Instalaciones de la primera narcosala de Francia, inaugurada en el hospital Lariboisiere en París
Instalaciones de la primera narcosala de Francia, inaugurada en el hospital Lariboisiere en París - EFE

Polémica primera sala de consumo controlado de drogas

La sociedad francesa se divide entre agrias polémicas y un profundo debate

Corresponsal en París Actualizado: Guardar
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La primera sala de consumo de drogas bajo control y asistencia médica oficial continúa suscitando agrias polémicas y divisiones profundas. Marisol Touraine, ministra de Sanidad, y Anne Hidalgo, alcaldesa de París, inauguraron hace días la primera sala parisina de consumo de drogas, no solo inyectables, con asistencia médica, insistiendo en el carácter «experimental» del centro, en las inmediaciones del Hospital Lariboisière, en el barrio de la Gare du Nord (Estación del Norte).

La inauguración esperaba enterrar varios años de polémicas y enfrentamientos. Esperanza incumplida. Según los sondeos oficiales, el 53 % de los franceses se dicen contrarios a este tipo de salas, donde los drogadictos pueden consumir y/o inyectarse drogas en unas condiciones médicas controladas.

Desde hace días, unos 20 médicos, asistentes sociales, enfermeros y agentes de seguridad atienden diariamente a un centenar de drogadictos, mayores de edad, esperando facilitar la «transición» entre el consumo y el abandono del consumo de drogas, no solo inyectables.

Vista de la primera «narcosala» de Francia, inaugurada en el hospital Lariboisiere en París
Vista de la primera «narcosala» de Francia, inaugurada en el hospital Lariboisiere en París

El gobierno se ha dado un plazo de cinco años para evaluar la experiencia, que sigue suscitando tensiones de diversa índole.

La Gare du Nord (Estación del Norte), es la estación más transitada de Francia, y una de las de mayor tráfico en toda Europa. Tráfico esencialmente multicultural. En esa estación se cruzan los tráficos de cercanías y los trenes que se dirigen a Londres. El consumo de «sustancias tóxicas» y todo tipo de drogas hace años que se extendió por el barrio de esa estación. De ahí la decisión gubernamental de instalar un primer centro experimental en el Hospital Larivoisière. Los vecinos están profundamente divididos.

«Si con este centro se evitan las esquinas con agujas y jeringuillas de drogatas», algo habremos avanzado, comenta el propietario de un bar. «OK… pero ¿qué ocurre cuando los drogatas salen a la calle, tras su sesión en el hospital», responde una madre de familia, agregando: «Han instalado el centro en un lugar muy próximo a escuelas y colegios, facilitando un “espectáculo” lamentable para niños y adolescentes».

El ministerio de Sanidad dice esperar una «evolución positiva y comprensiva» del «experimento». Muchos vecinos han colgado pancartas de protesta.

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