José Francisco Serrano Oceja

Madurez política y educativa

Por más que Íñigo Méndez de Vigo prometa que hará todo lo posible por dejar la religión fuera de la negociación pre-pacto, pocos se lo creen

José Francisco Serrano Oceja
Madrid Actualizado: Guardar
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La educación vuelve a ocupar el tiempo de los obispos. Bueno, nunca ha dejado de hacerlo desde los inicios de la democracia. Una muestra ha sido el minucioso informe que el prudente obispo de Segovia, monseñor César Franco Martínez, ha presentado esta semana a la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal. Dos temas: la asignatura de religión y la educación concertada. Por más que Íñigo Méndez de Vigo prometa que hará todo lo posible por dejar la religión fuera de la negociación pre-pacto, pocos se lo creen. Sorprendería que, en esta materia, el PP pintara una gruesa línea roja en el proceso. Si no lo han hecho en otras cuestiones antropológicas, ¿por qué en esta? ¿Acaso la religión en la escuela no tiene la misma relación con los votos que otras materias sociales? Sabedores del programa líquido de Ciudadanos y de la radicalidad de Podemos, la pelota está en el PSOE del futuro. ¿Esperan los obispos a Susana Díaz con los brazos abiertos? Otra vía, los obispos abren un diálogo múltiple con los partidos políticos.

Un camino más eficaz que la presión a través de la necesaria, pero no suficiente, mesa eclesial educativa.

El día en que dejemos de hablar del debate de la clase de religión habremos alcanzado una notable madurez política y educativa. Ángel Cordovilla, en «Religión en la escuela. ¿Privilegio, derecho, necesidad?», explica que no se trata de defender un privilegio. La religión en la escuela remite al ordenamiento jurídico en cuanto que es un derecho fundamental relacionado con el derecho a la libertad religiosa y a la educación. Pero antes se ubica en la oferta del desarrollo pleno de la persona, de su relación con el sentido y la verdad de la vida. Si no hay un cambio en la percepción social del papel de la religión en el ámbito público, difícilmente se llegará a un acuerdo. Volverá a ser una asignatura pendiente de la democracia, capaz de ralentizar el encuentro de perspectivas plurales. La religión en la escuela es la oferta de una fe que busca y ayuda a comprender. ¿Quién puede negarse a esto?

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