Un Error de bulto de Navantia

El traslado de carga de trabajo de Puerto Real a Ferrol responde a un criterio empresarial de Navantia para asegurar la obra de los petroleros dentro de plazo. Se trata de una decisión estratégica que, además, responde a una necesidad por cubrir la inactividad en el astillero gallego. Sin embargo, la actuación de la compañía deja mucho que desear. Navantia aún no ha explicado los verdaderos motivos que le han llevado a adoptar esta medida, fuera del programa de obra pactado, y que ha dejado a la planta de PuertoReal al pie de los caballos. Parece que los astilleros gaditanos no son capaces de cumplir con su trabajo. La imagen, desde luego, está dañada por una situación ajena a los trabajadores y a los empresarios de la Bahía.

Detrás de esta maniobra, lícita, pero del todo reprobable, se aprecia una absoluta falta de previsión y planificación.

La compañía ha firmado un contrato para la construcción de cuatro petroleros a precios de Corea y ahora empezamos a pagar las consecuencias de este ‘low cost’. Los trabajadores cumplen fielmente con su misión y la mejor prueba de que el trabajo que sale de la Bahía es de calidad lo encontramos en la plataforma offshore de Iberdrola, que ha repetido plato con Navantia al encargar una segunda estructura. La decisión de Navantia de trasladar ahora producción a Ferrol deja una serie de damnificados en la Bahía. Su industria auxiliar se ha quedado en fuera de juego. Es, precisamente, en este capítulo donde Navantia no ha calculado los efectos colaterales a la hora de asumir un contrato de bajo coste. La empresa ha estado un año negociando con las empresas de la Bahía una subcontratación de obra a todas luces no rentable. Ahora, cuando se ha logrado subcontratar el primer barco, Navantia se lleva a Ferrol una de las secciones más importantes del segundo petrolero. Los empresarios de la Bahía exigen a la empresa que saque a subcontratación la totalidad de la obra del resto de barcos y evite la subcontratar de los barcos por trozos. Su decisión ha provocado el retraso de la obra, la indignación de la plantilla de Puerto Real y una merma en el negocio de los empresarios gaditanos.