El huracán María amenaza Puerto Rico tras destruir Dominica

El estado libre asociado a EE.UU. afronta «la tormenta más devastadora del último siglo». El huracán recorre el Caribe con vientos de 260 km/hora y provocando mareas de dos metros de altura

Puerto Rico se prepara para la llegada de María

MANUEL ERICE

María , el huracán que hace pocos días todavía era visto por los meteorólogos como una posibilidad incierta, se ha transformado en una desoladora realidad que sigue los pasos asesinos de Irma. Después de ser elevado en apenas un día de la categoría 2 a la 5, la máxima en nivel potencialmente destructor, el ciclón arrasó literalmente la isla de Dominica entre la noche del lunes y la madrugada del martes. Su primer ministro, Roosevelt Skerry , tras contar en Facebook cómo el huracán había arrancado el techo de su casa, no podía ser más claro y conciso: «Está destruido todo lo que puede comprarse con dinero». Después de tocar tierra nuevo, esta vez en Guadalupe, la isla de Puerto Rico esperaba anoche el impacto de María, que, para su gobernador, Roberto Rosselló, va a ser «la tormenta más devastadora en un siglo».

Los avisos del Centro Nacional de Huracanes estadounidense, con sede en Miami, no se limitaban este martes a la isla portorriqueña. Culebra, Vieques y las Islas Vírgenes británicas y estadounidenses recibieron ayer la confirmación de la inquietante visita de María, que se moverá al menos durante estos días entre las categorías 4 y 5. Con vientos de 260 kilómetros por hora, con la capacidad de elevar las mareas hasta en dos metros y con la descarga de lluvias que dejarán hasta medio metro de altura, el sucesor de Irma tiene previsto alcanzar también Haití y la República Dominicana, previsiblemente el jueves, para a continuación subir el viernes hasta las Bahamas dejando Cuba al oeste.

«Va a golpear de cualquier forma y en cualquier lugar»

En Puerto Rico, todos los avisos parecen ser pocos . Después de que el huracán Irma dejase sin luz durante varios días gran parte de la isla, con unos daños menores que los anunciados, su gobernador lanzaba advertencias reiteradas de no hacer de menos al nuevo fenómeno. «Va a golpear de cualquier forma y en cualquier lugar», alertaba Rosselló, para minimizar cualquier tipo de confianza en la población, a la que pidió su evacuación inmediata. Para hacer frente al temible ciclón, se han habilitado hasta quinientos refugios, capaces de albergar a un mínimo de 68.000 personas, que podrían elevarse a un máximo de 133.000, si se llega al grado de máxima urgencia. La elevada deuda que arrastra Puerto Rico, de 130.000 millones de dólares, no ha impedido la contratación de 1.800 empleados jóvenes, que atenderán las primeras necesidades que origine el huracán. El gobernador, que auguró «grandes daños en la infraestructura de la isla», informó también de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, máxima autoridad del estado libre asociado a los Estados Unidos, había firmado ayer mismo la declaración de estado de emergencia.

En la isla de Dominica, la ironía destructora de María quiso que su primer ministro tuviera que ser rescatado. Tras describir en las redes sociales su propia fatalidad, Skerry constató después que el huracán ha afectado, con efectos más o menos devastadores, a los 72.000 habitantes de este pequeño territorio de las Antillas, independiente y adscrito a la Commonwealth.

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