De izquierda a derecha los investigadores Erika Barba, Susanna Carmona y Òscar Vilarroya
De izquierda a derecha los investigadores Erika Barba, Susanna Carmona y Òscar Vilarroya - UAB

El embarazo modela el cerebro de las madres para facilitar su conexión con el bebé

Los cambios en la estructura cerebral reducen la materia gris de la madre pero no suponen ninguna pérdida cognitiva y perduran hasta dos años después del parto

BARCELONA Actualizado: Guardar
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El embarazo no solo transforma el cuerpo de la mujer sino que también modela la estructura de su cerebro para ayudarle a afrontar mejor la maternidad. Una investigación liderada por científicos de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) demuestra, por primera vez, que la morfología del cerebro se transforma durante los nueve meses de gestación yque estos cambios se mantienen, al menos, hasta dos años después del parto.

La investigación, que publica la revista Nature Neuroscience, constata que en las mujeres que han vivido su primer embarazo se reduce el volumen de materia gris en las regiones implicadas en las relaciones sociales, parte de las cuales se activan cuando la mujer observa la imagen de su hijo.

«Probablemente estos cambios corresponden a una especialización del cerebro para afrontar los retos que conlleva la maternidad», precisa Òscar Vilarroya, investigador de la UAB y el IMIM y director del grupo que ha llevado a cabo el estudio. Esa reducción de la materia gris no supone, sin embargo, según subrayan los autores del estudio, «ninguna pérdida de capacidad cognitiva, sino todo lo contrario». Este resultado contradice otros anteriores como el realizado por el Imperial College de Londres en 2014 que apunta que «el cerebro se encoge durante la gestación y pierde capacidad».

Relaciones sociales

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores han analizado las resonancias magnéticas realizadas a 25 mujeres antes y después del embarazo, las parejas de 19 de ellas, y a un grupo control de 20 mujeres que nunca han estado embarazadas, así como a las parejas de 17 de éstas. Los resultados de la investigación demuestran que se produce una «reducción simétrica en el volumen de la sustancia gris en la línea media cortical anterior y posterior, así como en secciones específicas de la corteza prefrontal y temporal de estas mujeres». «Son áreas que forman parte de un mapa que coincide, en gran medida, con una red que los neurocientíficos asocian con los procesos implicados en las relaciones sociales, es decir, con la empatía que desarrolla una madre con su bebé», precisa a ABC Susanna Carmona, una de las científicas de la UAB que lidera la investigación. Matiza, no obstante, que esa pérdida de materia gris no supone ningún cambio en la memoria ni en otras capacidades intelectuales de las mujeres estudiadas. «Ha habido mucha controversia en este sentido. Aunque nuestra investigación es la única hasta el momento que analiza de forma pormenorizada las transformaciones que se producen en el cerebro de las madres antes y después del parto. Hay muchos estudios basados en modelos animales y otros que no hacen seguimiento tras el parto», asegura Carmona.

En este sentido, la experta aclara que la investigación, en la que ha colaborado el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), se ha desarrollado en dos fases paralelas. En una primera se analizaron, comparando las resonancias, los cambios en la estructura del cerebro de las embarazadas. «Viendo las resonancias y los cambios en la estructura cerebral pudimos saber cuáles eran gestantes y cuáles no e incluso prever el grado de vínculo que tendrán con sus hijos tras el parto», afirma la investigadora.

En el marco de la investigación se realizó también un estudio funcional que permitió ver cómo cambia el cerebro de las mujeres que han sido madres al ver al foto de su hijo. «Los cambios que se producían en la estructura cerebral son los mismos que había durante el embarazo», asegura Susanna Carmona.

Por otro lado, para comprobar si estas variaciones en el cerebro perduran, los investigadores realizaron al cabo de dos años nuevas resonancias magnéticas a algunas de las madres que participaron en el proyecto y vieron que seguían las modificaciones en la estructura cerebral. El estudio ha teniendo en cuenta tanto las variaciones en mujeres que se han quedado embarazadas de forma natural y en las que se han sometido a tratamientos de fertilidad, y los cambios en la materia gris son prácticamente los mismos en los dos grupos.

Detectar mejor las amenazas

«Los resultados de esta investigación pionera apuntan a que esta plasticidad cerebral inherente al embarazo tiene un fin evolutivo destinado a que la madre responda eficientemente ante las necesidades de su bebé», indica Erika Barba-Müller, primera autora del artículo junto a Elseline Hoekzema. «El cerebro se reestructura con fines adaptativos, para aumentar la sensibilidad de la madre para detectar, por ejemplo, rostros amenazantes o para poder reconocer más fácilmente el estado emocional de su pequeño», concluyen las investigadoras.

Como los adolescentes

Susanna Carmona compara los cambios morfológicos en la estructura cerebral durante el embarazo a los que se producen en el cerebro de los adolescentes. «Es un proceso similar a la poda sináptica que se produce durante la etapa de la adolescencia, en la que se eliminan las sinapsis más débiles para favorecer un procesamiento mental más maduro y eficiente», señala en declaraciones a este diario la investigadora. «Se trata de focalizar las capacidades en las áreas más necesarias», concluye la experta.

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