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CÁNCER

Identificada una molécula que podría mejorar la inmunoterapia frente a los tumores sólidos

Liberado por los linfocitos T, el interferón gamma corta el suministro de sangre a las células tumorales, que no pueden seguir creciendo y acaban muriendo

MADRID Actualizado: Guardar
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El sistema inmune es el arma más poderosa que posee cualquier organismo para luchar contra las enfermedades. Tal es así que la potenciación de este sistema inmunitario, o lo que es lo mismo, el desarrollo de inmunoterapias, se presenta como una de las alternativas a día de hoy más prometedoras para combatir el cáncer. El problema es que estas inmunoterapias, en su mayoría basadas en la potenciación de la actividad de unas células inmunes denominadas ‘linfocitos T’, son solo eficaces a la hora de hacer frente a los cánceres de la sangre –caso, por ejemplo, de las leucemias–. No así en el caso de los tumores sólidos, esto es, que afectan a un órgano. De ahí la importancia de un nuevo estudio dirigido por investigadores Centro de Medicina Molecular Max Delbrück en Berlín (Alemania), en el que identifica una molécula de señalización que podría mejorar, por fin, la eficacia de las inmunoterapias frente a los tumores sólidos.

Como explica Thomas Blankenstein, director de esta investigación publicada en la revista « Nature», «lo que queremos en conocer cómo los linfocitos T actúan exactamente sobre el tumor. Y es que destruir la infraestructura de los tumores es, probablemente, mucho más efectivo que matar a cada célula cancerígena individual».

Cortar los suministros

Los linfocitos T son las células inmunes encargadas de ‘patrullar’ el organismo en busca de ‘cuerpos extraños’, caso de los virus y las células tumorales. Y una vez lo encuentran, se encargan de coordinar la respuesta inmune para destruirlos. Sin embargo, y por lo que respecta a las enfermedades hematológicas, no parecen ser tan eficaces cuando estas células cancerígenas no flotan en la sangre y, por el contrario, se agrupan formando tumores compactos –o ‘sólidos’–. La razón es que los tumores son capaces de liberar señales de inhibición que debilitan la actividad de estos linfocitos T.

Pero, ¿los linfocitos T no hacen nada para contrarrestar las defensas del tumor? Para responder a esta pregunta, los autores analizaron cómo las moléculas de señalización liberadas por los propios linfocitos T afectan al entorno tumoral, ya sea al tejido conjuntivo que rodea al tumor o a los vasos sanguíneos con los que logra los nutrientes necesarios para crecer y expandirse por el organismo. Y lo que vieron es que los linfocitos T no solo liberan el factor de necrosis tumoral (TNF) que induce la muerte de las células tumorales, sino también una segunda molécula denominada ‘interferón gamma’ (IFN-γ) cuya actividad es prácticamente desconocida.

El TNF hace estallar los vasos sanguíneos tumorales, y el IFN-γ corta el suministro de sangre y mantiene el tumor a raya a largo plazo
Thomas Blankenstein

Como indica Thomas Kammertöns, co-autor de la investigación, «ya sabemos que el IFN-γ ataca a las células cancerígenas a través del microambiente tumoral. Pero lo que queríamos ver era exactamente qué células son alcanzadas por estas señales moleculares».

El siguiente paso fue utilizar un modelo animal –ratones– genéticamente modificado para que el IFN-γ solo pudiera actuar sobre los vasos sanguíneos. Y, de acuerdo con los resultados, este interferón gamma provocó una regresión de los vasos sanguíneos formados por el tumor, por lo que, al carecer del oxígeno y los nutrientes necesarios para su crecimiento, las células tumorales no tuvieron otra opción que activar sus programas de ‘muerte programada’ –o ‘apoptosis’–. El resultado es que el tumor, lejos de aumentar de tamaño, ‘encogió’.

Finalmente, los autores utilizaron otros modelos animales igualmente modificados para que otros tejidos, pero no así los vasos sanguíneos, fueran susceptibles a la acción del interferón gamma. Y en todos estos casos, dado que la molécula no tuvo ninguna actividad sobre estos vasos, los tumores continuaron creciendo.

Como refiere Thomas Blankenstein, «el IFN-γ es una de las armas más importantes del arsenal de los linfocitos T. Cuando actúan juntos, el IFN-γ y el TNF forma un equipo muy poderoso. El TNF hace estallar los vasos sanguíneos tumorales, abriendo así el tejido, y el IFN-γ corta el suministro de sangre y mantiene el tumor a raya a largo plazo».

Más allá del cáncer

En definitiva, como destacan los propios autores, los resultados abren la puerta al desarrollo de inmunoterapias basadas en los linfocitos T mucho más eficaces a la hora de combatir los tumores sólidos. Pero aún hay más: también podrían emplearse para optimizar el tratamiento de algunos episodios cardio y cerebrovasculares.

Como concluye Thomas Kammertöns, «nuestros resultados son significativos más allá de los tratamientos frente al cáncer. Los mecanismos que utiliza el IFN-γ para eliminar los tumores sólidos recuerdan a la regresión fisiológica de los vasos sanguíneos durante el desarrollo. Y asimismo, también interrumpen la curación de las lesiones. Por tanto, el IFN-γ podría también afectar a la formación de nuevos vasos sanguíneos tras un ictus o un infarto de miocardio. Es por esto por lo que queremos saber más sobre los procesos moleculares que se encuentran tras la actividad del interferón gamma».

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