¿Excesiva injerencia o necesidad?: autonomías y ayuntamientos le declaran la guerra al sexismo

La imagen de la mujer entra en el debate político: se vetan canciones y artistas o se regula la indumentaria de socorristas

El cantante colombiano Maluma en el vídeo de la canción «Cuatro Babys» Captura de YouTube
J. G. Stegmann

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«Ven prueba de mi boca para ver cómo te sabe, quiero ver cuánto amor a ti te cabe, yo no tengo prisa, yo me quiero dar el viaje, empecemos lento, después salvaje»; «Estoy enamorado de cuatro babies. Siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les digo. ninguna me pone pero ». Por letras como estas, que pueden denigrar la imagen de la mujer, algunas de las canciones con más éxito se están quedando fuera del ritmo de las fiestas del verano. Los Gobiernos locales y regionales están poniendo la lupa en comportamientos sexistas y con ello han abierto un nuevo debate: ¿Es un exceso de injerencia política? O, por el contrario, ¿se deben anular todas las acciones que puedan ser consideradas gérmenes de violencia de género?

«Mi cuerpo es mío», «Antipatriarca», «Ni encerradas ni con miedos», son algunas de las canciones de una lista de 200 recomendadas por el Instituto Vasco de la Mujer, Emakunde para «prevenir las agresiones sexistas en contextos de ocio y fiestas», indican en su página web. El cabildo de Tenerife, por su parte, decidió retirar su ayuda a un concierto del cantante colombiano Maluma por «denigrar» a la mujer con sus letras. En Gijón, el Ayuntamiento ha sido protagonista de la última polémica al recomendar a las socorristas que usaran pantalón para evitar la lluvia de comentarios sexistas que generaron sus imágenes de espaldas y en bañador. También se tomaron medidas en Viladecans, Barcelona. Su alcalde, Carles Ru iz reconoció sentirse incómodo ante la posible llegada de la cadena estadounidense de restaurantes Hooters , criticada por el perfil exigido a sus camareras: mini shorts, camisetas ajustadas y escotes exagerados.

La presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género, Ángeles Carmona , no considera estas acciones una injerencia política. «Los poderes públicos tienen la obligación de fomentar todo aquello relacionado con la igualdad de género y, sobre todo, con la no discriminación y la no utilización del cuerpo de la mujer como si fuera una cosa. Todos los recursos que utilicen para evitarlo tendrán siempre un efecto favorable en la sociedad», apunta. En la misma línea opina la jurista Ana María Pérez del Campo : «Bajo ningún concepto se puede consentir, ni tolerar que haya canciones que difundan mensajes machistas y deben tomar nota los gobernantes en primer lugar y los partidos políticos, después. Las organizaciones de mujeres ya estamos actuando, porque mientras otros están de vacaciones, nosotras estamos aquí trabajando y denunciando», señaló a Efe.

Efecto adverso

Para Jorge Flores , presidente de Pantallas Amigas , organización consultada por los legisladores para la elaboración del pacto de Estado contra la violencia de género, las decisiones tomadas por los políticos, como la lista de canciones antimachista «tienen un efecto positivo, porque ponen sobre la mesa la cuestión y despiertan el debate. Sin embargo, con una sociedad que no está preparada para entender esas medidas se puede generar un efecto adverso por rechazo, lo cual no beneficiaría a la causa de la igualdad aún cuando el saldo final de la acción pueda ser positivo. No es fácil encontrar la medida justa. Habrá quien diga que la presunción de culpabilidad se ha extendido en exceso, y habrá quien diga, generalmente quienes están más cerca de esa lacra, que la violencia machista es una cuestión que requiere todos los medios y medidas. Hay una barrera muy sensible que puede llevar a la confrontación. Por ello, a la adopción de medidas firmes y necesarias, se debe sumar la sensibilización, la educación y la formación».

Carmona también defiende la necesidad de poner el énfasis en la educación: « Hay que transmitir un mensaje claro, sobre todo a niños y jóvenes . La formación en igualdad es responsabilidad de los centros educativos, pero también corresponde a las familias y a los medios».

«No todo es violencia»

Por su parte, la psicóloga especialista en violencia de género , Miriam Glez-Pablo , matiza que «una canción de reguetón como Despacito no puede interpretarse como una forma de violencia de género. Es cierto que ese tipo de música otorga a la mujer un papel sumiso y al hombre otro de poder, y por eso es importante educar en valores. Pero no todo es violencia, y no por escuchar determinada mú sica aumentarán las víctimas. Un hombre es maltratador por múltiples factores, hay un contexto social detrás, no se debe a una canción. Lo de la "playlist" me parece extremista , como lo de los semáforos igualitarios. Pueden llegar a generar conciencia pero no van a provocar un cambio sustancial. Es necesario tomar medidas reales».

¿Bañadores indecentes?

Otra cuestión aparte representa, a juicio de Glez-Pablo, la indumentaria de las socorristas. «Muchas jóvenes me cuentan que se ponen pantalones para evitar que intenten intimar con ellas. Un bañador no es ropa indecente , pero como sabemos que hay una problemática lo que se tiene que hacer es proteger a la trabajadora. Una palabra malsonante hacia ellas no es violencia de género, pero sí es una agresión a la profesional y eso es muy diferente a la "playlist"». Flores añade que es importante «no menospreciar los micromachismos» pero teniendo en cuenta que la diferencia entre estos y la violencia machista, si bien están unidos, «es tan grande como obvia».

Para Mumia Braña , vicepresidenta de Mujeres Jóvenes, «hay chicos que escuchan canciones sin darse cuenta del contenido que tienen y normalizan el machismo», declaró a Efe. Por su parte, el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades considera que «algunas letras pueden constituir un refuerzo de las actitudes machistas que aún anidan en nuestra cultura».

Ante estos casos, la presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género defiende la labor de diputaciones y ayuntamientos por su esfuerzo, como el de Málaga, Torremolinos o Benalmádena, que anunciaron que comenzarán a tomar medidas para evitar los excesos cometidos en las despedidas de soltero criticadas por sus disfraces y lemas sexistas.

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