Montiel de Arnáiz

El Ministerio de Incultura

Estaba yo más pendiente de la composición del nuevo equipo de ministros de Mariano Rajoy por si la responsabilidad del Ministerio de Fomento recaía sobre Teófila Martínez, que de las carteras propiamente dichas

Montiel de Arnáiz
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Estaba yo más pendiente de la composición del nuevo equipo de ministros de Mariano Rajoy por si la responsabilidad del Ministerio de Fomento recaía sobre Teófila Martínez, que de las carteras propiamente dichas. Ya se sabe que cada Presidente del Gobierno hace de su capa un sayo e incluso algunos lo hacen de su cara, lo que provoca que haya habido sorpresas del tipo ‘Ministerio de Igualdad’ de la nunca bien ponderada Bibiana Aído. La polémica de este nombramiento ha sido que se aglutinan en un sólo mandatario, Íñigo Méndez de Vigo, las carteras de Cultura, Educación y Deportes, lo que ha sido criticado por diferentes sectores de la población al entender que debe haber un Ministerio de Cultura ‘stricto sensu’ y que esta solución del ‘3 en 1’ más que abrir las cerraduras atascadas del entendimiento lo que hace es demostrar la desconsideración que el Partido Popular tiene hacia lo cultural.

No entiendo el revuelo, salvo en lo tributario: cada vez clama más al cielo el importe del IVA cultural que no hace sino confirmar que la cultura es un bien de lujo y «el que quiera lujos, que se los pague él» parece decirnos Rajoy, que ciertamente tiene frentes abiertos mucho más peligrosos que éste en la próxima legislatura. Y digo que no lo entiendo puesto que en España la cultura se está estratificando y cada vez importa menos a los propios españoles. Según el CIS de 2015 una de cada tres personas no lee ‘nunca’ o ‘casi nunca’, y la media de lectura per cápita es de 8,6 libros al año. Luego podemos hablar de otras disciplinas como el teatro y sus raquíticos índices de asistencia, los archivos y bibliotecas, cada vez menos demandados, la prensa, volcada en lo digital por falta de compradores de papel, o la música, donde los intérpretes están optando por ‘subir’ sus discos a plataformas de visualización minimizando ganancias para buscarse las habichuelas del caché en los conciertos.

Y reflexionando sobre la tricefalia ministerial diría que lo que menos interesa a los españoles es la cultura (y la educación menos aún que el deporte) por lo que, ante la imposibilidad de crear un Ministerio del Tiempo, quizás lo mejor sea forjar el de Incultura.

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