Santiago Martín

La eutanasia que viene

Se presentará como un generoso último acto de amor. Una especie de «si quieres a tus hijos y a tu país, suicídate»

Santiago Martín

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El Partido Socialista nunca ha ocultado su simpatía hacia la eutanasia . La novedad no estaría, pues, en que llevara el proyecto en su próximo programa electoral, pues ya lo llevó en el anterior. La novedad es que quiere que se apruebe ahora, aprovechando la extrema debilidad del Gobierno en el Parlamento. Y quiere, además, que la costeemos todos los españoles, pues deberá estar incluida en la Seguridad Social. Las dos condiciones que plantea para que le sea aplicado al paciente este «suicidio voluntario» encierran las mismas trampas que aquellas que se incluyeron en la tramitación de la primera ley del aborto. Entonces también se empezó por aprobar una ley de mínimos, pero se ha terminado por considerarlo un derecho indiscutible.

El PSOE va a contar con el apoyo de Podemos -aunque éste no recibió su apoyo cuando presentó su ley de eutanasia- y con el de los independentistas. La única duda es saber qué harán el PNV, Coalición Canaria y Ciudadanos. Estos últimos ya presentaron una ley sobre «muerte digna» que tampoco recibió el apoyo socialista porque, según éstos, no afectaba al código penal -es decir, no despenalizaba la eutanasia- y porque se limitaba a regular las medidas paliativas para evitar el dolor. Ahora los «naranjas» tendrán que retratarse y eso, en vísperas electorales, no les gusta nada.

Pero, siendo sinceros, el fondo de esta cuestión es económico. Vivimos cada vez más y eso sale carísimo al erario público. Un anciano gasta mucho en atención médica y además cobra su pensión. Un anciano no produce, sino que, supuestamente, da molestias a la familia. Un anciano es visto hoy como un inútil que vivió demasiado y que lo mejor para todos es que desaparezca cuanto antes. Hacerle sentir eso y luego presionarle para que firme un documento que autoriza su muerte , va a ser sencillísimo. Se presentará, incluso, como un generoso último acto de amor a la familia y a la patria. Una especie de «si quieres a tus hijos y a tu país, suicídate».

Este no es el camino de los católicos. El Papa Francisco insiste en el enorme valor que tienen los ancianos y los enfermos. El problema no está en ellos, sino en nosotros. En que no sabemos apreciar su sabiduría ni valorar el sufrimiento.

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