Reincidentes

Ni las dos derrotas seguidas en las urnas, ni el ir descubriendo suelo en cada elección, ni el haber provocado fracturas enormes en el partido... Reincidentes, los militantes socialistas siguen apostando por Sánchez para que les saque del hoyo excavado por él mismo y que condujo a la sigla a la crisis de apoyo popular más grave de los últimos cuarenta años. Díaz ha fracasado en su salto definitivo a la política nacional; Despeñaperros se le ha hecho demasiado cuesta arriba y sus conmilitones de prácticamente toda España le han dicho que no la querían a los mandos de la nave.

Sánchez regresa por tanto a la primera línea con la promesa (inquietante amenaza, para muchos) de urdir un frente de izquierdas con los populistas de Podemos para sacar a Rajoy de La Moncloa. Lo hará desde la acera de la Carrera de San Jerónimo, extramuros del Congreso, porque a diferencia de Pablo Iglesias -su presunto aliado político en la tarea-, el nuevo líder del PSOE no es ni diputado.

El tiempo dirá cómo le va en una tarea, que debe hacer compatible con las labores de sutura en la enorme brecha abierta por él en el partido.

Los socialistas han decidido, pues, entregar el timón a quien condujo la nave a su peor deriva conocida. Y en esta tormenta, un último dato inquietante: el regocijo ayer en la extrema izquierda y en el soberanismo eran difícilmente contenibles.