El astillero de Cádiz, a por nuevos contratos

El astillero de Cádiz ha ganado más peso específico con la entrada de nuevo en servicio de su dique flotante. Esta plataforma ha estado dos años en fuera de juego por obras de reparación y mantenimiento. Navantia valoró en 2014 las ventajas y desventajas de abordar una reforma de calado a esta plataforma o, por el contrario, iniciar el trámite para su jubilación. Finalmente se optó por recuperar el dique y adaptarlo a las nuevas tecnologías.De esta forma, la compañía podría asumir proyectos navales de envergadura. Desde luego, la decisión ha sido acertada. La vuelta al tajo del dique flotante permite desde ahora a Navantia contar con una infraestructura de primer orden. El dique tiene 64 años, pero la obra de reforma que se le ha practicado en el astillero de PuertoReal durante 16 meses lo dejan en la casilla de salida, es decir, totalmente nuevo.

La factoría gaditana ha estado a medio gas durante el tiempo que ha pasado el dique flotante en el taller.

La actividad se ha desarrollado en el dique uno, bautizado en 1959 con el nombre de Nuestra Señora del Rosario, y en el dique cuatro. Los dos se han repartido la faena que, en 2016, fue espectacular al coincidir en el astillero gaditano la reparación de una docena de cruceros. La presencia del dique flotante abre ahora la posibilidad de nuevos contratos pero, sobre todo, sitúa al astillero de Cádiz en una posición muy competitiva, ya que puede abordar trabajos navales más complejos. La estructura se ha renovado por dentro y por fuera y ahora se encuentra automatizada e informatizada. El petrolero brasileño ‘Dan Eagle’ ha sido el primero en estrenar los servicios del dique. La estructura lleva por nombre Nuestra Señora de la Luz y es una unidad flotante de seis pontonas o secciones que cuenta con 231 metros de eslora y 42 metros de manga interior, lo que permite la reparación en su interior de grandes barcos.