El cigarrillo que viene no se quema...pero tampoco «engaña» a los profesionales sanitarios

El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo carga contra el «IQOS», el cigarrillo de Philip Morris que no se quema y pone en duda que sea menos nocivo que el convencional

J. G. Stegmann

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Se llama «IQOS» y le promete al fumador una experiencia similar a la del cigarrillo convencional. Pero, al mismo tiempo, se vende como una opción para dejar de fumar. Es el «niño bonito» de la tabacalera Philip Morris que, ya sea por presión social, de los gobiernos, de organizaciones en defensa de hábitos saludables o por propia convicción han decidido ofrecer un cigarrillo que se caliente, no se quema, evitando así la ceniza, el olor y, lo más importante , la combustión .

Philip Morris recalca esto para explicar, citando expertos, que la nicotina «si bien es adictiva, no es la causa principal de las enfermedades relacionadas con el consumo del tabaco. Lo son más bien los componentes nocivos presentes en el humo de los cigarrillos, la mayoría de los cuales se asocian a la combustión ».

Sin embargo, el intento de vender este dispositivo como una opción alternativa al cigarrillo por el hecho de que la exposición a componentes nocivos es menor se ha topado con la radical oposición del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), integrado por más de 30 sociedades científicas y asociaciones profesionales del ámbito sanitario.

En un comunicado han asegurado que «no está demostrado» que el «IQOS» sea menos nocivo que el cigarrillo convencional y que, por ende, no «engaña» a los profesionales sanitarios. El organismo no niega la idea sobre la que pivota Philip Morris: el «IQOS» presenta una menor concentración de sustancias tóxicas . Sin embargo, eso no les impide considerar el uso del IQOS como un riesgo para la salud. «De hecho, no existen evidencias sólidas que avalen la seguridad de este producto ni su eficacia como estrategia de reducción de daños».

La tabacalera, por su parte, repite como un mantra las ideas de: « expertos », « aval científico », « transparencia ». Y contra lo expresado por el CNPT, citan estudios en los que aseguran que «los fumadores que se han pasado a IQOS redujeron su exposición a 15 componentes nocivos a unos niveles próximos a los de los fumadores que habían dejado de fumar y presentaron mejoras en la medición de los indicadores de salud específicos para enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, como las pulmonares y cardiacas».

Se trata de estudio clínico realizado por el Osaki Hospital Tokyo Heart Center durante tres meses, publicado por la revista «» y que fue realizado con una muestra muy poco representativa: 160 personas.

Pero el CNPT, a su vez, responde con evidencia: el informe preliminar de la FDA (Food and Drug Administration) sobre el «IQOS», publicado el mes pasado. Este señala que no se ha podido demostrar que el aparato reduzca el daño frente al tabaco convencional. «Aunque se haya reducido la exposición de las personas fumadoras a algunos productos químicos dañinos del humo del tabaco quemado, no se produce una reducción del riesgo de generar enfermedades o la muerte. Por otra parte, la exposición continua a la nicotina no solo produce adicción, sino que además tiene efectos nocivos a nivel cardiovascular».

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