El Papa durante su visita a la Sinagoga de Roma
El Papa durante su visita a la Sinagoga de Roma - Efe

El Papa en la Sinagoga de Roma: «Judíos y cristianos deben sentirse hermanos, unidos por el mismo Dios»

Francisco es el tercer pontífice que visita este emblemático templo para los judíos europeos.

Ciudad del Vaticano Actualizado: Guardar
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«Judíos y cristianos deben sentirse hermanos, unidos por el mismo Dios y por un rico patrimonio espiritual común» con esta frase, entre aplausos, el Papa Francisco ha querido sintetizar la relación entre ambas comunidades. Ha sido en su visita de este domingo a la Sinagoga de Roma, templo emblemático para todos los judíos europeos.

Al entrar, ha pasado varios minutos saludando a la multitud de personas que se han congregado dentro, tanto autoridades del templo, la comunidad judía y representantes del Estado de Israel, como muchos fieles que asistieron a la visita. Entre ellos, supervivientes del Holocausto con los que el San Padre ha sido especialmente cariñoso a la par que recibía un fuerte aplauso e incluso vítores de “¡Viva nuestro Papa!”.

Mientras que alguno de los discursos de los responsables de la comunidad judía de Roma ha tenido un carácter más político, otros se han centrado en subrayar lo que une a cristianos y judíos por encima de lo que les separa. Las relaciones entre ambas comunidades han experimentado un impulso notable a partir de la comisión especial que instauró Pablo VI para las Relaciones Religiosas con los judíos en 1974. Desde entonces este organismo continúa trabajando para profundizar en esta amistad que ha venido reforzada a lo largo de los años con gestos tan significativos como las visitas que los tres últimos pontífices han hecho a la comunidad judía de la Ciudad Eterna.

Amigos y hermanos

Francisco tenía pendiente desde hace más de un año esta invitación para visitar la sinagoga de Roma. En su discurso, ha repasado lo sucedido entre judíos y cristianos en los últimos 50 años, -desde la declaración Nostra Aetate-, en los que «entre nosotros ha crecido y se ha hecho más profunda la comprensión recíproca, la confianza mutua y la amistad». Como ha repetido el Papa, «de enemigos y extraños hemos pasado a ser amigos y hermanos. Los cristianos, para comprenderse a sí mismos, no pueden no hacer referencia a las raíces judías. Y la Iglesia, al profesar la salvación a través de la fe en Cristo, reconoce la irrevocabilidad de la Antigua Alianza y el amor constante y fiel de Dios por Israel». Esta frase ha arrancado los aplausos de centenares de personas que han participado en el encuentro.

También ha hecho un repaso por las situaciones de injusticia y violencia que recorren el mundo para recordar que cualquier forma de violencia es contraria a las enseñanzas de las tres grandes religiones monoteístas.

En presencia de los supervivientes italianos del Holocausto, el Santo Padre no ha querido pasar por alto la gran tragedia moderna del pueblo judío que ha calificado como «la más inhumana barbarie perpetrada en nombre de una ideología que quería sustituir a Dios por el hombre». Los supervivientes, con lágrimas en los ojos, han escuchado las conmovedoras palabras del Santo Padre que ha expresado su cercanía con quienes sufrieron la Shoah. «El pasado nos debe servir como lección para el presente y el futuro. Su sufrimiento, angustia y lágrimas no se deben olvidar jamás», ha concluido Francisco entre aplausos; hasta un total de 18 han interrumpido su discurso.

Medidas de seguridad

La visita se ha desarrollado entre fuertes medidas de seguridad. 800 agentes de policía han blindado la zona que se ha cortado al tráfico rodado. Además se han colocado detectores de metal para asegurar el ingreso al templo y un helicóptero ha sobrevolado las inmediaciones vigilando desde el aire. En los últimos días se han retirado las papeleras fijas de la zona y también se han inspeccionado las alcantarillas dado que una parte de la visita se ha desarrollado en plena. La Sinagoga de Roma es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad además de ser una de las sinagogas en pie más grandes y antiguas de Europa, ya que no fue destruida durante la II Guerra Mundial.

El 9 de octubre de 1982 es una fecha marcada en negro para esta comunidad. Ese día cinco terroristas irrumpieron en el templo en pleno shabbat mientras se celebraba el bar mitzvah de algunos adolescentes. Hicieron explotar tres granadas y dispararon a discreción. En el atentado 40 personas resultaron heridas y falleció el pequeño Stefano Gay Tache de dos años. Acompañado por la presidenta de la comunidad judía de Roma, Ruth Dureghello, Papa Francisco ha depositado flores en el monolito que recuerda la tragedia y ha saludado a los familiares del niño asesinado. También ha dejado flores en la placa que recuerda la deportación del 16 de octubre de 1943 de más de 1.000 judíos del gueto de Roma que fueron enviados a Auschwitz.

Estrechar lazos

La comunidad judía de Roma es la más antigua de Europa occidental con presencia en la Ciudad Eterna desde el siglo I antes de Cristo. Juan Pablo II, un 13 de abril de 1986, se convirtió en el primer sucesor de Pedro que visitó el templo. Fue un momento histórico que tendió unos lazos que no han hecho más que estrecharse con los que calificó como «hermanos mayores». Benedicto XVI repitió visita en 2010, precisamente un 17 de enero, jornada que la Iglesia italiana estableció para la profundización y desarrollo del diálogo entre católicos y judíos. El Papa alemán entre judíos recordó en aquella ocasión que «cristianos y judíos tienen en común gran parte de su patrimonio espiritual, rezan al mismo Señor y tienen las mismas raíces».

El Papa Francisco ha visitado este simbólico templo en el marco del 50 aniversario de la declaración conciliar Nostra Aetate que, como el mismo Francisco aseguró hace unos meses, es el «`sí¨ definitivo a las raíces judías del cristianismo y el ‘no’ irrevocable al antisemitismo». Una idea que ha querido subrayar de nuevo en esta histórica visita.

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