Reducir la mortalidad cardiovascular, gran reto de la lucha contra la diabetes

Cierra sus puertas el Congreso de Lisboa, con el preocupante dato de que casi seis millones de españoles padecen la enfermedad

ABC

FRANCISCO CHACÓN

El 53º Congreso Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes cierra sus puertas en Lisboa con el reto de reducir la mortalidad cardiovascular , tal cual apuntan los nuevos fármacos.

El impacto de la enfermedad en el corazón alcanza tales dimensiones que las jornadas han puesto de manifiesto el trabajo conjunto de cardiólogos, endocrinos o médicos de atención primaria para poner en marcha nuevas estrategias de diagnóstico y tratamiento.

Tanto es así que el colapso cardiovascular representa la primera causa de muerte en las personas con diabetes, que son ya más de 400 millones en todo el mundo. Nada extraño, por tanto, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considere una pandemia .

Los datos tampoco son nada alentadores en relación a España, pues la cantidad asciende ya a casi seis millones, lo que significa un 14% de la población.

Otro porcentaje que resulta demoledor se centra en que, de este núcleo, nada menos que el 90 o 95% sufre la diabetes tipo 2, la más común.

Los expertos reunidos en la capital portuguesa han difundido investigaciones que les han permitido determinar: «Las personas con diabetes tipo 2, la más prevalente, tienen entre dos y seis veces más riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular que las personas sin diabetes. Y es que el elevado nivel de azúcar en sangre, característico de esta enfermedad, se asocia frecuentemente a tensión arterial alta, alteración de los lípidos y obesidad, lo que acaba produciendo que dos de cada tres pacientes con diabetes tipo 2 fallezcan de una enfermedad cardiovascular, en especial, cardiopatía isquémica e ictus».

Los fármacos que combaten esta extendida dolencia han vivido un elevado desarrollo en las dos últimas décadas. La consecuencia directa se centra en la reducción de la muerte por hipoglucemia grave.

Pero las causas cardiovasculares de fallecimientos continúan haciendo estragos y hasta en un 60% puede catalogarse su incidencia para que la esperanza de vida deuna persona con diabetes sea unos seis años infertior a la de otra que no sufre su impacto.

«Especial énfasis se ha puesto en que la diabetes tipo 2 es mucho más que tener un exceso de azúcar en sangre porque conlleva problemas cardiacos, renales, obesidad, etc. Sin embargo, hasta hace unos años, y pese a que había diferentes opciones de tratamiento, ningún fármaco se había asociado con una reducción en la mortalidad cardiovascular en los ensayos clínicos», dictaminan varios especialistas en la materia.

Y agregan: «Un desafío que se refleja en los ensayos multicéntricos internacionales presentados durante el Congreso, con un abanico de nuevos agentes terapéuticos enfocados a minimizar la enfermedad cardiovascular, mayoritariamente para diabetes tipo 2».

En este contexto se inscribe la intervención del madrileño Francisco Pajuelo , director médico de Novo Nordisk, compañía danesa que produce cerca del 50% de la insulina que se consume a nivel mundial. «Los nuevos tratamientos no sólo suponen una mirada más integral del paciente y su patología sino que permiten cuidar su salud general a largo plazo. Y los ensayos están permitiendo comprobar los efectos beneficiosos sobre los marcadores de riesgo cardiovascular que proporcionan distintos fármacos».

También se han realizado en el congreso de Lisboa diversos análisis con el fin de diseccionar las medicinas que se prescriben a este respecto y sus mecanismos de acción. Así, la insulina denominada «degludec» muestra una mayor eficacia que la del tipo ‘glargina’.

Y, en referencia al reto principal, los riesgos cardiovasculares parecen rebajarse a través de la utilización de empagliflozina (glucosúrico), así como de la semaglutida y la liraglutida.

Los expertos se han preguntado qué se puede hacer desde el punto de vista de la prevención. De esta forma, sus palabras desembocan en que «la diabetes es en sí misma un factor de riesgo cardiovascular».

Esta circunstancia implica que «la hiperglucemia y la insulinoresistencia propias de la diabetes tienen un efecto directo produciendo arteriosclerosis, así como alteraciones en la coagulación de la sangre y en el endotelio vascular, con las consiguientes complicaciones cardiovasculares».

Finalmente, se hacen eco de que «en las personas con diabetes tipo 2 coexisten otros factores de riesgo cardiovascular: la obesidad en un 45%, la hipertensión arterial en el 75% y en un 78% de los casos la dislipemia».

La esperanza se encarna en un hecho tan concluyente como alentador… y es la importancia de modificar los hábitos de vida para convertirlos en más saludables. ¿Cómo? Pues con una lucha sin cuartel contra los estragos del tabaco, el sedentarismo y el estrés.

Y todo sin perder de vista el reciente descubrimiento de un equipo de científicos de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), en el sentido de que una dieta baja en calorías da pie a revertir la diabetes tipo 2.

La base de esta afirmación reside en que el exceso de calorías se traduce en un exceso de grasa en el hígado, de ahí que este órgano pase a responder mal ante la insulina y produzca demasiada glucosa.

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