multas disuasorias, los adolescentes han empezado a camuflar las bebidas alcohólicas saliendo de casa con los cubatas ya mezclados en botellas de refrescos de dos litros.

El consumo de alcohol en la calle también ha tenido su expresión más multitudinaria en la Playa de San Juan el día de la romería de la Santa Faz, esta misma semana, aunque este año el despliegue policial ha acabado con este macrobotellón tras la retirada de casi 800 botellas de alcohol.

Precisamente la concentración de miles de jóvenes el día de esta peregrinación para beber en las inmediaciones del monasterio o después en la playa ha motivado la creación de la denominada Plataforma Tolerancia Cero, primera iniciativa de padres y madres para tratar de atajar este problema. Cuentan con el respaldo.de la Diputación y del Ayuntamiento, y para concienciar a la sociedad, además del reparto de pegatinas y camisetas, han implicado también a un voluntario de Proyecto Hombre para explicar los riegos de las adicciones en menores.

Antes de llegar a esta primera batalla ganada contra el consumo de alcohol, la Policía Local lleva una década de patrullas y sanciones en el Barrio, en la zona del campo de golf -próxima a la Playa de San Juan- y en el área portuaria, donde en varias ocasiones, al dragar la dársena se han encontrado decenas de carritos de supermercado en el fondo de las aguas, la huella del botellón menos «biodegradable».

Miles de multas

Desde 2008, el Ayuntamiento cobra estas multas de 90 euros por incumplimiento de la ordenanza municipal que prohíbe el consumo de alcohol en la vía pública, y en años como 2012 ha llegado a tramitar un millar de sanciones, que deben hacer efectivas los padres de los infractores, al tratarse de menores de edad.

No obstante, el factor económico y la fuerza del consumo mantiene su influencia en la noche alicantina. En algunos pubs del Barrio, por ejemplo, abordan en la calle a los adolescentes en edades fronterizas con la mayoría de edad para que entren y beban. «La otra noche, acabábamos de entrar en un bar y empezamos a bailar, pero al poco tiempo ha venido el dueño, ha roto su vaso en el suelo y nos ha echado porque no habíamos pedido nada todavía, aunque pensábamos hacerlo», relata Bruno, que con 17 años se vio sorprendido por esa presión al consumo. En las fiestas juveniles, en general se aplica con rigor la ley y se pide el DNI antes de servir alcohol, al menos al empezar la velada, aunque a veces, conforme avanza la noche, se relaja el rigor y ya no se fiscaliza la edad desde el otro lado de la barra, según relata José.

La Policía identifica a los menores en la romería alicantina
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