Cuando dejar de ser amigo en Facebook se convierte en acoso laboral

Dejar de ser amigo de alguien en Facebook es acoso laboral. O al menos así lo ha sido entre dos trabajadoras de una agencia inmobiliaria de Tasmania, en Australia.

Las desavenencias entre las empleadas Rachael Roberts y la administradora de ventas Lisa Bird comenzaron tras echarse mutuamente la culpa por una venta perdida. Un desencuentro que continuó cuando Lisa Bird dejó de saludar a su compañera y que se finiquitó cuando la eliminó de su lista de amigos de Facebook, como recoge el diario «Mail Online».

Decisión que la comisionada de la Junta de Trabajo Justo, Nicole Wells, dictaminó como un comportamiento «irracional» que muestra una «falta de madurez emocional».

Rachael Roberts se quejó a James Bird, el jefe de la agencia y marido de Lisa Bird.

Su protesta fue porque no era justo el reparto de trabajo y responsabilidad. En respuesta, Lisa Bird llamó a un encuentro con Roberts donde acusó a su compañera de ser una «pequeña colegiala traviesa corriendo al profesor». Roberts abandonó el encuentro llorando y afirmó que había comprobado Facebook poco después para ver si Lisa Bird había incluido algún comentario sobre el incidente.

Se encontró con que Bird la había borrado como amiga de Facebook. «La señora Bird tuvo su primera oportunidad de marcar la línea de su relación con Ms Roberts y prefirió no tener trato con ella», falló la comisionada de la Junta de Trabajo Justo, Nicole Wells. Y concluyó que fue un acto de «antipatía» durante el incidente del pasado enero que evidenció una «falta de madurez emocional, indicativa de un comportamiento irracional», propio de una «colegiala».

Depresión y medicación

Tras este suceso, Roberts cayó en depresión, sufrió ansiedad y tuvo que recibir medicación y tratamiento con un psicólogo. Sin poder volver al trabajo hasta que la disputa fuera resuelta. El tribunal demostró que el comportamiento de Bird puso en riesgo la salud y la seguridad de su compañera.

La denuncia que llegó al tribunal se estableció por intimidación de la Ley de Trabajo Justo. Como fallo, el empleador tenía que escribir un manual sobre el acoso escolar e instó a que no se repitan hechos similares, pero fue rechazado.