El padre Jacques Hamel, en una celebración litúrgica en Saint-Étienne-du-Rouvray
El padre Jacques Hamel, en una celebración litúrgica en Saint-Étienne-du-Rouvray - ABC

Roma acelera la beatificación de Jacques Hamel, asesinado por Daesh cuando celebraba misa

Sería el primer sacerdote mártir francés desde la Guerra de la Vendée, a finales del XVIII

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Hace hoy un año, el mundo acogió con horror y sobresalto la noticia del degollamiento de un cura rural, el padre Jacques Hamel, de 85 años, mientras celebraba misa a cinco feligreses en un pueblo del noroeste de Francia. Los dos jóvenes terroristas, que obedecían órdenes de Daesh desde el «califato» sirio-iraquí, fueron poco después abatidos por la Policía. Hay varios detenidos y el proceso judicial sigue su curso. Como el eclesiástico, dirigido a honrar la memoria del padre Hamel, que desde abril ha conocido un impulso tras la petición del Papa Francisco de que se acelere la beatificación del sacerdote por su condición de «mártir por la fe».

El proceso se abrió oficialmente en abril y avanza con rapidez, por dos razones apuntadas por el padre Paul Vigouroux, encargado de conducirlo.

La primera, la edad de los testigos de los hechos: algunos tienen más de 85 años. En segundo lugar, el deseo del Papa de hacer de la figura del padre Hamel un símbolo de la persecución que sufren los más humildes, y en particular los cristianos que dan la vida, de modo anónimo, en los países donde abunda el fanatismo islamista.

Para el padre Vigouroux, el proceso de beatificación de Jacques Hamel marca también un hito en la historia nacional: sería el primer sacerdote mártir de Francia desde la Guerra de la Vendée, en plena efervescencia revolucionaria. El carácter religioso de su sacrificio está fuera de dudas para los expertos. Además de las circunstancias de su muerte, varios testigos afirman haberle oído decir a su asesino: «Apártate Satanás». Según el postulador de la causa, «el padre Hamel no se dirigió a la persona que le asesinó sino al mal que le habitaba; respondió a la violencia con el amor, como un cristiano».

Saint-Étienne-du-Rouvray, una villa de 30.000 habitantes cercana a Rouen, celebrará hoy el aniversario con diversos actos religiosos y ecuménicos. Las organizaciones musulmanas oficiales de Francia han aprovechado la efemérides para insistir en la necesidad del diálogo interreligioso. Pero no logran despejar las dudas sobre el carácter representativo de su propia existencia en el universo de los más de cinco millones de musulmanes del país, un 8 por ciento de la población. Hace un año, tras el asesinato del padre Hamel, la máxima instancia islámica, el Consejo francés del culto musulmán (CFCM), pidió desde las mezquitas que el fin de semana siguiente al crimen sus fieles franceses acudieran a las iglesias en señal de «solidaridad». Sería, dijeron, «un domingo de fraternidad». Varios centenares de musulmanes respondieron a la llamada.

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